La relación íntima entre dos personas no es un proyecto que surja de un día para otro. Se trata de un proceso en el que los inicios suelen verse presididos por la ilusión, la benevolencia con el otro, la idealización… en fin eso que se llama coloquialmente la “ceguera del amor”.
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Como algo vivo, la profundización en el conocimiento del otro es susceptible de cambios y, en esa evolución, lo que era romántico y entendimiento sin fisuras puede llegar a torcerse, apareciendo signos de desgaste o de falta de cuidado e interés por mantener la convivencia equilibrada y sana. Con el tiempo, lo que podemos entender como “signos de alerta” son las manifestaciones que denotan en menor o mayor medida pérdida de respeto por el otro.
Así lo explica la psiquiatra Ana Isabel Sanz. La falta de respeto es el fondo que podemos identificar en los siete signos de alerta que indican que es hora de poner límites.
Son mecanismos psicológicos que puede costarnos más identificar cuando no existe maltrato físico ni un daño verbal claro, como insultos o humillaciones, pero son igualmente dañinos:
- Manipulación.
- Chantaje emocional.
- Hacer responsable a la otra persona de que los comportamientos propios son por “culpa suya”.
- La que se podría denominar “ley del hielo” o dejar de hablar y retirada del afecto.
- Falta de apoyo cuando la pareja está enferma.
- Infravaloración de los logros y capacidades del otro, o minusvaloración de sus actos.
- La ridiculización o el uso del chiste fácil para descalificar.
Si no se reacciona a tiempo ante estas alertas, y no se aclaran los malentendidos a tiempo por miedo al conflicto, “la pareja puede derivar a comportamientos francamente inaceptables que se transformen en trato inadecuado o directamente malos tratos. Para no llegar a ese punto, es mejor no pecar de romanticismo malentendido, buenismo, falsas esperanzas de cambio… y actuar antes de que los malos hábitos de convivencia se consoliden”, advierte la doctora.
También son muy dañinos los comentarios con sarcasmo, el uso de la ironía cuando no se trata de bromas compartidas y quien la usa sabe que el otro no lo entiende, comparar a la persona con otras, caras de asco o desagrado ante acciones, olores, comidas cocinadas u otras tareas domésticas, así como ante propuestas sobre proyectos, ocio, etc. que uno de los dos haga y quiera compartir con el otro.
Alertas de intentos de control en la pareja
Si hablamos de intentos de control, podemos identificar que nuestra pareja no se está preocupando por nuestro bienestar, sino que intenta controlar de forma insana cuando nos envía muchos mensajes para saber qué hacemos o dónde estamos.
Si nos llama sin ninguna razón cuando estamos con nuestros amigos/as o familia, para saber cuándo vamos a estar disponibles. También si insiste en ofrecerse continuamente (sin necesidad) a llevarnos a los sitios o irnos a buscar cuando no se le ha pedido o incluso se le ha señalado que no es de nuestro agrado.
¿Límites o mejor separarnos?
Preguntamos a la doctora Sanz si el solo hecho de que haya que poner límites es un indicador de que conviene separarse.
“Por supuesto que existen los límites sanos”, aclara, “de hecho son fundamentales para poder tener una relación de pareja sana. La separación es el fracaso de ese proceso de negociación, bien por no haberlo iniciado, bien porque no se haya logrado que tenga los resultados que son aceptables para ambas partes”.
No esperar a estar mal para ir a terapia
En cualquier momento de la relación, y especialmente en el contexto de establecer límites, la ayuda terapéutica en pareja es buena, ya que no solemos tener una buena educación afectivo-sentimental y no sabemos, o nos cuesta mucho, construir relaciones sentimentales. Esa carencia puede corregirse con un adecuado asesoramiento profesional.
“No hay que esperar a que las cosas estén mal para ir a terapia”, advierte la doctora. “Cuando una persona no sabe poner límites, acabará teniendo problemas de autoestima y de ansiedad. No son infrecuentes los abusos de alcohol, los descontroles con la alimentación, a veces con el juego y, en situaciones más severas, la depresión”.
Pedir esa ayuda para mejorar en pareja cuando los indicios de malestar aún son leves o detectamos alguna de estas alertas, es un buen paso para evitar complicaciones que más tarde quizá se agraven y ya no podamos solucionar.