Considerada una de las localidades más bellas de las islas Azores, Ponta Delgada es la puerta de entrada al archipiélago y un destino que fascina a los amantes de la historia y de la naturaleza más salvaje. Gracias a su patrimonio cultural, sus playas y sus coloridas calles, todo el que viaja hasta este idílico rincón bañado por el océano queda prendado por su encanto.
Esta pequeña ciudad es uno de los secretos mejor guardados de los portugueses. Un enorme legado enriquece Ponta Delgada, cuyas raíces se remontan al siglo XV. Su historia y sus planes inagotables sirven de atractivo turístico para los miles de viajeros que la visitan cada año.
Pese a los miles de kilómetros que la separan de España, viajar hasta la capital de las Azores no lleva más de cuatro horas en avión. La compañía Iberia ofrece vuelos directos desde Madrid para disfrutar del maravilloso clima de la ciudad en cualquier estación del año. De enero a diciembre, la temperatura apenas varía entre los 15 ºC y los 23 ºC.
En Ponta Delgada, los veranos son cálidos y los inviernos muy suaves. Cualquier plan es posible, desde recibir el año nuevo en la ciudad hasta una escapada antes de terminar vacaciones. Visitar la capital de las Azores será un plan obligatorio después de conocer todas las actividades que ofrece.
Una ciudad llena de encanto
Ponta Delgada es una de las ciudades más pobladas de las Azores, y también el destino preferido por aquellos que viajan al archipiélago dispuestos a recorrer sus rincones envueltos por la brisa marina, sus plazas bulliciosas y sus pintorescas calles adoquinadas con piedra volcánica.
La ciudad cautiva gracias a su impresionante arquitectura, que refleja su historia colonial y renacentista. Imponentes edificios de época adornan el casco antiguo de Ponta Delgada. La iglesia de São Sebastião, construida en el siglo XVI, es un ejemplo de la arquitectura religiosa de la época, como también lo es la iglesia de São José, que data del siglo XVIII.
Aunque cualquier rincón de Ponta Delgada desprende vida y tranquilidad, la Rua dos Mercadores es la más especial. Esta calle, situada en el centro de la ciudad, es una de las más animadas de la capital, gracias a su variada oferta de comercios locales, bares y restaurantes. Asimismo, la Plaza Vasco de Gama y el Campo de São Francisco también son enclaves que no pueden quedar fuera de ninguna excursión.
También es de visita imprescindible el Forte de São Brás, una emblemática fortaleza que en el pasado sirvió de barrera contra los ataques de los piratas y que hoy sirve como base de la Marina Portuguesa.
El posado en las Portas da Cidade es una de las fotografías más típicas de los viajeros que visitan Ponta Delgada. Este conjunto de tres arcos se erigió en el siglo XVIII y es el encargado de dar la bienvenida a la ciudad. Detrás de él se encuentra el Largo da Matriz, punto neurálgico de la ciudad y un lugar fantástico para disfrutar del atardecer en cualquier terraza local.
La ruta por la ciudad de Ponta Delgada incluye visitas aptas para todos los públicos y preferencias. El museo Carlos Machado, además de contar con una de las fachadas más bellas de la localidad, alberga colecciones de objetos históricos, joyas y obras de arte que permiten sumergirse de lleno en la cultura azoriana.
Para vivir una verdadera experiencia local es imprescindible pasear por los rincones en los que se reúnen sus habitantes, como el mercado da Graça, donde se pueden encontrar todo tipo de productos locales: especias, conservas o quesos típicos de la región.
Rincones en los que dejarse llevar
Ponta Delgada no solo debe su fama a su legado cultural y arquitectónico, sino también a las joyas naturales que esconde a su alrededor. Muy cerca de la ciudad hay playas, piscinas naturales, jardines botánicos y plantaciones de piñas que enriquecen el paisaje y también la experiencia del viajero en la capital de San Miguel.
La isla en su conjunto ofrece una variedad de atracciones naturales. Desde la Lagoa do Fogo, una laguna rodeada de vegetación y montañas, hasta las exuberantes cascadas de la Ribeira dos Caldeirões, el 'islote' de Rosto de Cão y la Lagoa das Sete Cidades. Esta última se ubica en un antiguo cráter, y, además de ofrecer unas vistas espectaculares, anima al viajero a participar en actividades al aire libre, como senderismo y rutas en barco.
En cuanto a la gastronomía, Ponta Delgada ofrece una amplia variedad de platos tradicionales. Uno de los más solicitados es el cocido das furnas, un plato de carne y verduras cocinado al calor natural de las fumarolas volcánicas.
Además de esta especialidad, los productos del mar también son protagonistas, especialmente en la carta de los restaurantes que esperan en el paseo marítimo la llegada de turistas dispuestos a vivir una experiencia inolvidable en Ponta Delgada, la eterna joya capital de las islas Azores.