El mejor amigo del hombre es también con quien compartimos muchas de nuestras comidas y tentempiés. Pero como los perros no son personas, hay que advertir las particularidades de la dieta perruna: los perros no pueden comer cualquier cosa. El ejemplo más paradigmático y estudiado es el chocolate, que contiene metilxantinas, un compuesto tóxico para los perros. Existen otras sustancias potencialmente peligrosas para los sabuesos, como la sal, las uvas o los frutos secos.
La fiebre del fruto seco ha hecho que cada vez más se incorporen a nuestras dietas. Son alimentos energéticos con alto contenido en grasas insaturadas, ácidos grasos, proteínas y vitaminas liposolubles. Además, se ha demostrado que su consumo regular puede contribuir a reducir el colesterol y el riesgo de sufrir enfermedades cardiacas.
Pero, como explica Manuel Lázaro, veterinario clínico de animales de compañía y portavoz del Colegio de Veterinarios de Madrid, “en general presentan una difícil digestibilidad para nuestras mascotas y no están especialmente recomendados”. Además, determinados frutos secos “pueden complicar algunas patologías como los cálculos urinarios, en individuos predispuestos”.
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El especialista en alimentación canina advierte de los peligros de las últimas tendencias en la alimentación de las mascotas: la dieta B.A.R.F., siglas de Biologically Appropriate Raw Food (en español, Alimentos Crudos Biológicamente Apropiados). Tal como explica Lázaro, ”algunos propietarios de animales se plantean los beneficios de volver a una 'comida natural', sin procesar, con las distintas posibilidades que este enfoque ofrece”.
Existe un problema muy serio en relación con lo que se considera natural, pero Lázaro aclara que los que propugnan este tipo de alimentación, "se refieren a una dieta que solo utiliza alimentos naturales, mínimamente procesados, desechando incluso las fuentes purificadas de vitaminas y minerales”, aclara Lázaro. A pesar de que “no existe evidencia que las dietas más 'naturales' sean más saludables o resulten en una vida más larga de los perros”.
En poca cantidad
No todos los frutos secos son tóxicos para los perros, pero la mayoría son ricos en grasas, lo que puede llegar a ocasionarles obesidad y problemas en el páncreas. Además, los productos con alto contenido en sal pueden conducir a la retención de líquidos y otras complicaciones.
En cantidades moderadas y siempre que sean triturados, algunos frutos secos, como los cacahuetes, los anacardos o las nueces, pueden ser una buena recompensa para nuestras mascotas. Pero es muy importante controlar la cantidad que toman. Y la mejor herramienta para hacerlo es tener siempre en mente la llamada norma del 10%: las golosinas no deben representar más del 10% de las calorías diarias del perro.
Se desaconseja alimentar a los perros con frutos secos duros como almendras o avellanas, puesto que tendrían dificultades para masticarlos y digerirlos. Los frutos secos de gran tamaño “pueden ocasionar una obstrucción intestinal al tragarlos enteros, en función de su tamaño y del animal”, explica Lázaro.
El alimento prohibido
Pero hay un fruto seco que ha demostrado tener repercusiones desastrosas para los perros: las nueces de Macadamia. “No se deben dar nunca a los perros, ya que aunque se desconoce con exactitud la causa, sí se sabe que pueden resultar tóxicas incluso a dosis relativamente bajas”, especifica Lázaro.
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Y añade que la sintomatología de la toxicosis por nueces de Macadamia es muy grave. “Se ha visto que provocan daños nerviosos y musculares, que ocasionan debilidad, vómitos, trastornos del equilibrio, temblores, incluso con cuadros graves”, recalca.
Otros efectos del consumo de nueces de Macadamia son, según detalla Sharon M. Gwaltney-Brant, consultora en toxicología y profesora adjunta de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Illinois, en el Merck Manual de Veterinaria son depresión, ataxia o hipertermia.