Aunque existen individuos en España que todavía cuestionan los beneficios de caminar para perder peso y mantener una salud óptima, la verdad es que es totalmente alcanzable. Caminar representa una de las prácticas más saludables, especialmente adecuada para aquellos que prefieren evitar el gimnasio pero desean mantener una actividad física regular.
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Para lograrlo, resulta altamente efectiva la práctica de la caminata afgana, un concepto concebido a principios de la década de los 80 por Edouard G. Stiegler, que ha ganado gran popularidad en la actualidad.
Durante una expedición en Afganistán, este investigador quedó impresionado por la notable resistencia física de los nómadas, capaces de recorrer cientos de kilómetros sin interrupción, deteniéndose únicamente para descansar durante algunas horas.
Este descubrimiento lo llevó a investigar los secretos de esta técnica, centrándose especialmente en los ritmos de respiración. Después de probarlos en diversas travesías, pudo constatar que la respiración consciente proporciona beneficios a nivel físico, mental, nervioso y espiritual.
Las significativas ventajas de esta práctica han motivado a un número creciente de personas a adoptar la marcha afgana, que ofrece mejoras en la vitalidad, resistencia física, calidad del sueño, bienestar corporal y paz interior.
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Cómo practicar la caminata afgana
La caminata afgana, a la que también se la conoce como yoga de senderismo o senderismo meditativo, está basada en la sincronización entre los pasos y la respiración, combinando de esta forma la meditación con el acto de caminar. Se debe practicar con una proporción de respiración por paso de 3-1/3-1, de esta manera:
- Para empezar, se debe inhalar por la nariz durante los tres primeros pasos.
- Luego, se retiene el aire en los pulmones durante el cuarto paso.
- Se exhala el aire durante los siguientes tres pasos, manteniendo que los pulmones estén vacíos durante el último paso.
No obstante, hay que tener en cuenta que existen otras variaciones en función de la intensidad del ejercicio a practicar. En cualquier caso, esta técnica de senderismo permite realizar largas distancias, ayudando a perder peso y combatir el cansancio.
Los beneficios de la caminata afgana
La caminata afgana se basa en la respiración nasal, permitiendo que se mantenga un equilibrio entre oxígeno y dióxido de carbono en sangre, lo que consigue gracias a los propios pelos que tenemos en las fosas nasales, que actúan a modo de filtro ante las partículas de polvo y suciedad que provocan daños sobre los pulmones. Por este motivo, respirar por la boca aumenta el riesgo de padecer asma, una presión arterial alta o distintas enfermedades cardíacas.
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Dicho esto, conviene hablar de los diferentes beneficios que tiene la caminata afgana para la salud, no sin antes recordar que es aconsejable ponerla en práctica al menos tres veces a la semana para poder disfrutar de todas sus ventajas. Una de ellas es su capacidad para aumentar la resistencia, ya que con esta técnica se consigue aumentar el aporte de oxígeno a las células. Caminar durante más tiempo sin cansarse ayuda al mismo tiempo a que haya un mayor gasto calórico y, por tanto, favorece la pérdida de peso.
Por otro lado, al caminar a un ritmo constante, el corazón y los pulmones trabajan de una forma más eficiente y coordinada, lo que favorece una mejora de la circulación sanguínea, además de reducir el riesgo de padecer enfermedades cardíacas. Además, la caminata afgana también contribuye al fortalecimiento de los huesos, ya que con cada paso se ejercitan, evitando dolores y traumatismos en las articulaciones, así como a fortalecer los músculos de las piernas y los glúteos.
A todos estos beneficios hay que sumar que favorece la relajación y ayuda a deshacerse de malos pensamientos, por lo que también tiene ventajas a nivel mental. Esto viene dado por la concentración requerida para sincronizar la macha con la respiración. De esta manera, ayuda a combatir el estrés y el insomnio.
Una práctica adaptable a la vida cotidiana
Uno de los grandes atractivos de la caminata afgana es que es muy sencilla de incorporarla a la vida diaria, al poder practicarla en cualquier momento del día y en cualquier lugar, incluso a la hora de regresar del trabajo, al ir de compras o al realizar cualquier salida al exterior para la práctica de senderismo por la montaña o el campo.
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Es aconsejable practicar la este senderismo meditativo durante al menos 20-30 minutos al día, tres veces a la semana, ya que de esta manera será posible disfrutar de los diferentes beneficios que aporta para nuestra salud. En cualquier caso, el ritmo se adapta a cada persona en particular y es posible ajustarla en función de las características y necesidades de cada persona para poder sacarle el máximo partido.
Para finalizar, conviene recalcar que, aunque la caminata afgana comparte algunas similitudes con la marcha meditativa budista, no se deben confundir la una con la otra, ya que también presenta algunas importantes diferencias. Mientras que la marcha practicada por los budistas se realiza de una forma consciente y deliberada, caminando con lentitud y reflexionando en un área en particular, en la caminata afgana todo se centra en el movimiento y el ejercicio físico, permitiendo que existan variaciones en el terreno y la intensidad.