Mucho se ha hablado del síndrome del impostor, y también de sentirse quemado en el trabajo. Ahora, un nuevo concepto ha hecho su aparición para definir algo así como la disociación de cómo cada uno percibe su actividad laboral y cómo es en realidad.
[Claves para trabajar de forma eficaz con un compañero que no te cae nada bien]
Hablamos de la dismorfia de productividad. En realidad y hasta el momento, el término dismorfia se venía aplicando a la percepción del cuerpo, es decir, de cómo percibimos defectos en nuestro cuerpo que probablemente ni existan.
La palabra dismorfia procede del latín dis (significa que algo está mal) y morphe (forma). Así la dismorfia sería una alteración en la percepción de la forma.
Aplicado al entorno laboral, se podría decir que es una disonancia entre lo que se logra y el sentimiento de logro.
Desconexión con los logros
Esta definición la acuñó por primera vez la periodista internacional Anna Codrea-Rado que trabaja para medios como la BBC, The Guardian y The New York Times.
La dismorfia de productividad es “la desconexión entre lo que objetivamente has logrado y tus sentimientos al respecto”, asegura. Dicho de otro modo, si sufres dismorfia de productividad, aunque seas el más productivo de la oficina y alcances grandes éxitos, nunca tendrás sensación de logro.
“Alguna vez has sentido una desconexión muy grande entre lo que has logrado de manera objetivo y tus sentimientos al respecto? La dismorfia de la productividad sucede cuando en tu fuero interno sabes que los ha dado todo en un proyecto, pero tienes la sensación de frustración, de que podías haber hecho mucho más”, asegura Codrea-Rado en su Twitter.
Este trastorno puede deberse a muchas causas. Los especialistas aseguran que vivimos en un mundo competitivo, con una gran dosis de ansiedad, lo que quizás nos lleve a una sensación acentuada de fracaso.
También buscar la perfección excesiva podría ser otra causa, así como la baja autoestima.
Según Anna Codrea-Rado, la dismorfia de productividad se encuentra en la intersección entre el agotamiento, el síndrome del impostor y la ansiedad, lo que nos empuja a actuar sintiendo que nunca es suficiente.
Programar el ocio
Los expertos en psicología aseguran que esto es más común de lo que creemos. Y plantean una manera para comprobar y corroborar lo efectivos que somos en el trabajo que consiste en escribir una lista con las tareas terminadas junto a las pendientes, como una manera de reconocer el trabajo que sí haces.
Por otro lado, es necesario dedicar tiempo al ocio para desconectar, ya que es tan necesario como programar la agenda del día a día en la oficina.