Tener dudas sobre la eficacia de nuestra dieta no es una percepción anormal. Los cambios corporales, de salud o de estado de ánimo pueden tardar en aparecer, al depender de muchos factores.
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Por ende, ¿cómo asegurarse de que estamos siguiendo la dieta correcta? ¿Cuáles son poco recomendables e incluso peligrosas? Lo analizamos con tres expertas en nutrición, que también nos recuerdan que la salud siempre está por encima de la búsqueda de la delgadez.
¿Funciona mi dieta?
Leyre López-Iranzu, nutricionista de Clínica FEMM, explica: "Se pueden utilizar herramientas como la medición del peso corporal, la circunferencia de la cintura, el análisis de la composición corporal y la evaluación de la fuerza y el rendimiento físico. Es importante establecer metas realistas y seguras y diseñar un programa de dieta y ejercicio adaptado a las necesidades individuales.
También es importante prestar atención a cómo te sientes y cómo está cambiando tu cuerpo, en lugar de solo enfocarse en los números en la báscula".
Lara Garcelán, nutricionista-dietista del Hospital Universitario HM Torrelodones, afirma por su parte: "Siempre les digo a mis pacientes que la mejor manera que tenemos de ver el progreso es que ellos mismos vean un cambio de hábitos, hayan incorporado el ejercicio físico en su rutina diaria, se sientan más fuertes y con más energía y que, en el caso de que ese plan de alimentación sea orientado a una pérdida de peso, les quede la ropa más holgada.
También podemos utilizar las herramientas de bioimpedancia eléctrica, donde obtenemos valores de composición corporal que nos orientan sobre la masa muscular y la masa grasa del paciente".
La doctora Paloma Gil, especialista en endocrinología y nutrición (https://palomagil.com), afirma también que "lo ideal es poder medir la composición corporal mediante impedancia bioeléctrica, absorciometría radiográfica u otros métodos clínicos disponibles en consultas médicas especializadas.
Pero una forma útil de medir nuestros progresos en casa, es mediante la determinación con una cinta métrica del perímetro de la cintura. Se mide justo por encima de las crestas iliacas y es un buen indicador de la cantidad de grasa visceral que tenemos. Lo ideal es que en las mujeres este perímetro no pase de 82 cm, como mucho 88 cm y en los hombres de 95 cm y como mucho 102 cm".
Dietas peligrosas
Las profesionales recuerdan, aún así, la importancia de tener cuidado a la hora de decantarse por algunas dietas, especialmente peligrosas. "Las dietas más peligrosas son aquellas que promueven la pérdida de peso extrema y rápida a través de restricciones varias de alimentos o grupos de alimentos, o aquellas que promueven el consumo excesivo de un solo alimento o suplemento. Estas dietas pueden ser peligrosas para la salud y pueden provocar deficiencias nutricionales, deshidratación y otros problemas de salud", recuerda Leyre López-Iranzu.
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Lara Garcelán lo corrobora, las dietas más peligrosas son "aquellas que sean restrictivas, realizadas sin la supervisión de un profesional y fundamentadas en mitos o leyendas sobre algún alimentos concreto sin ninguna evidencia científica detrás".
¿El verano, propicio?
Los datos corroboran que el verano es la temporada que más propicia la elección de estas dietas, sobre todo entre los más jóvenes: según el último Barómetro Juvenil, llevado a cabo por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, el 18,9% de la población de entre 15 y 29 años se somete a dietas para adelgazar.
Las consecuencias que pueden derivar de este afán por conseguir "el cuerpo de verano" pueden ser dramáticas: muchos estudios relacionan la presión social y mediática a la que se ven expuestos los jóvenes diariamente con el desarrollo de problemas de salud mental como los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) o la ansiedad, según recuerdan los expertos de Northius, grupo líder de formación en España, que surge de la integración de experimentadas instituciones educativas.
Manuel Lago, experto en alimentación y deporte y miembro del equipo editorial de Centro Europeo de Másteres y Posgrados (CEMP), advierte en este sentido: "una dieta restrictiva durante un periodo corto de tiempo sólo provoca que la persona se canse rápido de comer poco y platos muy bajos en calorías, pero las consecuencias no son sólo mentales: este tipo de dietas pueden ir muy desacorde a las necesidades de muchos cuerpos, provocando desajustes hormonales, cansancio e incluso trastornos alimentarios. En definitiva, hace que lo acabe dejando por la baja adherencia".