De forma escalonada, este mes de agosto, volvemos a la rutina tras las vacaciones. Atrás quedaron los días de playa o montaña y el descanso. Por delante, la vuelta a la rutina, al trabajo, a los coles, a los madrugones y a las prisas.
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Con esta visión del futuro más próximo es normal que, según diversos estudios, aproximadamente un 30% de las personas sufran lo que se ha denominado ‘síndrome postvacacional’. Avisan los entendidos que no es una enfermedad, pero sí un estado de malestar general.
Quienes lo padecen, atraviesan un cuadro de debilidad generalizada, insomnio, somnolencia durante el día, dificultad para concentrarse, irritabilidad, e incluso se puede llegar a sentir angustia vital.
Los expertos en Psicología confirman que existen formas eficaces para minimizar los efectos de la vuelta a la rutina.
Júlia Pascual, directora del Centro de Terapia Breve Estratégica de Barcelona asegura en su página web que “es un ‘delito’ utilizar el término depresión para definir este posible fenómeno, porque es una forma de banalizar una patología que puede llegar a ser muy invalidante”. En su opinión, encuentra más adecuado referirse a estrés o melancolía vacacional.
Para la psicóloga, los síntomas comentados suelen ir acompañados de falta de motivación y tristeza. Este estado suele durar de dos a tres días, pero hay quien lo sufre hasta 21 días, hasta que la persona se vuelve a adaptar a su nueva realidad. “Cuando el malestar persiste en el tiempo puede generar trastornos de ansiedad o depresión”, asegura.
Perfil de la persona que lo sufre
Según Júlia Pascual hay cuatro tipos de personas más predispuestas a sufrir este síndrome postvacacional:
El planificador
Aquella persona que antes de empezar a trabajar ya está pensando y planificando hasta el más mínimo detalle de lo que va a hacer en el trabajo. Ejerce un control diario que también suelen hacer antes y después de las vacaciones. Y se siente mal ante cualquier cambio.
El fóbico
Aquella persona que tiene miedo a afrontar su situación laboral y para evitarla estaría siempre de vacaciones. Son sujetos que, por miedo a equivocarse, a no ser capaz de estar a la altura de las circunstancias, evita y delega las responsabilidades laborales a otros.
El controlador
Las personas que hacen rituales para propiciar que les vaya bien la jornada laboral. Algunos tipos de transtorno obsesivo compulsivo. Por ejemplo, aquellos que antes de acudir al trabajo debe mirar y controlar varias veces luces apagadas y puertas cerradas.
El profeta negativo
En este grupo estarían quienes siempre tienen pensamientos catastróficos y negativos, que les hacen sentirse angustiados, tristes, nerviosos e irritables.
La psicóloga nos invita a aceptar las emociones que nos toca vivir. Por ejemplo, dice sería bueno escribir en un papel la rabia que se siente y porqué y a continuación, destruirlo en pedazos porque te ayudará a canalizarlo.
Además, aconseja “permítete no llegar a hacerlo todo aceptando imprevistos y también cometer errores; y cada día elige por la mañana una pequeña cosa que afrontarás sintiéndote seguro de que todo va a salir bien”.
Tips para el retorno al trabajo
Estos son los consejos de los psicólogos para que la vuelta al trabajo no sea tan dura.
Planifica una vuelta progresiva a la rutina. La idea es que adaptes tus biorritmos a la nueva realidad poco a poco. Si es posible llega unos días antes a casa, antes de incorporarte al trabajo.
No hay prisa. Si durante tu estancia de vacaciones has practicado una vida sin estrés, una vida slow, continúa todo el tiempo que puedas en pausa. No cargues tu agenda de cosas durante las primeras semanas.
Practica hábitos saludables. Durante los días de vacaciones has comido bien, has hecho algo de ejercicio y has dormido bien, sigue practicando a la vuelta este tipo de vida saludable.
Focaliza tu vida en positivo. No podemos estar pensando en vacaciones durante los 11 meses del año, disfrutándolas durante uno y lamentándolo después. Piensa en el aquí y ahora, e intenta ver todo lo bueno que trae la vida, cada día.