Puede que nunca hayas escuchado hablar de ella, pero entre las niñas y adolescentes ha surgido una nueva adicción conocida como cosmeticorexia, la cual, como se puede deducir por su nombre, tiene que ver con la necesidad de comprar y usar cosméticos.
Esta adicción puede llegar a tener diferentes consecuencias físicas y mentales, que pueden ir desde problemas en la piel por el uso de determinados productos hasta problemas de autoestima o trastornos emocionales como la depresión, la ansiedad o el estrés.
La cosmetiorexia es un fenómeno impulsado por las redes sociales, en las que se proyecta una imagen de perfección que quiere ser emulado por parte de las niñas y adolescentes. Según los expertos en dermatología, psicología y adicciones, este es un gran problema para la sociedad, ya que contribuye a que se acorte la infancia al mismo tiempo que provoca que muchos de los jóvenes necesiten ayuda profesional.
Las consecuencias de la cosmeticorexia
Esta nueva adicción en la infancia que preocupa en España tiene diferentes consecuencias muy negativas para el desarrollo de las más jóvenes. A nivel físico puede provocar reacciones irritativas y lesiones de acné, que en muchas ocasiones vienen provocadas por el uso generalizado de maquillajes y cosméticos sobre pieles sanas.
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Sobre estas últimas no es necesario usar cosméticos, y una vez que alcanzada la pubertad se comienza a tener una piel más grasa, es suficiente con utilizar un gel microexfoliante que acompañe a un jabón astringente. Los expertos en la salud de la dermis coinciden a la hora de asegurar que el uso de productos de maquillaje y cosméticos son muy perjudiciales para la piel, sobre todo en el caso de las niñas con piel atópica, que pueden sufrir reacciones irritativas por su empleo.
No solo afecta a nivel físico, sino que también lo hace en el plano mental, ya que la cosmeticorexia tiene ciertas similitudes con la vigorexia, el trastorno que lleva a una gran obsesión por el estado físico. En este caso dará origen a comportamientos adictivos sobre rutinas de belleza, buscando estar al tanto de los últimos productos de cosmética, a comprar grandes cantidades de ellos o a estar constantemente buscando tutoriales.
A pesar de que aún no se ha categorizado dentro de los trastornos mentales, esta adicción por la compra y el uso de cosméticos es un gran problema, ya que las niñas, en lugar de buscar tener una piel sana, lo que buscan es una piel perfecta que les haga sentirse más bonitas, cuando a su edad tan solo necesitan de hidratación y una adecuada protección solar.
Perjudica a la madurez
Los psicólogos se muestran preocupados por la precocidad que se está experimentado por parte de muchas niñas, que acceden a determinadas conductas y patrones que son impropias de su edad, lo que acorta la infancia y perjudica a su madurez. Por culpa de ello se pierden experiencias, aprendizajes y habilidades que son sustituidas por otras que deberían aprender a posteriori en sus vidas.
De esta forma, hay menores que normalizan acciones y actitudes propias de personas adultas, siendo las redes sociales las grandes responsables al permitir el acceso a demasiada información sin filtros. Este hecho provoca que consigan tener un gran impacto en las niñas al no estar preparadas para gestionar ni elegir bien qué decisiones tomar.
El gran problema de todo ello tiene que ver con el hecho de que son prácticas que pueden llegar a provocar severos trastornos relacionados con la falta de autoestima y la necesidad de aprobación, y al mismo tiempo de un mayor miedo a sufrir el rechazo, derivando todo ello en trastornos emocionales como la depresión o la ansiedad.
La importancia de la prevención
Es preocupante el aumento del estrés emocional, la ansiedad y la depresión en niñas y adolescentes, así como el índice de suicidios o el creciente problema del acoso escolar, entre otros, haciendo que cada vez a edades más jóvenes se le da más importancia a la imagen que a los valores personales o la salud.
Ante esta situación actual se antoja imprescindible la prevención, donde juegan un papel clave los padres, que deberían supervisar todo este tipo de situaciones. Sin embargo, lejos de hacerlo, en muchos casos se mira para otro lado y acaban por normalizar una adicción por los cosméticos y el maquillaje, considerando que es algo inofensivo cuando puede ocultar un problema mucho mayor.
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De hecho, hay quienes aseguran que estas actitudes a edades tan tempranas tienen que ver con la búsqueda de la autoestima, con personas que tratan de buscar la aceptación y la aprobación dentro de un grupo a través de una piel perfecta y de lucir una imagen perfecta, aunque también hay casos en las que se trata de menores que son muy egocéntricas y que quieren acaparar todo el protagonismo allá donde se encuentren.
En algunas ocasiones todo ello tiene que ver con la información que las niñas y adolescentes reciben a través de influencers y youtubers famosas que, a través de las redes sociales y plataformas de vídeo, promocionan cosméticos a cambio de dinero, mientras que en otras la cosmeticorexia viene dada por el propio seno familiar, donde se le da mucha importancia a la imagen y otros valores superficiales, lo que provoca una mayor vulnerabilidad en la niña.
Por todo ello, es imprescindible que se prevenga tanto desde la escuela como en la propia familia este tipo de problema, de forma que se haga ver a las niñas y adolescentes que la valía personal está más relacionada con el esfuerzo que con temas estéticos, además de fomentar actividades más saludables. En caso de que sea necesario, los padres deben buscar ayuda profesional.