La lejía es, sin lugar a dudas, uno de los productos de limpieza más utilizados en los hogares, un indispensable para poder mantener en el hogar las mejores condiciones de higiene. Además, cuenta con la ventaja de ser muy versátil y poder utilizarse para prácticamente cualquier finalidad relacionada con este ámbito, en gran parte gracias a su alto poder desinfectante.
Sin embargo, existen algunos errores habituales que se cometen a la hora de utilizar este producto, en algunas ocasiones relacionados con la falta de conocimiento para poder usarlas correctamente. Esto sucede cuando se utiliza para aplicarlo sobre algunas superficies o a la hora de combinarla con otros productos como el amoniaco, lo que puede derivar en problemas para la salud.
Con unas excelentes propiedades, permite acabar con los gérmenes dentro del hogar, al mismo tiempo que tiene una gran capacidad desodorizante, neutralizando así el olor, pero también ayuda a blanquear y eliminar las manchas. No obstante, no todos sus usos son positivos, siendo peligroso mezclarlo con otros productos de limpieza porque podría ocasionar problemas respiratorios.
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Es por ello por lo que debe utilizarse con precaución, siguiendo unas indicaciones basadas en una adecuada ventilación de las estancias en las que se utilice, el uso de guantes o echar una cantidad justa para evitar que pueda estropear las superficies en las que se use. Además, cuando se vaya a utilizar, se deben mezclar unas gotas con agua fría, puesto que, si se hace con agua caliente, acabará evaporándose y no tendrá ningún efecto.
Los principales usos de la lejía
Algunos de los lugares más habituales en los que se hace uso de la lejía dentro del hogar tiene que ver con la limpieza del inodoro, ya que es uno de los lugares más expuestos a la suciedad, un elemento que habitualmente sufre con la acumulación de bacterias. Gracias a su empleo, se puede desinfectar el WC, consiguiendo así deshacerse de cualquier mancha que se forme y fomentando una adecuada higiene y salud.
También se utiliza con frecuencia para eliminar manchas de las prendas de ropa, si bien no es lo más recomendable, puesto que en vez de conseguir este objetivo, podría llegar a dañar estos textiles. En la cocina es frecuente usar la lejía para limpiar las juntas, así como para desinfectar el interior de la nevera. Sin embargo, existe una gran alternativa a este producto que todo el mundo tiene por casa.
La alternativa perfecta a la lejía
Aunque su uso está muy extendido, no siempre la lejía es la mejor opción para la limpieza del hogar, sobre todo dado que puede provocar daños en los elementos en los que se utilice o bien provocar problemas de salud. Por este motivo, es importante conocer algunas alternativas, entre las que hay algunas que todo el mundo tiene en casa y que se pueden usar para múltiples aplicaciones.
En función de la finalidad que se busque, habrá un producto u otro más apropiado, como sucede, por ejemplo, si se busca blanquear de nuevo la ropa, caso en el que lo más recomendable es sumergir la prenda blanca en una solución creada a base de vinagre blanco destilado con agua caliente, dejando el textil en el recipiente con la mezcla durante toda la noche.
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Por otro lado, se puede usar el bicarbonato de sodio, una alternativa que todo el mundo tiene en casa, que utilizándolo de la misma forma también ayudará a conseguir una prenda más blanca. Además, en este caso nos encontramos con un producto muy versátil que te ayudará a la hora de desinfectar y desengrasar.
Tampoco nos podemos olvidar del agua oxigenada, que puede ser nuestro gran aliado a la hora de limpiar la vajilla u otras superficies gracias a que cuenta con un elevado poder de desinfección. También debe tener en cuenta el limón, que posee muchas propiedades antibacterianas y que, en combinación con la sal, puede ayudar a deshacerse de las manchas que se hayan podido formar.
De igual modo, todos aquellos que prefieran utilizar un producto químico, pero que no sea tan contaminante, tienen la posibilidad de recurrir al ácido cítrico, un desinfectante natural que contribuye a eliminar las incrustaciones, y que se puede usar para limpiar de manera más que eficiente tanto mamparas como puertas. También hay que tener en cuenta que el oxígeno activo tiene un mayor poder desinfectante que la lejía y que es ideal para la limpieza de encimeras, azulejos y otras superficies.
Consejos antes de utilizar lejía y otros productos desinfectantes
Dado el caso de que haya que hacer uso de la lejía u otros productos desinfectantes, es importante hacerlo de una forma correcta y con algunas precauciones. Para empezar, se debe eliminar primero bien la suciedad con agua y jabón, o utilizando un buen limpiador, y además recurrir, siempre que sea posible, lejía de uso alimentario, que no lleva perfumes.
Se debe respetar la dosis recomendada, siendo por norma general suficiente con utilizar unas pocas gotas, o, como máximo, medio vaso de lejía por cada dos litros de agua. Al hacer la mezcla debe ser diluida en agua fría, puesto que, si se utiliza agua caliente, se evaporará el cloro y perderá su poder de desinfección.
Por último, conviene recordar que se debe abrir la ventana de la habitación durante la aplicación y al terminar para ventilar, además de tener cuidado sobre posibles salpicaduras sobre la cara, los ojos o la ropa.