Las toallas forman parte de esos accesorios del hogar que no siguen instrucciones. No sabemos bien cuando echarlas a la ropa sucia y, mucho menos, cuando es hora de deshacernos de ellas.
Tendemos a seguir lo que nos dice nuestro propio instinto, las lavamos cuando presentimos que las hemos usado mucho y las tiramos cuando creemos que tienen que pasar a una mejor vida. O simplemente las guardamos en el cajón para no verlas.
Lo cierto es que las toallas tienen 'fecha de caducidad', y a pesar de que ese juego que compramos hace décadas parece que sigue intacto, el momento de renovar está más cerca que nunca.
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Hay momentos específicos que nos obligan a renovar estos accesorios: manchas que no se van, la textura ha dejado de ser cómoda o directamente, nos han regalado unas nuevas y hay que tomar la decisión.
Las toallas son fundamentales a la hora del baño, por lo que su cuidado y mantenimiento también lo es. Conservar toallas antiguas puede llegar a ser perjudicial para nosotros, puesto que pueden acumular bacterias y grasas que se adhieran a nuestra piel si las utilizamos.
Cada cuánto tiempo hay que renovar las toallas
La vida útil de las toallas depende de varios factores, como la frecuencia de uso, el cuidado, lavado y secado a máquina y el tipo de material. Por lo general, las toallas de buena calidad pueden durar varios años si se les da un mantenimiento adecuado, como lavarlas regularmente con detergente suave o evitar el uso excesivo de suavizantes que puedan disminuir su absorbencia.
Sin embargo, si se siguen los consejos básicos de los expertos, es recomendable reemplazarlas cuando comiencen a mostrar signos de desgaste, decoloración, pérdida de suavidad o menos capacidad de absorción. Los expertos en el tejido coinciden en que la vida promedio de una toalla es de dos o tres años si se usan habitualmente.
Un ejercicio muy simple para saber si nuestras toallas deben de ser renovadas es tratar de recordar cómo funcionaban antes en comparación de cómo lo hacen ahora. Su propio tejido te dará las indicaciones de que la calidad no es la misma, y que es hora de tirarlas, o bien, reutilizarlas para otras cosas.
Señales de que hay que reemplazar una toalla
Por lo general, los indicios de que hay que reemplazar un juego de toallas o reutilizarlo para otras cosas son muy obvios, sin embargo, tendemos a ignorarlos, aunque no deberíamos hacerlo. En su tejido pueden crecer microbios que pueden transferirse en nuestra piel, por lo que es fundamental conocer cuando el producto está desgastándose.
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No absorben como antes
Cuando lavamos mucho una toalla, las fibras de tela que absorben los líquidos se van perdiendo, con lo cual, su eficacia no es la misma que al principio. A medida que sucede, lo vamos notando en su estructura e incluso grosor del tejido.
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Han perdido suavidad
Así como percibimos que las fibras están perdiéndose, también podemos notar como nuestra toalla no es igual de suave que los primeros meses. Si este caso es muy llamativo, incluso puede darse la sensación de que es incómoda cuando toca la piel.
En muchas ocasiones, la suavidad se pierde cuando el lavado o el secado es el incorrecto, por lo que hay que informarse acerca de su correcto mantenimiento. Sin embargo, si son las fibras las que están dañadas, no hay nada que hacer.
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Mal olor persistente
Estamos constantemente usando toallas, sobre todo las de mano o las que empleamos en la cocina. Esto provoca que acumulen bacterias que, con el paso del tiempo, producen olores desagradables.
En este punto, se pueden emplear medidas como no dejar que se sequen dentro del baño o lavarlas con bicarbonato de sodio. Es posible que el olor desaparezca los primeros minutos, pero si regresa poco tiempo después es mejor dejar de usarla.
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No lucen como antes
Cuando los colores se van perdiendo, están encogidas, deformes, desaliñadas, rasgadas o parte de la tela está desgastada, son señales claras de que hay que renovar y que no se puede alargar más su vida útil.
Cómo cuidar las toallas de baño
Para cuidar adecuadamente las toallas de baño y prolongar su vida útil es recomendable seguir una serie de consejos.
- Lavarlas regularmente: Después de cada 3-4 usos siempre es mejor que pasen por la lavadora, para evitar la acumulación de bacterias y malos olores. Lo mejor para hacerlo es usar agua caliente y un detergente suave.
- Evita el exceso de detergente: El exceso de detergente puede dejar residuos en las toallas y disminuir su capacidad de absorción. Utiliza la cantidad recomendada en el envase del producto.
- No uses suavizante en exceso: El suavizante puede reducir la capacidad de absorción de las toallas. Úsalo con moderación o prescinde de él por completo si prefieres toallas más absorbentes.
- Sécalas bien: Después de lavarlas, sécalas completamente al aire o en la secadora a baja temperatura. Evita el secado excesivo, ya que puede endurecer las fibras y disminuir su suavidad.
- No las guardes húmedas: Si es posible, evita guardar las toallas húmedas en un lugar cerrado. Cuélgalas para que se sequen completamente antes de guardarlas.
- Lava las toallas por separado: Para evitar que las fibras de las toallas se llenen de pelusas de otras prendas, lávalas por separado o con otras toallas de colores similares.