La sabiduría es una cualidad que va más allá del simple conocimiento; implica tantas capacidades que es muy difícil de definir. Sin embargo, las personas siempre la reconocen cuando la encuentran.
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Aunque, por lo general, se tienda a pensar que una persona inteligente es sabia al mismo tiempo, lo cierto es que la inteligencia puede ser necesaria para la sabiduría, pero definitivamente no es suficiente.
Mientras que una persona inteligente tiene habilidad para aprender, comprender y aplicar conocimientos, una persona sabia tiene la capacidad de utilizar ese conocimiento para tomar decisiones acertadas.
Son las experiencias las que completan la sabiduría, la investigación o la observación hace que las personas se esfuercen por abrir su mente y conocer nuevos horizontes, desarrollar una intuición profunda y juicio correcto.
Una persona puede nacer con la inteligencia, sin embargo, la sabiduría necesariamente debe obtenerse. Por ello, estas son cinco de las señales, según un estudio de Psychology Today, de que eres muy sabio para tu edad.
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Ganas de explorar
Las personas sabias, según la investigación, son aquellas que poseen una curiosidad innata y buscan una comprensión más extensa y profunda de las experiencias que viven.
Esto les permite analizar los problemas desde diferentes puntos de vista y les concede la capacidad de mantener la mente abierta, romper con las creencias establecidas y obtener nuevos conocimientos sobre el mundo que otros solo ven con unos ojos.
La capacidad de apertura y querer probar nuevas experiencias también permite a estos individuos a sentirse cómodos con lo desconocido e, incluso, a profundizar en esas vivencias internas más complejas o que otros podrían considerar incómodas.
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Preocupación profunda por los demás
La empatía es una de las principales características de la sabiduría. La preocupación, comprensión de otras emociones y el poder reconocer a otro como similar hace a una persona sabia.
Esta capacidad les ofrece un acceso a la información relevante sobre la situación, los sentimientos y la personalidad sobre la persona involucrada que les permite responder de manera efectiva en cualquier situación.
Cuando una persona es capaz de buscar una solución es porque, por lo general, trasciende sus intereses personales para lograr un bien común. La sabiduría les permite reflejar compasión y preocupación ética pro la humanidad en general.
Sin embargo, una empatía excesiva puede llevarnos por un camino equivocado, por lo que la sabiduría también se caracteriza por lograr un equilibrio.
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Poder regular las emociones
De la posibilidad de lograr un equilibrio nace la habilidad de regular las emociones. Estos individuos muestran una inteligencia emocional superior al poder manejar y comprender sus propias emociones, para saber frenar a tiempo o acelerar cuando sea necesario.
Comprenden las situaciones para saber qué emoción deben mostrar en ese momento. Es poco probable que se distraigan con la ira, el miedo o la aprensión, porque reconocen que no siempre son emociones necesarias.
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La capacidad de aprender de las experiencias
La introspección sobre los acontecimientos, extrayendo conclusiones, adquiriendo conocimientos valiosos o, incluso, observando su alrededor, es lo que les hace afrontar la vida de forma diferente.
Aun así, ellos también son conscientes de que no tienen un control sobre todo lo que ocurre, por lo que aceptan los cambios y adquieren una mentalidad adaptativa.
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Autorreflexión
Así como son capaces de saber que no tienen el control sobre lo que sucede, tienen la habilidad de profundizar en sus emociones, pensamientos y acciones. Pueden aprender de sus errores pasados y son conscientes de que pueden aprender más.
La autorreflexión permite a las personas ser menos egoístas y testarudos de cara a circunstancias desafiantes.