El uso diario de la olla, herramienta básica del mundo culinario, conlleva un inevitable desgaste. Aunque el control de los tiempos de cocción sea impecable, los alimentos pueden dejar rastros de comida o, incluso, propiciar ciertas quemaduras.
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Buenas noticias: no siempre requiere la compra de una nueva olla. Algunos ingredientes, baratos y fáciles de conseguir, pueden solucionarnos la vida y evitar una nueva inversión.
Con cristales de soda
Este aliado de limpieza, que puede que ya conozcas por su gran poder en vitrocerámicas y otras superficies, es un buen remedio para las ollas quemadas. Deja en remojo tu olla toda la noche con una mezcla de agua hirviendo y cristales. Solo te falta limpiar con un paño húmedo al día siguiente. Eso sí, cuidado, por su composición pueden ser irritantes.
Con vinagre blanco
Este producto 'milagro' es bien conocido por su capacidad de desodorizar, desinfectar y de forma global, limpiar. Es clave para limpiar una olla, sea cual sea su composición. Para potenciar sus efectos, vierte en el fondo dos a tres cucharadas. Calienta tu olla durante dos minutos, a fuego lento. Apágalo en cuanto el vinagre llegue a bullición y espera a que haya enfriado para frotar el fondo con una esponja. Los residuos deberían poder limpiarse mucho más fácilmente.
Con ceniza de leña
Sus propiedades no son tan conocidas y, sin embargo, puede utilizarse como fertilizante, repelente para insectos e incluso como base para un jabón. Es asimismo un gran aliado de limpieza. Echa ceniza de madera y un chorrito de agua en la olla. Simplemente te falta hervir la mezcla y enjuagar bien el plato.
Con ácido cítrico
De origen natural, el ácido cítrico es un principio activo presente de forma natural en el limón. Desincrusta y elimina el óxido del metal, además de dejar un olor agradable. Echa dos cucharadas de ácido cítrico y añade agua hirviendo. Deja reposar el ácido durante un par de minutos. Frota la olla antes de enjuagarla con abundante agua.
Con bicarbonato de sodio
Es útil por diversas razones: además de fregar, descalcificar, limpiar y dar brillo a casi todo lo que hay en la casa, el bicarbonato de sodio es además asequible. Para sacarle partido, echa bicarbonato en el fondo de la olla. Añade agua (hasta cubrirlo) y llévala a ebullición. Deja enfriarse el bicarbonato media hora y con una esponja, recoge los residuos pegados en el fondo.
Recuerda que para preservar tu olla, es fundamental no pasarte en los tiempos de cocción y asegurarte de que los alimentos que decidas cocer sean compatibles con el utensilio. Existen en la actualidad muchas alternativas como la Airfryer.