Las manchas de ciertos alimentos son especialmente resistentes. Sangre, grasa, tierra... son solo algunos de los que salen con dificultad de nuestros tejidos a diario. Entre ellos, cabe destacar el chicle que, por sus características, es recalcitrante.
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La composición de los chicles es variable, pero el componente más habitual es goma de mascar no digerible, a la que se añaden azúcares, polioles (en las formulaciones sin azúcar), colorantes o saborizantes y antioxidantes. De ahí la dificultad a la hora de extraerlo. ¿Pero cómo conseguirlo? Existen algunos trucos milagro para un resultado óptimo.
7 técnicas para despegarlo
- Con un hielo: ponte un guante de látex. Coge un hielo y aplícalo sobre el chicle. Frota hasta que se endurezca la pasta. En cuanto ya esté duro, despégalo suavemente para no dañar la tela.
- Con agua hirviendo: el otro extremo, en cuanto a temperaturas, también es una garantía de éxito. Hierve agua. Coloca la prenda en un cubo y vierte el agua hasta que quede empapada. Déjalo actuar un minuto para que el calor penetre en las fibras de la prenda. Luego retira el chicle con una espátula, raspando suavemente.
- Con la plancha: coloca un trozo de cartón o papel pergamino debajo de la prenda manchada. Seguidamente, plancha la tela sobre la mancha. El chicle, por el efecto del calor, se despegará naturalmente y se transferirá al papel.
- Con vinagre blanco: calienta el vinagre. Empapa un paño y frota suavemente el chicle.
- Con alcohol a 90 grados: impregna un paño en alcohol. Solo te falta frotar delicadamente la mancha.
- Con jabón líquido: aplica jabón sobre la zona. Con un cepillo de dientes, frota con fuerza. Intenta despegar con una espátula el chicle. Si se resiste, no dudes en añadir jabón líquido.
- En el congelador: coloca la prenda en una bolsa de congelación. Asegúrate de que la prenda no esté pegada. Cierra la bolsa y coloca en el congelador durante al menos dos horas. Saca la bolsa y coloca la prenda encima de una superficie sólida. El chicle debería ya debería poder despegarse fácilmente.
Algunos tejidos son especialmente delicados, de ahí la importancia de elegir el método más suave. Por ejemplo, para telas delicadas, es recomendable la glicerina. Solo tienes que aplicarla sobre la mancha y dejarla actuar media hora. Termina frotando y luego enjuagando con agua tibia. En tejidos sintéticos, prueba con el zumo de limón. Frota tu mancha con un paño y, de igual manera, enjuágalo.
En todo caso, para un resultado óptimo, es recomendable aplicar un quitamanchas sobre la prenda y lavarla a una temperatura adaptada a la prenda: nunca más de 30 grados para las prendas delicadas y 40 para las de algodón.