Cuando sufres depresión o ansiedad, seguramente lo último que te puede apetecer hacer es salir de casa y hacer ejercicio. Sin embargo, si encuentras la motivación, el ejercicio puede hacer que te sientas mejor. O, al menos, así lo consideran los científicos. Y es que son numerosas las investigaciones que muestran que correr, levantar pesas o jugar al baloncesto puede ser de gran ayuda.
Aunque no siempre es necesario realizar grandes esfuerzos para mejorar nuestro estado de ánimo. También nos puede servir cualquier actividad física menos intensa que haga moverte como lavar el coche o dar una vuelta por tu barrio. En definitiva, levantarse del sofá o de la cama y tomar el aire pueden ser de gran utilidad para nuestra salud mental.
El último estudio en este aspecto es uno realizado por investigadores del Hospital General de Massachusetts (MGH por sus siglas en inglés) y publicado a finales de octubre en la revista Journal of Clinical Psychiatry.
En un ensayo clínico controlado aleatorio de adultos con depresión de moderada a grave, los investigadores encontraron que aquellos que participaron en sesiones de yoga con calor experimentaron reducciones significativamente mayores en los síntomas depresivos en comparación al grupo de control.
"El yoga y las intervenciones basadas en el calor podrían cambiar el curso del tratamiento de los pacientes con depresión al proporcionar un enfoque no farmacológico con beneficios físicos adicionales", explicó en un comunicado la autora principal del estudio, Maren Nyer, directora de Estudios de Yoga en el Programa Clínico y de Investigación de la Depresión del Hospital General de Massachusetts y profesora adjunta de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de Harvard.
Un estudio prometedor
En el ensayo de ocho semanas de duración, los 80 participantes en el estudio fueron asignados aleatoriamente a dos grupos: uno recibió sesiones de 90 minutos de Bikram yoga en una sala a 40 grados centígrados y un segundo grupo que se colocó en una lista de espera. A los participantes del grupo de intervención se les prescribieron al menos dos clases de yoga a la semana, aunque en total asistieron a una media de 10,3 clases a lo largo de las ocho semanas.
Tras las ocho semanas, los investigadores descubrieron que los participantes en el grupo que asistía a las clases de Bikram yoga experimentaron una reducción significativa de los síntomas depresivos en comparación a aquellos que estuvieron en la lista de espera.
Asimismo, los investigadores observaron que los síntomas depresivos se redujeron incluso en los participantes que solo acudieron a la mitad de la ‘dosis’ de yoga prescritas inicialmente, lo que sugiere que acudir una vez a la semana a sesiones de yoga con calor podría ser beneficioso para la salud mental.
Los participantes, destacó el estudio, valoraron positivamente las sesiones de yoga con calor y no experimentaron en ninguno de los casos efectos adversos graves asociados a la intervención. Por ello, los investigadores consideran que es importante continuar investigando esta correlación para determinar las contribuciones específicas de este tipo de yoga sobre la depresión.
“Se necesitan investigaciones futuras para comparar el yoga con calor con el yoga sin calor para la depresión con el fin de explorar si el calor tiene beneficios por encima del yoga [normal] para el tratamiento de la depresión, especialmente dada la prometedora evidencia de la hipertermia de todo el cuerpo como tratamiento para el trastorno depresivo mayor”, concluyó David Mischoulon, coautor principal del estudio y director del Programa Clínico y de Investigación de la Depresión en el Hospital General de Massachusetts.