“Estamos perdiendo la capacidad de ser creativos”. Así de rotundo se muestra el psicólogo estadounidense Robert J. Sternberg cuando se le pregunta por una de las ramas de la que es experto –junto al estudio de la inteligencia y de las relaciones humanas–: la creatividad.
Él, que lleva décadas estudiando qué hace que un ser humano sea creativo o no, reconoce que la habilidad está “muriendo lentamente”. Aunque, matiza, aunque mucho puedan dudarlo, “la culpa no es de las redes sociales”.
Pero, añade, propician el caldo de cultivo perfecto para que la gente esté “demasiado dispuesta a ser obedientes y pensar de la misma manera que el resto”. Es decir, a “hacer lo mismo que hace todo el mundo”.
[¿Eres realmente inteligente? Estas son las claves del psicólogo Robert Sternberg para descubrirlo]
Lo que consiguen las redes, dice, es que la gente pueda “unirse a la turba, ya sea una multitud enfurecida que quiere atacar un lugar físico o en su formato digital, y azuzar ese pensamiento único”, insiste.
La muerte de la creatividad
El problema es evidente, pero su causa no tanto. Sternberg asegura que se trata de “una tendencia más general que es más fácil de reforzar con internet”. Porque hoy en día, dice, es “más fácil” que otros trasmitan su mensaje una y otra vez, hasta la saciedad, “hasta el punto de empezar a creértelo”.
El psicólogo tiene una certeza respecto a este lento “apagado” masivo de la creatividad: “Lo que la está matando es la sobreexposición a las noticias, a veces ciertas, a veces falsas”. Pero no solo eso: también, dice, se hace muy poco hincapié en “la necesidad de ser creativo”.
Y es que, para serlo, “hay que hacer lo contrario de lo que el resto de gente hace”. En muy en muchas ocasiones, indica, incluso “lo contrario de lo que has estado haciendo o pensabas que debías hacer”.
El ingrediente mágico para ser creativo
A fin de cuentas, la creatividad, según Sternberg, no es más que “una actitud hacia la vida”.Y es una cualidad que, aunque pueda “encajar dentro de una sociedad tecnológica” como la actual, es “complicado” que se desarrolle en todo su potencial.
Y es que el elemento clave de la creatividad “pasa por no aburrirse con lo que haces”.
O, más bien, en encontrar la cantidad justa de aburrimiento para que este te active, y no para que, como ocurre en demasiadas ocasiones, se traduzca en “cosas estúpidas, como ser un delincuente juvenil o perder el tiempo tirado delante de la televisión o navegando por internet”.
[Estos son los ingredientes del amor verdadero, según el gurú de las relaciones Robert Sternberg]
Por eso, indica Sternberg, “el ingrediente principal de la creatividad es la actitud hacia la vida que tengas”. E insiste en que se basa en “no hacer cosas porque otras personas las hagan o lo piensen”. Y lo explica: “Hay muchas probabilidades de que se equivoquen o que estén motivados por las costumbres sociales, su ideología o sus creencias”.
En definitiva, ser creativo consiste en “desafiar a la masa”. Salirse de ese ‘hombre-masa’ del que hablaba Ortega y Gasset: “Porque todo el mundo haga lo mismo, no quiere decir que tú también tengas que hacerlo si no estás convencido”, zanja el psicólogo.
Eso sí, el estadounidense recalca el mayor inconveniente de darle la bienvenida a la creatividad en tu vida: “Cuando vas en contra de la masa, te comes mucho dolor, te atacan mucho a nivel personal y profesional”. Así que para desafiar a la “turba”, es decir, para ser una persona creativa, “tienes que ser muy resiliente”.
Ser creativo, zanja Sternber, es "difícil". Y la respuesta no tienen tanto que ver con que "no hayamos nacido con genes creativos". El psicólogo se confiesa: "No tanta gente quiere apostar por la creatividad si eso significa que no te importa lo que piense y diga el resto".