En los últimos años, el sector del tatuaje ha experimentado un gran crecimiento, consolidándose como una industria en expansión. Tan solo en nuestro país, el sector cuenta con más de 3.000 estudios que realizan este tipo de prácticas y mueven una facturación superior a los 180 millones de euros.
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Esta demanda creciente, la mayor aceptación social y los avances tecnológicos han provocado que este sector haya alcanzado niveles de popularidad y reconocimiento global nunca vistos.
Eso sí, a veces los tatuajes no son para siempre y borrarlos se ha convertido también en un lucrativo negocio para muchas clínicas estéticas que utilizan las más modernas tecnologías para eliminar estas marcas en la piel.
Según datos de Lutronic PBS, la compañía fabricante especialista en dispositivos láser médico-estéticos, el 60% de las personas que se tatúan se arrepiente de ello y desean borrarlo en menos de cinco años.
Así lo corrobora la doctora Bonina, de la clínica de Medicina estética Bonina: “En los últimos años, el número de personas que acuden a borrar diseños de su piel ha crecido un 30%. De hecho, se ha convertido en una solicitud muy frecuente de mujeres de entre 35 y 50 años, que acuden al centro para eliminar tatuajes que se hicieron en su juventud, y que ya nos les representan”, explica la especialista.
Para la eliminación de tatuajes, se emplea la tecnología láser Q- Switch, con su tecnología de hiperresonador ofrece unos pulsos ultracortos, que permiten romper la unión entre la tinta, de forma que las células del organismo puedan reabsorberla y eliminarla de forma natural.
“El homogeneizador radial asegura una distribución uniforme de la energía. El número total de sesiones depende de múltiples factores: como el cuerpo de cada persona, sus macrófagos y su sistema linfático son distintos al resto. Por ejemplo, los tatuajes oscuros (negro o azul) suelen necesitar entre 5 y 10 sesiones. Entre cada una de estas debemos de un mes a mes y medio para que la tinta se termine de degradar y el cuerpo la elimine por el sistema linfático”, explica Bonina.
No todos los tattoos son fáciles de quitar
A la hora de eliminar un tatuaje, existen diferentes factores, que condicionan y pueden influir en la facilidad y el grado de eliminación del mismo.
El color y los pigmentos. Algunos colores de tinta responden mejor a los tratamientos de eliminación que otros. Los pigmentos oscuros, como el negro y el azul, suelen ser más fáciles de eliminar, mientras que los colores más claros, como el amarillo y el verde, entrañan más dificultades.
Profundidad y calidad del tatuaje. Los tatuajes profesionales, realizados con una técnica adecuada y una penetración uniforme de la tinta en la piel, son generalmente más fáciles de eliminar, que otros más caseros o intentos aficionados, que pueden tener una aplicación desigual o una profundidad irregular.
La ubicación del tatuaje. Los tatuajes en áreas con una mejor circulación sanguínea, como los brazos o las piernas, tienden a responder mejor a los tratamientos de eliminación vía láser.
“Además, si la persona es fumadora, necesitará más sesiones. Se ha demostrado que toxinas, como la nicotina, el monóxido de carbono o el cianuro de hidrógeno, aumentan el tiempo de cicatrización de las heridas. Por ello, resulta crucial considerar todos estos factores por parte de los profesionales, para ofrecer los mejores resultados, de forma rápida y segura”, concluye Javier Dominguez, vicepresidente de Lutronic PBS, fabricante del láser Hollywood Spectra.