En Hungría aún se pueden contemplar los edificios que revelan su épica historia, mientras que su cultura cuenta una mucho más tranquila de tradiciones folclóricas y relajantes spas. El país centroeuropeo ofrece diversos escenarios naturales: bajas montañas en el noroeste, una gran llanura al este, ríos y lagos de todas las dimensiones, entre los que destaca el Balatones, uno de los más grandes de Europa central, y uno de los lagos de agua dulce más grandes de Europa.
Su nombre deriva de la palabra eslava blato, que significa 'pantano', y su nombre latín laces pelso, que significa lago 'con poca profundidad'. La diversidad del paisaje va de la mano de la variedad de las costumbres regionales, y cada región del país ha desarrollado usos y tradiciones particulares. Este apego a sus propios orígenes es perceptible sobre todo en los pueblos y en las zonas más rurales, mientras que las grandes ciudades han sufrido una modernización que ha acercado a las grandes metrópolis.
Budapest, también conocida la Perla del Danubio o el París del Este, es uno de los más bellos y sorprendentes destinos turísticos de Europa, y también del mundo. El río Danubio separa a dos ciudades, que siendo una, guardan importantes diferencias: Buda, la parte histórica, épica, con edificaciones medievales y barrocas y el castillo de la ciudad; y Pest, la joven, de las oficinas, bancos, tiendas y el centro financiero. Tampoco hay que olvidarse de Obuda, parte de la ciudad donde se sitúa su origen.
Recorriendo sus calles se podrá descubrir la huella que han dejado en la ciudad las numerosas guerras que ha vivido, así como periodos difíciles como el comunismo soviético o la invasión nazi. No sólo sorprende la arquitectura de los diferentes estilos que se encuentran en sus edificios, sino también la gran cantidad de lugares históricos que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad. El Mercado de la ciudad es un excelente lugar para probar la oferta gastronómica más típica de Budapest y de Hungría, donde se pueden contemplar y comprar una gran variedad de quesos, achuras o embutidos.
Paseando por la orilla del Danubio se puede descubrir desde una perspectiva única alguno de los monumentos más destacados de Budapest, como las iglesias de Santa Ana y Matías, el Palacio Real, la Ciudadela o el Parlamento, así como sus preciosos puentes: el puente de las Cadenas, el puente Elisabeth y el puente Libertad. En 2002 la UNESCO declaró como Patrimonio Universal de la Humanidad la orilla del Danubio y el Barrio del Palacio Real, además de la Avenida Andrássy y sus alrededores. En las orillas del río también se encuentra el monumento de los zapatos, 'Zapatos del Danubio', dedicado a aquellos judíos que fueron fusilados y arrojados al río en la Segunda Guerra Mundial.
En el barrio del Castillo, y el corazón de Buda, se encuentra el Palacio Real que hoy funciona como sede de varios Museos, como el Museo Histórico de Budapest, la Galería Nacional Húngara y la Biblioteca Nacional. Este edificio fue completamente bombardeado y destruido durante la Segunda Guerra Mundial, y posteriormente fue reconstruido siguiendo el estilo que tenía en la época de la emperatriz María Teresa, a principios del siglo XVIII. Es en este barrio donde se respira la esencia de la capital húngara y se comprende la majestuosidad que tuvo antaño esta ciudad.
El Bastión de los pescadores es otro de los lugares más destacados de Buda por su extremada belleza y las increíbles vistas que se ofrecen de la ciudad. Con una arquitectura neogótica muy singular que, en su momento, fue el sitio de mercado y comercio de los pescados y luego se transformó en lo que es hoy. Se dice que cada una de las siete torres del bastión representa a una de las siete tribus magyares. Ubicada en el corazón del bastión se encuentra la Iglesia de Matías, que se fue construyendo con el paso de los años, por lo que se puede ver la variedad de estilos utilizados. Esta iglesia llegó a ser incluso una mezquita en la época en la que Budapest fue tomada por los otomanos.
Pero si por otra cosa destaca la capital de Hungría es por ser un auténtico paraíso de balnearios naturales. Es la única ciudad del mundo con más de 130 manantiales de agua minero-medicinales con efectos curativos. Estos manantiales de aguas termales calientes son uno de los atractivos turísticos de Budapest, destacando su arquitectura termal influencia por la cultura romana y la otomana, con cúpulas de cobre, bellos mosaicos y el remate de media luna en lo alto. Esta actividad es aprovechada por la mayoría de los turistas después de un largo día turístico de ruta por la ciudad.
Uno de los más populares es el balneario Széchenyi, ubicado en el Parque Municipal (Városliget) detrás de la plaza de los Héroes, donde también se sitúa el Zoológico, el Parque de Atracciones o el Gran Circo de la Ciudad. Estos baños se consideran los más antiguos de Europa, situados en un edificio que data de 1927 decorado con numerosas estatuas y vitrales. Otros balnearios de gran renombre también son el Király, el Lukács y el Géllert.
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