Boulogne-sur-Mer. Situada en el Canal de la Mancha, Boulogne-sur-Mer no sólo es conocida por ser el primer puerto pesquero de Francia, sino también por haber sido un puerto de enlace con Inglaterra. En 1803, Bonaparte estableció el campamento de Boulogne en las cercanías de la ciudad, un campamento militar que se mantuvo hasta 1805, cuando Napoleón reunió la "Grande Armée" o ejército de la costa oceánica, con el objetivo de desembarcar en Gran Bretaña.
Boulogne-sur-Mer está repleta de tesoros históricos. La ciudad se compone de dos partes distintas. En primer lugar, está la ciudad alta, compuesta por murallas edificadas entre 1227 y 1231. En su interior, hay varios edificios destacados como la basílica de Nuestra Señora que, con sus 100 metros de altura, domina la ciudad. Fue construida en el siglo XIX sobre las ruinas de una catedral medieval. Además de poseer la mayor cripta de Francia, alberga una obra prestigiosa: un relicario de la Santa Sangre que data del siglo XIV. También podrá ver el campanario civil, vestigio medieval patrimonio de la UNESCO, y el castillo condal. Este castillo es muy interesante, ya que forma parte de las escasas fortalezas de la región y constituye un verdadero testimonio de la época medieval.
Aquí se encuentra el museo, cuyas colecciones de arqueología, etnografía, historia local y bellas artes encantarán a los aficionados a estas disciplinas. Construido a finales del siglo XVIII, el palacio imperial es un palacete que sirvió de alojamiento a Napoleón. Sacie su curiosidad visitando la habitación que ocupó y su despacho de trabajo. Antes de abandonar la ciudad alta, dese un paseo por el camino de ronda para disfrutar de los numerosos lugares con vistas a la ciudad baja, el mar y al campiña de Boulogne.
Calais, situada al norte del país, en el departamento que lleva el mismo nombre. Es conocida por encontrarse en la costa del paso de Calais, o lo que es lo mismo, el punto más estrecho del Canal de la Mancha. También se puede decir que Calais es la ciudad francesa más cercana a Inglaterra, a unos 34 kilómetros y que en días claros es posible ver sin dificultad las rocas de los acantilados de Dover.
La estructura de la ciudad de Calais es muy peculiar ya que los canales la dividen en dos partes: Calais vieja y nueva. La ciudad vieja, también llamada Calais Nord, resultó muy dañada durante la Segunda Guerra Mundial y todos los monumentos y obras se encontraban muy perjudicados; la ciudad nueva recibe el nombre de Calais Zud y es donde se encuentran las calles comerciales principales. Debido a su ubicación, Calais posee un puerto considerado históricamente como puerto estratégico. En la actualidad es el más grande de Francia en cuanto a tráfico de viajeros y el cuarto en cuanto a mercancías se refiere.
La Torre de Guet es la curiosidad principal de Calais vieja. Fue construida en la Edad Media y es la única estructura que quedó a salvo después de la Segunda Guerra Mundial. La Iglesia de Notre Dame, ubicada en la Plaza d’Armes y construida en el siglo XIV, es un edificio remarcable de carácter religioso donde su pueden apreciar los elementos incomparables del estilo gótico inglés que no son característicos de Francia. Uno de los edificios que sobresalen por su arquitectura pero también por su carácter religioso es la Catedral de Nuestra Señora, construida en el siglo XIII. En ella se pueden ver diferentes estilos arquitectónicos debido a sus continuas reformas.
El edificio del Ayuntamiento de Calais es otro elemento destacable. Fue construido en el siglo XX con un estilo flamenco del siglo XV. Llama la atención por su ornamentación y por la gran torre que alcanza los 75 metros de altura. También destaca su preciosa escalera de honor iluminada por una gran vidriera que evoca la salida de los ingleses. Frente al edificio del Ayuntamiento se encuentra la estatua de Los burgueses de Calais de Auguste Rodin: inaugurada en 1895, siendo la única que se expuso mientras vivía el artista.
En la Plaza d’Armes fue donde se situaba el corazón de la ciudad, donde se llevaban a cabo los eventos y celebraciones públicas más importantes. Hoy en día esta plaza es una gran zona de recreo, donde se pueden contemplar numerosos edificios históricos que se asientan alrededor de ella.
Para contemplar unas fantásticas vistas de la ciudad y apreciar la belleza de los alrededores conviene subir a los miradores del faro de 51 metros de altura. Fue construido en 1848 y hoy es la plataforma de observación más popular de la ciudad. Desde su cima, además de apreciar la ciudad, se puede contemplar la maravillosa costa que baña las orillas de Calais. Conviene también pasear por la zona portuaria, donde siempre hierve la vida.
El lugar favorito para disfrutar de la tranquilidad y la naturaleza es la playa, lugar donde tanto ciudadanos como turistas recorren la costa bajo la brisa marina. No son muchos los que se deciden a darse un baño porque a causa del clima el agua no se calienta mucho y la temperatura no es muy adecuada. Es en el oeste de la ciudad donde se encuentra la famosa costa de Ópalo, un paisaje de lo más hermoso lleno de acantilados. Se trata de un lugar lleno de contrastes y diversidad paisajística que lo convierte en el escenario perfecto para disfrutar al aire libre y de la naturaleza.
En cuanto a museos, sobresale el Museo de Bellas Artes de Calais, donde se puede observar una amplia colección de esculturas de artistas como Carpeaux, Bourdelle y Maillol, así como pinturas de arte contemporáneo de artistas como Duduffet o Arp. En el Museo de la Segunda Guerra Mundial se expone una diversa colección de objetos militares, tales como uniformes y armas, además de una colección de antiguos premios y accesorios relacionados con el Tercer Reich. Por último, el Museo de Encaje y Moda fundado en 1874 recoge una amplia colección de muestras de hermosos encajes, bocetos de ropa vieja y máquinas únicas.
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