Al norte de la provincia de Cáceres, en Extremadura, se encuentra Plasencia, una ciudad que no es la capital de provincia y que no destaca por su tamaño y población, pero que está considerada como la gran ciudad del norte de Extremadura. A lo largo de la historia ha tenido una gran importancia y en la actualidad es el centro económico de esta zona extremeña.

A pesar de ser una ciudad pequeña, con apenas 40.000 habitantes, cuenta con importantes edificios históricos de gran interés turístico, como dos catedrales, una bonita muralla, un acueducto medieval o un convento del siglo XV. Su historia es larga, y es que fue fundada en 1186 por Alfonso VIII en el contexto de la guerra con los musulmanes. Algunos de los episodios más destacados son que Plasencia fue el lugar de residencia durante un tiempo de Fernando el Católico y también fue el escenario de la boda entre Juana la Beltraneja y el rey Alfonso de Portugal. También es una parada fundamental en la Ruta de Isabel la Católica en Extremadura.

Quizás, los monumentos más destacados de esta ciudad extremeña son las dos Catedrales, una nueva y otra antigua. La primera comenzó a construirse en el siglo XV y la segunda, la vieja, en el siglo XIII. Ambas están unidas, pero la nueva se caracteriza por su recargado estilo gótico plataresco, que donde mejor se aprecia es en su impresionante fachada principal, una de las más bonitas de España. La vieja, aunque mucho menos llamativa, sigue el típico modelo de iglesia cristiana de tres naves.

Otro protagonista del conjunto histórico de edificios placentinos es el Parador de Plasencia que antiguamente fue el convento de Santo Domingo, fundado en el siglo XV, también conocido como convento de San Vicente Ferrer. Fue sede de la primera escuela universitaria de la ciudad y exhibe al público los restos de la antigua sinagoga. Aunque, sin lugar a dudas para muchos, la gran joya de este edificio es la impresionante escalera volada del siglo XVI que da paso a las habitaciones.

Destaca el gran conjunto de casas señoriales que hay en la ciudad, aunque la mayoría de ellas privadas y cerradas al público. Sorprende el Palacio de Mirabel, antigua vivienda de los duques de la ciudad en el siglo XV y hoy propiedad del padre de Tamara Falcó, Carlos Falcó. Este palacio fue escenario de rodaje de la película estadounidense de Still Star Crossed, basada en las familias de Romeo y Julieta.

Uno de los escenarios más fotografiados de Plasencia es el creado por la doble muralla defensiva, muy bien restaurada y que todavía conserva 20 de los 80 torreones que tenía. Desde la Torre de Lucía se pueden contemplar una de las mejores vistas hacia lo que fue el patio de armas del antiguo castillo. Por su parte, el acueducto medieval es otra de las obras que acapara el protagonismo y conecta el casco histórico con el famoso Parque de los Pinos, probablemente el más bonito de Plasencia. Este acueducto cuenta con una longitud de más de 300 metros y 55 arcos.

Dejando a un lado los elementos más destacados de la ciudad, no hay que olvidar recorrer las callejuelas del casco antiguo. La Plaza Mayor, además de ser un lugar fantástico para descansar, es el escenario perfecto para iniciar la ruta. Esta plaza es también el lugar que acoge desde hace más de 830 años su tradicional mercadillo. En las calles aledañas a la plaza también se encuentran grandes exponentes del carácter comercial de Plasencia, cargadas de tiendecitas que recuerdan la división gremial de antaño.

En la Plaza Mayor también se encuentra el edificio del Ayuntamiento, que en lo alto del mismo se encuentra otro de los iconos de Plasencia: el Abuelo Mayorga. Esta figura de dos metros de altura lleva colgada en la torre del reloj desde hace siglos. La fachada del edificio también guarda otros secretos, como sus gárgolas y la calavera escondida que dará suerte al que la encuentre.

Finalmente, un lugar para disfrutar de la naturaleza y alejarse del barullo de la urbe es el paseo fluvial a lo largo del río Jerte. Este trayecto, que puede ser de algo más de una hora y media, para disfrutar paseando o en bicicleta lleva al Parque La Isla, donde los lugareños se reúnen bajo los árboles para pasar las tardes calurosas dándose un baño y tomándose algo.

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