Emociones vividas, a través de la gran pantalla, en lugares que el cine ha fijado en nuestra memoria. Escenarios que, con frecuencia, poco o nada tienen que ver con aquello que nos hacen imaginar.
El placer de dejarnos engañar por el cine, no impide que busquemos los escenarios de rodaje. Viajar a esos espacios que ya conocemos por las películas y, aun a riesgo de perder un poco de magia, encontrarnos con los platós reales. Pueden resultar más prosaicos de lo que imaginamos, pero son atractivos e incluso didácticos. Marruecos, Italia, España o Nueva Zelanda, han servido para hacer realidad espacios míticos, crearlos, y permitirnos soñar. Recorrer desiertos, montañas o playas, y sentir la emoción, casi infantil, de formar parte de alguna película.
Lawrence de Arabia, en Ouarzazate
Las cadenas montañosas del Atlas, divididas por desfiladeros y barrancos, separan Marrakech de Ouarzazate. La puerta de entrada al desierto del Sahara. Sinuosas carreteras conducen a un paisaje con extensas llanuras de arena que se adentran entre los montes. Puede ser el antiguo Egipto, el lejano Oriente o un espacio de la antigua Roma, pero son todos ellos y muchos más.
El núcleo urbano aparece en medio de la nada. Se encuentra en la ruta hacia la ciudad fortificada de Ait Ben Haddou. Un espectacular poblado de adobe, Ksar, enclavado en la montaña. Kasbah Ait Ben Haddou es un hermosos conjunto de edificios construidos en barro, similares a castillos, con torres de defensa. Un gran pueblo beréber amurallado. Una fortaleza declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Ouarzazate es toda una potencia del mundo del celuloide. Cálida luz solar, diversidad de paisajes y expertos artesanos en la manufactura de decorados. Y, casi todos sus habitantes han aparecido en alguna película. Desde hace más de medio siglo, desde la mítica “Lawrence de Arabia” de David Lean, sus localizaciones han resultado idóneas para muchas películas. El director Ridley Scott, un habitual, rodó Gladiator. Por estas arenas han pasado los equipos de rodaje de “Star Wars”, “Asterix y Obelix”, “La Momia”, “Alejandro Magno” o “La Joya del Nilo”, de la que aún permanece el “caza” utilizado por Michael Douglas”. También se han recreado escenas de “Juego de Tronos” o del agente 007, y actores como Brad Pitt o Cate Blanchett han grabado más de una secuencia. Es el espacio en el que es posible tropezar con un impresionante templo egipcio o un mercado de esclavos romano.
Un parque temático muy cinematográfico
Más de ochenta años de vida y continúan de estreno. Los estudios Cinecittá de Roma son todo un clásico. Una fábrica de sueños en la que fueron filmadas más de tres mil películas, como “Ben- Hur”, protagonizada por Charlton Heston, “Quo Vadis?” o “La dolce vita”. Grandes clásicos se recrearon en estos estudios, cercanos a la ciudad eterna, como los fastos de la corte de “Cleopatra”, las calles neoyorkinas de “Gangs of New York” o el templo de Jerusalén en el polémico éxito de Mel Gibson, “La Pasión de Cristo”.
Ahora, los visitantes acceden a sus escenarios y realizan las rutas de algunos de aquellos grandes films. También desentrañan los misterios del cine, el trabajo de guión, el vestuario o la sonorización. Y se divierten en sets cinematográficos y atracciones como el simulador de 4D Jurassic War o una cuadriga para emular a Ben-Hur.
Spaghetti Western
Ningún viaje por los escenarios del cine clásico de Hollywood puede saltarse la etapa de Almería. El desierto de Tabernas se convirtió, durante los años sesenta y setenta del siglo pasado, en el plató indispensable para recrear el oeste americano. Consiguió fama internacional con las películas del director Sergio Leone y su mítica trilogía del dólar, protagonizada por Clint Eastwood. Tabernas acogió a actores y actrices como Henry Fonda o Claudia Cardinale.
El desierto almeriense ha recuperado esos escenarios para revivirlos en un gran parque temático. La Oficina del Sherif, el banco, el Saloon, la barbería o la Oficina de Telégrafos reciben a cientos de curiosos. Los caballos, los tiroteos, los puñetazos, los duelos, y la inevitable horca para acabar con los malos, forman parte del espectáculo.
Un zoológico, un museo del cine y otro de carros y diligencias, recuerdan las aventuras de los cowboys. Tabernas, el único desierto europeo, ha vivido las aventuras de “Indiana Jones y la última cruzada”, a la que también prestó sus cercanas playas de Cabo de Gata. Escenas como la ingeniosa victoria de una bandada de aves dirigida por el viejo Jones, Sean Connery, contra los aviones nazis, resultan emblemáticas.
La ciudad de la posproducción
Nueva Zelanda desvela la magia de los efectos visuales. Wellington, la capital, se encuentra en el estrecho de Cook y sus fuertes vientos le han valido el apodo de “Windy Welly” (Wellington ventoso). Una ciudad para practicar el paseo costero, acercarse a sus playas y observar el puerto y sus casas de madera apostadas en las colinas. Preciosos paisajes que constituyen un hermoso pulmón verde rodeando la ciudad.
Un entorno ideal para adentrarse en las aldeas de los hobbit. Vivir la aventura de internarse en la Tierra Media y realizar un recorrido por la Comarca, mientras se escucha el relato de su creación y se contempla el Pub Green Dragón, el puente de arco doble y el Árbol de la Fiesta.
La posproducción es ese valor añadido que la tecnología aporta a la imagen cinematográfica. La compañía Weta, la más importante de la industria internacional, abre sus puertas a los cinéfilos. En sus talleres, revela los secretos de sus creaciones para “El Señor de los Anillos”, “King Kong” o la impresionante belleza en 3D de “Avatar”.
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