Los amigos de lo paranormal aseguran que no hay lugar en la tierra con más fantasmas por metro cuadrado. Fruto de sus mil y una batallas entre los clanes de antaño, el país de las gaitas, los kilt y el mejor whisky de malta atesora por sus geografías algunos de los castillos más despampanantes de Europa, cada uno con hasta varios fantasmas con mando en plaza. Sus páramos barridos por los vientos, sus acantilados y sus lagos carcomidos de brumas lo ponen fácil para imaginar kelpies, sidhies, duendes y todo el elenco de seres prodigiosos que parecen habitar estos parajes. Y si a ello se le suman unas buenas pintas en algún pub local, será imposible no darle crédito a las historias espeluznantes de los fantasmas que vagan por hasta los más visitados de sus castillos: desde el que domina Edimburgo o el tantas veces reflejado en el cine de Eilean Donan, hasta las inquietantes ruinas del de Dunnottar o el de Urquhart, posado sobre las aguas del mismísimo lago Ness.
Algunos de los antiguos propietarios de mansiones hoy abiertas al público como Haddo House o House of the Binns parecen resistirse a marcharse al otro mundo, y desde espiritistas hasta absolutos descreídos confiesan haber sentido un repentino descenso de la temperatura en la sala del castillo de Dunrobin que perteneciera a Margaret, la hija del 14 Conde de Sutherland que se despeñó por la torre mientras trataba de fugarse con su amante.
Por el famosísimo de Glamis, en el que viviera en su niñez la difunta Reina Madre, cuentan que quien vaga por los aposentos es Lady Janet Douglas, quemada viva por bruja. Un hombre decapitado merodea por el palacete georgiano de House of Dun y en las noches de tormenta una gaita misteriosa resuena por el castillo de Culzean, mientras que el triste peregrinar de una dama vestida de verde se lo reparten –con distintas versiones de la historia– Fyvie Castle, el de Crathes, el espectacular de Stirling o el de Fernie, uno de los muchos por estos pagos reciclados en hotel.
Entre ellos, el castillo de Melville, donde el fantasma residente parece ser nada menos que María, reina de los escoceses. Quizá menos lujoso pero infinitamente más indicado si de lo que se trata es de pasar una noche en blanco será Borthwick Castle, cuyos 600 años de historias truculentas parecen cobrar vida con cada chirrido de las tarimas. Sólo los muy valientes lograrán pegar ojo. Especialmente si reservan su tenebrosa habitación roja y le han escuchado contar a la gobernanta cómo llegó a tocar un fantasma sin saber entonces que lo era –la venerable señora en cuestión tenía el mismo aspecto que el grupito de antiguas enfermeras de la II Guerra Mundial que había pasado allí la tarde tomando el té–. O tras oírle relatar sin aspavientos que temprano, mientras prepara los desayunos, no le es raro sentir los espíritus de sus niñitos fantasma trasteando en la cocina. Una mañana que andaban haciendo de las suyas resolvió prevenirlos con un maternal “vosotros veréis, pero algún día estaré de vuestro otro lado y entonces sí que os voy a pillar”.
Guía práctica
Cómo llegar
Vuelos directos a Edimburgo desde numerosos aeropuertos de España –Madrid, Barcelona, Santander, ciudades de la costa como Málaga o Alicante e incluso de Baleares y Canarias–, por hasta menos de 100 € ida y vuelta en determinadas fechas y reservando a ser posible con antelación con Iberia (www.iberia.com), Vueling, EasyJet o Ryanair.
Dónde dormir
En castillos reciclados en hotel como los mencionados de Borthwick, a media hora de Edimburgo; el cuatro estrellas de Melville o Fernie Castle, en las cercanías de la meca del golf de St. Andrew.
Más información
En las webs de Turismo Británico y Escocia, con muchas de sus páginas traducidas al castellano.