Convertir en una pesadilla el moverse en coche por Valencia no es el camino de los cambios que hacen falta en la llamada "movilidad" de la ciudad. Cambios sí, pero con cabeza.
Revertir las barbaridades que desde la concejalía de movilidad se han hecho en Valencia los últimos 8 años es una obligación, sin duda alguna, pero tampoco es cuestión de volver a 2015, hagamos cambios en positivo.
El delirio fanático de la calle Colón fue seguramente el cambio más demencial de todos. Qué manera de hacer mal las cosas por imperativo legal, personal y de los santos coj… del anterior concejal del área. Menos mal que ya se está solucionando.
Tenemos que concienciarnos de que llegar con el coche hasta la misma puerta del comercio en el que queremos comprar o aparcar a menos de 10 metros de la casa de esos amigos que nos han invitado a cenar y que viven en la calle La Paz, es imposible. Éste debe de ser el primer paso y depende de todos nosotros, los ciudadanos, el darlo.
Las instituciones públicas, el Ayuntamiento principalmente, son los que nos deben dar soluciones y opciones que se adapten al actual ritmo de vida, a nuestras necesidades vitales y que hagan cómoda y agradable la movilidad por Valencia. Desde luego, prohibir por prohibir, no puede ser la elección.
La mejora del servicio de transporte público es indispensable. Si no se aumentan las frecuencias de paso a la facilidad para desplazarse, principalmente, por el centro de la ciudad, es muy complicado renunciar al coche.
¿Qué otras opciones se pueden valorar? Pues hay una que no aparece nunca en los debates sobre la nueva movilidad en las ciudades y de la que yo sería muy partidario potenciar, que no es otra tan sencilla y tan antigua como la moto.
En una ciudad como Valencia y su área metropolitana, con un clima como el que disfrutamos, es un vehículo ideal. Rápida, cómoda, económica (respecto al coste de un coche), ocupa poco espacio, mucho más segura que los patinetes, regulada… y ecológica. Si el futuro combustible de los coches es incierto todavía, el de las motos no genera tantas dudas y potenciar la compra de motos eléctricas es fácil, práctico, mucho más económico y eficaz.
Con las motos eléctricas no es necesario llenar las calles de Valencia con estaciones de carga, puesto que ya hay muchos modelos que la batería te la subes a casa, como si de una mochila se tratara para cargarla por la noche. Tampoco la red eléctrica se vería incapaz de asumir ese aumento de demanda, como sí que pasa en el caso de los coches.
Las motos no circulan por las aceras ni aparecen de repente en un paso de peatones como los patinetes. Necesitas un carné y un seguro para circular. Estás obligado a saberte las normas de circulación y aumenta la sensación de responsabilidad al conducirla. Yo sólo veo que ventajas.
Y si alguno se lo pregunta… sí, yo llevo moto, y no la cambiaría por nada del mundo porque me da todo lo que necesito para moverme por Valencia de forma ágil, cómoda, económica y más ecológica que mi coche.
Movilidad a dos ruedas y con cabeza.