
El geólogo Alberto Martínez, este martes a las puertas de la Ciudad de la Justicia. E. E.
Mediciones, avisos a amigos, foros...:un geólogo detalla a la juez que era previsible que se desbordara el Poyo
El experto cree que se tendría que haber evacuado a la población de zonas inundables y enviar la alerta con el nivel 2 de Emergencia
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El geólogo Alberto Martínez ha comparecido este miércoles como testigo-perito ante el juzgado de Instrucción número tres de Catarroja, encargado de la causa sobre la gestión de la trágica dana del pasado octubre.
Durante una declaración de alrededor de dos horas, ha explicado cronológicamente algunos avisos previos a las siete de la tarde de aquel día, según fuentes conocedoras del interrogatorio.
Es decir, más de una hora antes de la famosa alerta, enviada por una presa que iba a colapsar pero que finalmente resistió.
Las vías de información de este geólogo para vaticinar la gravedad de la situación de lo que podía ocurrir fueron algunos foros de expertos meteorólogos, Meteored, la Aemet o la exhaustiva cobertura de la radiotelevisión valenciana À Punt.
En su opinión, con los niveles de lluvia que se registraron aquel día, con la predicción del tiempo del día de antes o con las 'manchas rosas' que aparecían en los mapas, no era muy difícil "saber que toda esa agua iba a producir un desbordamiento".
Martínez ha relatado ante la juez cómo se mantuvo en contacto con varios colegas de profesión para realizar un seguimiento de lo que veían que era una situación grave y que antes de las 19.00 horas habló con un amigo que vivía en Paiporta para avisarle de que fuera con cuidado por el desbordamiento del barranco del Poyo.
Los mapas de inundabilidad
El geólogo recuerda especialmente una conexión de À Punt con el Cecopi en la que habló el subdirector de Emergencias para comunicar que pasaban al nivel dos de Emergencia. Este se refiere a inundaciones y tiene afección en la población.
Avisa en ese momento de que están focalizados en Requena, pero que el agua va a bajar y de que están haciendo seguimiento del río Magro y del barranco del Poyo.
Por ese barranco, señala, el agua corrió mucho más rápido por la tarde que por la mañana, y con los cálculos de agua que soportan las cuencas de acuerdo con los mapas de inundabilidad con los que se trabaja desde las administraciones se podía calcular dónde iba a desbordar.
En su opinión, cuando se activó el aviso rojo habría que haber mandado alerta a la población por diversos medios y cree que se debería haber evacuado a la gente que vivía en zonas inundables.
Así, ha sostenido que se ha fallado en planificación urbana y en construcciones no adaptadas a las inundaciones.