¿Son seguros los edificios ante el fuego? Piden endurecer la normativa para evitar "ratoneras" como Campanar
Los expertos reclaman a la Administración más exigencias para las fachadas y para las paredes interiores.
15 septiembre, 2024 21:00El pasado día 22 de febrero, la imagen de un complejo residencial nuevo en el barrio valenciano de Campanar completamente envuelto por las llamas sobrecogió a España.
Diez personas, entre ellas una familia con dos niños pequeños, perdieron la vida en un trágico incendio que dejó a centenares de vecinos en la calle en cuestión de minutos.
La causa fue, según un informe que la Policía Nacional entregó al juez, una fuga del gas refrigerante de la nevera del piso 86. Sin embargo, la gran incógnita para muchos fue por qué el fuego se propagó tan rápido.
En los incendios domésticos, según explican los expertos, lo habitual es que se propague por el interior de una vivienda sin que llegue a afectar a todo el edificio completo, como ocurrió en Campanar.
En este caso, las llamas se extendieron con gran rapidez por la fachada, de abajo arriba y viceversa. Rápidamente, pasaron de un edificio al otro y entraron en las viviendas a través de las ventanas y balcones.
En 50 minutos todo el complejo estaba envuelto en llamas y actualmente solo queda el esqueleto.
Aparte de las fuertes rachas de viento de ese día, los expertos coinciden en que en el comportamiento tan voraz del fuego influyó el material de la fachada y su diseño, que actuó como una chimenea.
Antonio Roda, de la Fundación Fuego, aparejador y exjefe del Consorcio Provincial de Bomberos de Málaga y Sevilla, cree que la voracidad se debió a los materiales en un 35% y en un 65% al viento.
Además, algunos especialistas apuntan a un elemento que ha pasado más desapercibido hasta ahora: los muros interiores del edificio.
En este contexto, una decena de entidades del ámbito de la ingeniería, de la seguridad y de la edificación se han unido para crear el Observatorio de Nuevos Riesgos de Incendio y reclamar una reflexión profunda y medidas que incrementen la seguridad en los edificios.
"Con la nueva forma de construir hay más riesgos", afirma a EL ESPAÑOL Elena Santiago.
Es secretaria general de Hispalyt (Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida) y una de las impulsoras de la demanda del cambio de normativa. Reclama un endurecimiento de las reglas "para evitar que incendios así vuelvan a pasar".
Fachada ventilada
Respecto a la fachada, José Luis Valenciano, arquitecto del estudio Arquimia Oficina Técnica, recuerda a EL ESPAÑOL que esta cumplía la normativa que se exigía en el momento de su construcción, por lo que la responsabilidad del suceso no es del arquitecto, sino de la normativa, defiende.
En este sentido, considera que se dieron una concatenación de muchas circunstancias que hicieron que el incendio fuera "tan violento".
En primer lugar, los paneles que se usaron, que tienen un alma interior de polietileno entre las dos láminas de aluminio, que arden con facilidad y que genera gotas, según afirma.
A esto se suma que la fachada era ventilada. Este tipo de fachadas que se puso de moda tras el auge de la construcción, tiene un recubrimiento exterior a base de paneles, un espacio libre y dos capas más. Una de material aislante y una última en el interior que suele ser de ladrillo, de hormigón o de madera.
Ese espacio libre o cámara ventilada contribuye a la rápida propagación del fuego en muy pocos minutos, ya que la circulación de aire facilita la combustión de los materiales.
La normativa en el momento en el que se construyó el complejo residencial de Campanar no pedía para las fachadas ninguna reacción al fuego. Después se modificó y hoy sí hay exigencias sobre la combustibilidad de los materiales aislantes, según la altura del edificio.
¿Cuántos hay?
Cuántos edificios hay con este tipo de fachada es la pregunta en la que insiste Roda. Comenta que hay informes que apuntan a unas 700 en toda España, aunque reclama un estudio serio y más compromiso por parte de las Administraciones públicas.
El objetivo es recopilar los datos para ver cuántos edificios tienen materiales que en su momento estaban permitidos, pero ya no y darle la oportunidad a los vecinos para cambiarlos.
En esta línea, propone una inspección general para detectarlos y aprobar un plan con inversión pública para la rehabilitación.
"Si los vecinos hubieran sabido que estaban a un cortocircuito de morir se hubieran ido todos", apunta por su parte Valenciano.
En esta línea, apuesta por incluir en los informes de valoración que tienen que pasar todos los edificios un apartado orientado a su respuesta ante los incendios.
Tabiques interiores
Elena Santiago aboga por una reflexión también acerca de los tabiques interiores. Explica que en los edificios hay de varios tipos: los que dividen las habitaciones y los que separan unos pisos de otros.
La resistencia de estos tabiques se mide según los minutos que aguantan ante el fuego sin derrumbarse.
Cuando se construyó el edificio de Campanar, la exigencia para la pared que separa una vivienda de otra era de una hora. Para las que separan unos edificios de otros era de 120 minutos. Y para los interiores de una vivienda, no había ninguna exigencia en ese momento.
Esta es la normativa que sigue vigente, ya que, a diferencia de la que tiene que ver con las fachadas, no se ha modificado en los últimos 20 años.
"Esto nos preocupa, porque sabemos que la fachada a día de hoy no estaría permitida, pero la separación de viviendas, sí", subraya.
En Campanar, según señala, estas paredes eran de pladur. Este tipo de materiales, siguiendo su explicación, en principio, no arden, pero cuando suben a una temperatura muy elevada se deshidratan, se cuartean y se caen, por lo que el fuego puede pasar de una habitación a otra de manera mucho más rápida.
Al respecto, indica que en España se producen unos 50 incendios al día, pero no son tan destructivos como el de Valencia porque la mayoría de las viviendas cuentan con una construcción tradicional, de ladrillo. Estas paredes confinan las llamas y evitan que se propaguen de unas viviendas a otras.
Endurecer las normas
Con todo, Santiago hace tres reivindicaciones para mejorar la seguridad frente a los incendios.
La primera de ellas, es que se añada en la normativa un apartado de control de ejecución. Al respecto, pone como ejemplo que para poder cumplir con las exigencias en las paredes de pladur en las que hay enchufes hay que instalar una placa de refuerzo detrás, algo que afirma que no se está aplicando.
La segunda petición es que se endurezca la norma respecto a las fachadas y la última es que se aumenten los minutos de resistencia al fuego que se exigen para las paredes interiores.
De esta manera, reclaman que se suba de 60 a 120 minutos para las paredes entre viviendas y se establezca una exigencia de 90 minutos para los tabiques.
Respecto a la respuesta del Gobierno central a estas peticiones, Santiago lamenta que "no tienen mucha esperanza". Por ello, se han reunido con los gobiernos autonómicos. El valenciano, según explica, es "muy receptivo" a reclamar estos cambios.
Más concienciación
Al respecto, Valenciano añade que no se puede tener una fachada "de diez" en cuanto a eficiencia energética, por ejemplo, y de cero en cuanto a seguridad ante el fuego. En este sentido, considera que en este ámbito España va por detrás de otros países europeos.
"¿Por qué nos preocupamos de que los edificios no se caigan, pero no de que sean seguros frente al fuego?", pregunta. Como arquitecto, se muestra partidario de exigir más resistencia a los materiales de la fachada y de la sectorización del edificio.
En esta línea, indica que un edificio con unos sectores interiores que no son muy resistentes y que se quema a toda velocidad se convierte en una "ratonera" que acaba en un "auténtico drama".
Por otra parte, aprovecha para reclamar más concienciación ciudadana y que se respeten las normas.
Por ejemplo, que no se dejen abiertas las puertas de las escaleras o de los garajes, cuya función es actuar de cortafuegos en caso de incendios. "Se trata de educar a las personas en la autoprotección", añade Roda.