El joven Alex es el "dependiente" más especial de la tienda Interzoo del barrio vigués del Calvario, donde trabaja y reside desde hace casi dos años. La particularidad de este empleado es que, en lugar de ser humano, es un loro africano de cola roja.
Su cuidador y el verdadero dueño de la tienda es Fran Paz, un padronés que se mudó a Vigo hace apenas tres años por el trabajo de su pareja. Entonces, conoció el Calvario y se enamoró de la gente y del ambiente del barrio, aunque rápidamente se dio cuenta de que algo faltaba. "Vi que no había muchas opciones para comprar una alimentación saludable y natural para mascotas", explica, "y como yo adoro a los animales y tengo formación en este sector, me lancé y abrí la tienda".
Desde entonces, Fran ha conseguido fidelizar a una "pequeña familia" de vigueses, que desde verano de 2020 acuden a la tienda en busca de un aliciente un poco más especial. "Estuve solo en la tienda unos meses y en verano llegó Alex, al que adopté por casualidad, y dentro de poco hará dos años que es un empleado más de la tienda".
Cuenta que la adopción ocurrió por casualidad, porque Alex vivía con un amigo suyo, pero el ambiente de la casa no era el idóneo para el animal. "Son muy inteligentes y Alex no estaba cómodo y se estresó, así que empezó a arrancarse la pluma y mi amigo enseguida decidió que lo mejor para él sería irse a otro hogar". La decisión de adoptarlo, sin embargo, no fue fácil de tomar, "porque estos animales viven entre 50 y 60 años y es muchísima responsabilidad", explica Fran.
"Aquí es el rey"
Lo que Fran no sospechaba era que Alex se convertiría en el verdadero protagonista de su tienda: "mucha gente incluso me llama a mí Alex, él es el rey", ríe. Los loros, asegura, necesitan mucha atención y son muy cariñosos, aunque lo sorprendente es que este animal en particular es igual de cariñoso con todo el mundo.
"No sé por qué, su carácter es así, pero normalmente los loros solo se dejan acariciar y mimar por la persona que los cuida: Alex deja que todo el que quiera lo toque y lo coja", explica el dueño de la tienda. En el establecimiento es donde pasa todo el día e incluso las noches entre semana, "pero los fines de semana me lo llevo a casa porque le afecta mucho quedarse solo, necesita atención".
Este traslado, explica el cuidador, solo se hace cuando Alex va a pasar muchas horas solo en la tienda, para evitar causarle estrés. "También le viene bien para desconectar", cuenta, realmente él es parte del equipo y del negocio y también "trabaja" de lunes a viernes.
¡Hala Celta!
Cuando Alex llegó a Interzoo pronunciaba algunas palabras sueltas, pero poco a poco va aprendiendo más y "aumentando su repertorio". Los loros, explica su cuidador, aprenden un 70% por repetición y el 30% restante hablan por emociones o sensaciones. "Si le chincho durante unos minutos acaba llamándome ‘malo’ porque es una situación que no le gusta", dice Fran.
Lo que más sorprende a los visitantes de la tienda, no obstante, es la afición por el equipo de fútbol local que tiene el joven Alex. "Cuando llegó ya decía ‘¡Hala Celta!‘, con mucha paciencia y premios conseguí que respondiese ‘Celta’ si yo le digo ‘Dépor’, aunque me llevó mucho tiempo", explica el dueño de la tienda. "Me hizo gracia que lo dijese por la bronca que hay en Vigo con el equipo y a la gente le parece muy divertido".
Además de animar al equipo, Alex ha aprendido a hacer sonidos de muchos animales "e incluso me pide a mí que reproduzca esos sonidos de animales", ríe Fran. También canta el cumpleaños feliz y saluda a los clientes con un "¡hola!" o un "¡guapo!" cuando entran en el establecimiento. Eso sí, los trucos y las respuestas divertidas solo los comparte con Fran, que, al fin y al cabo, es también su jefe.