A pesar de lo sugerente del apelativo comercial, sus propietarios ya lo advierten: "nuestro nombre no esconde nada oscuro detrás". Lo cierto es que podríamos decir que La Tapadera es como un libro abierto dentro del callejero gastronómico vigués, un espacio moderno, pet friendly y con vistas a la ría de Vigo donde poder disfrutar en compañía de las mejores elaboraciones tradicionales con una vuelta de tuerca. Y es que en este local del Casco Vello los principales protagonistas son las tortillas al estilo de Betanzos y las croquetas de autor con sabores muy diferentes, aunque también hay hueco para una carta de tapas creativas y sobremesas caseras que ponen el broche de oro a una experiencia culinaria de lujo.
La Tapadera abrió sus puertas a finales de octubre del 2020 de la mano de Natalia Rey, una de las responsables del negocio, para "traer ―según dice― el mejor pincho de tortilla a lo que viene siendo el Casco Vello de Vigo". Antes de lanzarse a la aventura, sus propietarios viajaron a Madrid en busca de los mejores pinchos de tortilla e incluso hablaron con varias personas de Betanzos para encontrar lo que para ellos era "la fórmula de la tortilla perfecta". Acto seguido, para hacer la oferta aún más atractiva si cabe, desde La Tapadera sumaron a la propuesta inicial el recetario de croquetas cien por cien caseras y de sabores muy diferentes, así como "algunas tapas para tener un plato más al centro". Cabe destacar asimismo que previo a la apertura, esta familia de hosteleros gallegos ya había regentado durante muchos años otro restaurante en esta misma zona, siendo conscientes de que lo que la ciudad Olívica demandaba en este punto era "un local más enfocado al tapeo y los platos para compartir pero con un toque un poquito innovador". Y dicho y hecho: así nació La Tapadera.
Tortillas y croquetas con una vuelta de tuerca
Antes de que La Tapadera aterrizase en Vigo, parecía que en el universo gastronómico de las tortillas y croquetas todo estaba dicho. De hecho, la forma de cocinar estos platos de toda la vida lleva décadas avivando múltiples debates en los que sus participantes declaran todo su amour fou por una u otra manera de proceder sin llegar casi nunca al mutuo acuerdo. En esta misma línea, la entrada en juego del local vigués ha sumado nuevas recetas al diálogo nacional sobre cómo tienen qué ser las mejores elaboraciones de estos platos tradicionales. Y es que tal y como veníamos avanzando, las tortillas al estilo Betanzos y las croquetas de autor son el eje central de este proyecto gastronómico en pleno centro de Vigo.
Lo cierto es que aunque se trata de platos tradicionales y de sobra conocidos dentro del menú de muchos restaurantes gallegos, las recetas de La Tapadera agregan "un toque innovador" a cada una de sus presentaciones. "Las croquetas al final son un plato típico, pero yo no he visto muchos sitios que preparen croquetas, por ejemplo, con chorizo o calamares, y que además sean caseras", apunta Natalia Rey sobre una sección que se completa con variedades como las de trufa y setas, de queso o de jamón ibérico, que sin lugar a dudas se han convertido en "las líderes" entre estas pequeñas y deliciosas porciones de masa rellenas. "Tenemos también croquetas de Nutella, que es algo difícil de encontrar y que como postre llama mucho la atención", añade su propietaria. Además, desde el local vigués lanzan cada mes un nuevo sabor de croqueta ―este fue el turno de la carne mechada― como una manera de dinamizar la carta y que sus clientes puedan probar variedades diferentes.
En lo que respecta a las tortillas, no sólo es estilo de Betanzos se impone en el grueso de variedades en carta, pues las tortillas rellenas también son otra de las especialidades de la casa. "De hecho, la rellenita que lleva queso de cabra por dentro es nuestro buque insignia", señalan. "Es algo que en Vigo no se lleva o no se había instaurado tanto. Hablamos de un concepto que nació, si no me equivoco, en El País Vasco y que luego Madrid absorbió bastante", puntualiza Natalia sobre una fórmula que triunfa entre los comensales de La Tapadera en una sección en la que destacan recetas como la choriza (con cebolla y chorizo), la boloñesa (con cebllo y boloñesa) o la trufada (con trufa y setas).
Un espacio para las tapas creativas y los postres caseros
Más allá de las tortillas y croquetas, las tapas para compartir también encuentran un hueco importante dentro del recetario de La Tapadera. "La esencia de nuestro restaurante es tener una carta muy breve, pero donde comas lo que comas todo esté rico. Por eso además de los cinco tipos de tortillas y cinco croquetas tenemos un apartado de tapas pensadas para compartir", aclara Natalia Rey sobre un segmento culinario de la carta en el que los comensales pueden degustar desde los clásicos pimientos de padrón hasta una ensalada de tomate al más puro estilo La Tapadera, elaborada con tomate de temporada conservado al vacío, anchos, queso feta, aceitunas y una reducción de oporto. A mayores, unos chorizos al vino para mantener la esencia gallega, una completa tabla de quesos (San Simón, oveja y cabra) o unos fingers de lomo rebozados en cornflakes en su estilo más moderno son el resto de platos que por ahora completan la lista de tapas del establecimiento.
El broche de oro a la experiencia gastronómica de La Tapadera la ponen una serie de sobremesas caseras entre las que destaca la tarta cremosa de queso de San Simón: "nuestro sello está puesto en la tarta de queso (…) tiene un toquecito ahumado y el corazón es muy fundente, así que es una tarta que se rompe en la boca y que está muy buena", reconoce su propietaria. Los comensales más dulceros también pueden disfrutar en este apartado de las ya mencionadas croquetas de nutella, un coulant de chocolate con helado y hasta de una deliciosa espuma de caramelo y naranja con crumble y choco. En definitiva: unos platos y postres que en poco tiempo han logrado conquistar a los paladares más exigentes. "Si esto sigue así obviamente a nosotros nos encantaría, no cambiar la carta pero sí igual introducir alguna novedad más hacia finales de año e incluso, más a largo plazo, convertir el restaurante en un modelo de negocio", adelanta Natalia, cuyos esfuerzos por el momento siguen concentrados en "asegurar que toda la gente que nos visita se va contenta del restaurante".
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