Cualquiera podría afirmar sin temor a equivocarse que pocas cosas hay más gallegas que esos controvertidos locales conocidos como "furanchos". Y es que, ya se suele decir, en primavera la sangre altera, se levanta la veda y la temporada de rutas gastronómicas por la Galicia más enxebre da su pistoletazo de salida. A estas alturas de la película, incluso el turista más remoto del planeta sabría vaticinar que a los furanchos se va a comer como lo haría uno en casa, ―es decir, mucho y bien― y si puede ser acompañado de un par de cuncas de viño, mejor. Sin menús ni florituras, eso sí, todo a precio de gallina flaca.
Los furanchos, o loureiros según la zona, deben su prolífica vida al ingenio de los viticultores gallegos ante los excedentes de la uva. Cuando la abundancia se convirtió en un problema, la salida más viable para estos trabajadores pasó por vender los sobrantes en locales o tascas cercanas a sus viviendas, y los que menos empezaron también a hacerlo en las suyas propias.
Aunque el término de furancho sea quizás el más conocido, el nombre de loureiros también responde a la tradición. En muchos lugares, sobre todo en la zona de Betanzos, la manera que tenían los bodegueros de anunciar que allí se vendía excedente de vino era poner una hoja de laurel en los portones de sus casas. Así fue como los bajos de muchos hogares particulares se fueron convirtiendo poco a poco en "restaurantes de campaña". Primero fue el vino y después llegaron los manjares. El boca a boca hizo el resto y los furanchos se popularizaron tanto que ahora incluso cuentan con su propia normativa, están geolocalizados y disponen de página web (defuranchos.com).
El calendario del furancho
Desde la aparición y proliferación de los furanchos, el sector hostelero ha mirado con recelo hacia estos establecimientos tradicionales por lo que ellos entendían como una competencia desleal. Desde hace unos años, y con la ley de por medio, los furanchos no pueden abrir sus puertas más allá de tres meses al año con un horario limitado. Es el tiempo que se les estima suficiente para acabar con las reservas de la producción.
Sin embargo, la clandestinidad es algo que impera en estos locales y no es raro encontrarse a más de uno abierto fuera de temporada. Este año, una modificación en la ordenanza de la provincia de Pontevedra permite a los furanchos ampliar su campaña un mes más, hasta el 31 de julio. Una situación excepcional para la que se han tenido en cuenta los contratiempos de la pandemia, y que permite a autóctonos y visitantes disfrutar de los encantos de estos rincones tan castizos durante un mes más del verano.
Vino, comida y Cobas
Cobas es a los furanchos lo que Hollywood a la industria cinematográfica. En otras palabras, su meca en las Rías Baixas. Se suele decir que esta parroquia de Meaño concentra el mayor número de loureiros por metro cuadrado de todas las que existen a la redonda. Y eso que otros términos como Meis y Barrantes (Ribadumia) también hacen una importante competencia. Mucho tiene que ver que por todos estos municipios do Salnés se extienda una de las subzonas más antiguas de la D.O. Rías Baixas, y también una de las más conocidas por sus vinos albariños.
De cualquier modo, y aunque muchos furanchos han ido evolucionando con el paso del tiempo dando lugar a tabernas y mesones más elaboradores, la esencia de la tradición todavía se mantiene viva en la mayoría. Identificar estas casas familiares que abren sus puertas a los foráneos es una tarea de lo más sencilla, así que a continuación os proponemos una breve selección con algunos de los furanchos más populares que nadie debería perderse a su paso por Cobas.
1. O Lar do Outeiro – A de Quinteiro
Comer o cenar en O Lar do Outeiro significa hacerlo entre viñedos y con unas impresionantes vistas a la ría de Arousa. Se trata de uno de los furanchos más típicos de Meaño, con más de dos décadas a sus espaldas en el sector. En este lugar de Cobas el excedente de vino se acompaña de una buena comida casera, con especialidad en zamburiñas, calamares a la plancha, zorza o raxo, entre otros platos tradicionales. Pero si hay una receta que destaca en el menú de O Lar do Outeiro esa es la tortilla de jamón y queso de tetilla, un clásico entre los clásicos.
- Outeiro, 10, Cobas, 36638- Meaño (Pontevedra)
- Teléfono: 600 830 938
2. O Furancho Ángel
Una placa de madera con motivos vinícolas y el nombre de O Fruancho Ángel en la misma nos indican que estamos en el lugar correcto. Si en el anterior loureiro el viñedo era parte del paisaje enxebre, en el caso de O Furancho Ángel la estructura típica que preside esta casa particular es el hórreo gallego. A su alrededor se distribuyen las mesas de la amplia terraza, que se completan con un interior de piedra que te transporta directamente a las viejas tascas de pueblo. El menú de este furancho se compone de raciones variadas de pulpo, pimientos de padrón, los clásicos huevos con chorizo, tortilla y varias opciones de carne como cordero o richada. El broche de oro lo ponen los postres caseros entre los que destacan las cañitas de crema o la tarta de orujo.
- 13 13 Lugar, Aldea de Abaixo, 36638 Meaño, (Pontevedra)
- Teléfono: 986 74 73 96
3. Furancho O Bacelo de Mari
Albariños y comida casera con especialidad en cordero y capón, sería el titular que regiría en el Furancho O Bacelo de Mari de tener alguno. Este antiguo galpón reconvertido en furancho acoge bajo su viña una terraza exterior con capacidad para unas 70 personas. La carta, como es evidente, varía según la temporada, pero en ella podremos encontrar platos como la oreja a feira, calamares rebozados o richada, entre otras especialidades. Además, en O Bacelo de Mari podrás saborear una buena cunca o jarra de vino albariño, tinto o mencía acompañado de alguna tapa de la casa.
- Aldea de Abaixo, 17, 36638 Meaño, (Pontevedra)
- Teléfono: 676 43 34 26
4. Furancho de Juan
En un enclave de lo más acogedor, el Furancho de Juan se presenta como otro de los clásicos de la zona de Cobas. Las parras cubren todo el entramado exterior y el pequeño salón interior sigue la estética tradicional de estos lugares enxebres. Las tapas gallegas se rifan en este establecimiento, cuya especialidad se debate entre los calamares, la richada o el pulpo. Todas los platos tienen dos opciones de precio y tamaño, lo cual es una buena noticia para aquellos que prefieren compartir y probar de todo. Además cuentan con una carta de postres que nada tiene que envidiar a la de entrantes, con opciones de flanes y tartas caseras por sólo 2,5 euros.
- Lugar, Aldea de Abaixo, 4, 36968 Meaño (Pontevedra)
- Teléfono: 986 747 694
5. Furancho- Casa Enrique
El furancho de Enrique es quizás uno de los más clásicos y conocidos, no sólo de Meaño, sino de todas las Rías Baixas. Su ubicación privilegiada le confiere unas vistas inigualables desde su terraza a gran parte del valle do Salnés y la ría de Arousa. Las raciones típicas se acompañan a diario con las jarras de vino albariño en este furancho de Cobas, pero son especialmente populares entre los asiduos las generosas tapas de zorza, pulpo y de tortilla. Además, desde el Furancho de Enrique también preparan comidas por encargo y para llevar, y solamente descansan los miércoles en horario nocturno.
- Aldea de Abaixo, 14, 36638 Meaño, (Pontevedra)
- Teléfono: 986 747 314