Los calamares rebozados, conocidos popularmente como calamares a la romana, son un clásico de la gastronomía española y se encuentran en casi cualquier bar o restaurante del país. Su sencillez, versatilidad y sabor los han convertido en un plato esencial, tanto como tapa como en bocadillos.
En localidades costeras, se valora la frescura del producto y es común encontrar versiones más simples, acompañadas de limón. Y aunque los calamares a la romana son los más conocidos, cada región tiene su propia versión.
En consecuencia, ¿cómo hacen los gallegos los calamares rebozados para que queden perfectos? En Galicia, los calamares rebozados tienen un estilo particular que destaca por su sencillez y la calidad del producto. Aunque el proceso es similar al de otras regiones, los gallegos suelen dar prioridad a ingredientes frescos y técnicas tradicionales.
En Galicia, la frescura del producto es clave. En consecuencia, se utilizan calamares de las rías, que son más pequeños y tiernos que los de otras zonas. A menudo, también se preparan con luras (chipirones), una versión más pequeña y delicada del calamar.
Además, generalmente, los calamares se pasan por harina de trigo. En algunos casos, se usa harina de maíz para darle un toque más crujiente. No siempre se utiliza huevo, lo que da como resultado un rebozado más fino y menos pesado.
También cabe destacar que se fríen en aceite bien caliente para conseguir una textura crujiente por fuera y mantener la jugosidad por dentro. Igualmente, el tiempo de fritura es corto, evitando que el calamar quede seco.
Finalmente, se sirven con un poco de sal gruesa y, a menudo, con limón al lado para resaltar su sabor. Es común encontrarlos acompañados de cachelos o una ensalada fresca.
En algunas zonas costeras gallegas, puedes encontrar los calamares servidos como tapas en bares, o incluso en versiones más elaboradas como parte de platos principales, siempre resaltando la frescura y sencillez.
Entre las recomendaciones principales para los calamares rebozados queden perfectos se encuentran, en primer lugar, la temperatura del aceite. Es fundamental no bajar la temperatura del aceite, ya que eso puede hacer que los calamares se empapen en grasa.
Luego, también es muy importante no sobrecargar la sartén, de tal forma que es importante freír en pequeñas cantidades para que los calamares no se amontonen y el aceite se mantenga caliente.
En consecuencia, estos trucos, combinados con la calidad del producto, aseguran que los calamares rebozados gallegos queden perfectamente crujientes por fuera y jugosos por dentro.
En definitiva, entre los motivos del gran éxito en España en general, y en Galicia en particular, de los calamares rebozados se encuentran la textura y sabor, sobre todo, el contraste entre lo crujiente del rebozado y lo tierno del calamar es irresistible.
También cabe destacar que los calamares rebozados son fáciles de preparar y asequibles, lo que los hace perfectos para cualquier ocasión. Además, se sirven con alioli, limón, o incluso acompañando arroces y ensaladas.