A mediados de la década de los años cuarenta, el Parque de Maráns comenzaba a brotar en las entrañas de Cuntis como una suerte de pulmón verde, extendiendo sus terrenos a sólo 400 metros del casco urbano, aunque ya a años luz de su bullicio. En mitad de este mágico enclave, el parque-mirador fue inaugurado como la pieza central de un ambicioso proyecto de rehabilitación del Monte Maráns. Convertido en un refugio donde la naturaleza parece haber encontrado su voz propia, majestuosos árboles elevan sus copas en una mezcla de especies autóctonas y foráneas. Sobresalen entre ellos altos y elegantes cedros, pinos y falsos cipreses, que se despliengan en un conjunto monumental qe invita al visitante a perderse entre sus armoniosos claros y sombras.
Es precisamente en este auténtico remanso de paz y frescura donde se alza el primer e increíble monumento gallego dedicado el Sagrado Croazón de Jesús, una obra sin precedentes esculpida en piedra de granito por el afamado escultor cambadés Francisco Asorey. La colosal figura, eregida en lo más alto del Parque de Maráns en diciembre de 1945, parece abrazar el paisaje de esta comarca desde su pedestal. Bajo sus pies reposa una pequeña ermita semienterrada: un refugio espiritual que invita a cada visitante a disfrutar de un momento de recogimiento.
Lo cierto es que alcanzar el monumento y esta especie de templo subterráneo no es una tarea del todo fácil, pues es necesario ascender una extensa escalinata de piedra con más de un centenar de peldaños antes de poder observar en primera persona la majestuosidad y solemnidad de este conjunto escultórico-religioso que ha logrado perdurar en el tiempo como un símbolo de fe, espiritualidad y admiración por el arte y la naturaleza.
Arte entre naturaleza
La igleisa católica dedica el mes de junio a la festividad del Sagrado Corazón de Jesús (aunque algún año puede concidir a finales de mayo o principios de julio), una celebración profundamente enraizada en la devoción popular. Esta tradición se consolidó especialmente a partir de mediados del siglo XIX y en las primeras decadas del siglo XX, tras la consgración pública de España al Sagrado Corazón en el emblemático Cerro de los Ángeles, en 1919. A partir de ese momento, una ola de fervor recorrió el país y fueron muchas las ciudades y pueblos de toda España que se unieron a esta corriente de culto y devoción por el Corazón de Jesús.
Se levantaron monumentos, esculturas y hasta representaciones artísticas tanto en templos y conventos como en espacios públicos, colegios y hasta edificios oficiales. Muchos de estos testimonios de fe se han convertido hoy en día en verdaderas joyas del patrimonio cultural, y el conjunto escultórico dedicado al Sagrado Corazón de Jesús de Cuntis es un ejemplo excepcional de ello en Galicia. Esta obra, esculpida con maestría por Asorey, se alza imponente en medio de la naturaleza, como un símbolo atemporal donde arte, devoción y paisaje se entrelazan de manera única.
Un lugar para la comtemplación
El Parque de Maráns tiene mucho más que ofrecer al viajero que el imponente monumento al Sagrado Corazón de Jesús y su ermita. Este pulmón verde de Cuntis presume de una enorme riqueza natural y paisajística, repleto de encantadores rincones ocultos entre frondosos árboles y senderos que invitan a perderse en su quietud. Además, el parque cuntiense también cuenta con un pequeño mirador desde el cual es posible disfrutar ―hasta donde nos permite la vegetación― de una pintoresca panorámica que abarca una buena parte del casco urbano de la villa termal de Cuntis y del valle sobre el que se asienta. Un escenario que cautiva por su encanto y que completa la experiencia de este mágico lugar del interior de la provincia de Pontevedra donde la naturaleza y la espiritualidad conviven en una perfecta armonía.