Las playas fluviales son un espacio perfecto al que acudir a refrescarse en verano en aquellos lugares donde el acceso directo a la costa es algo más complicado, cuando no se dispone de una piscina cerca para darse un chapuzón en los días calurosos o, simplemente, cuando a uno le apetece cambiar de paisaje.
En las playas de río se puede disfrutar de un entorno diferente al de las playas marítimas con un encanto propio. A menudo, estos arenales fluviales están rodeados de preciosos bosques, zonas de descanso y muchos de ellos cuentan también con todos los servicios que a menudo existen junto al mar, como aseos y chiringuitos para tomar algo entre baño y baño.
La provincia de Pontevedra es famosa por su turismo de sol y playa en las Rías Baixas y cuenta con algunos de los mejores arenales de toda España, pero también esconde bonitas playas fluviales que no te puedes perder. En la propia ciudad de Pontevedra, el río Lérez conforma una playa fluvial perfecta para las familias, equipada con servicios y hasta caseta de socorrismo.
Pero en esta ocasión, te descubrimos una algo más alejada del casco urbano para visitar este verano: la playa de A Calzada, a solo media hora en coche de la Boa Vila, y que se convirtió en la primera zona de baño fluvial distinguida con Bandera Azul en España.
Un baño entre castaños y robles
La playa fluvial de A Calza se encuentra en el lugar de Pazos, en el municipio de Ponte Caldelas, y está a las orillas del río Verdugo. Su nombre se debe a que en el año 1907 se construyó en el lugar una calzada (o presa) para convertir en electricidad la fuerza del río. Esta iniciativa, promovida por un matrimonio llamado Clotilde Fernández Orge y José Estévez Fernández, permitió la llegada a Ponte Caldelas de la luz eléctrica.
A día de hoy, se conserva la estructura de la presa y la playa es un espacio de ocio y descanso rodeado por un bosque de ribera de abedules, castaños y robles, con una zona destinada al baño de 250 metros. El arenal está situado al final del paseo fluvial de A Calzada, una agradable senda de unos 900 metros de longitud.
La playa dispone de un amplio aparcamiento, perfecto para quienes quieran acercarse en coche, y servicio de socorrista. Durante el verano se puede tomar algo en un bar-chiringuito, equipado con aseos, que abre sus puertas junto al río.
Además de la zona de césped para descansar a la sombra, las personas más activas también pueden encontrar en A Calzada una cancha de voley-playa, tenis de mesa y un parque biosaludable para hacer ejercicio y pasar un día inolvidable.