Peneda-Gêres es el único espacio natural declarado como Parque Nacional de Portugal y está muy cerca de la frontera con Galicia, concretamente, con la provincia de Ourense. Su inmensa riqueza natural y paisajística lo convierten en un lugar muy visitado todos los años por turistas gallegos y de otras partes de la Península con ganas de explorar y pasar unos días en plena naturaleza (porque sí, Pena-Gêres merece una escapada de más de 24 horas).
Para hacernos una idea de su tamaño: el parque se extiende 695,9 kilómetros cuadrados, es decir, casi 70.00 hectáreas (lo que ocuparían unos 35.000 campos de fútbol unidos), lo que abarca todo el terreno entre la Sierra de Peneda y la sierra de Gerês. A lo largo y ancho de esa superficie están los municipios de Melgazo, Arcos de Valdevez, Ponte da Barca, Terras de Bouro y Montalegre.
Portugal decidió blindar con la distinción de Parque Nacional el espacio de Peneda-Gêres en el año 1971 y desde entonces se ha convertido en un aclamado destino de turismo rural y de aventura, pero no ha perdido cierta esencia salvaje ya que, por sus condiciones geográficas, es difícil la creación de asentamientos humanos en estos lares.
Aunque sí existen diversos alojamientos y hay empresas que se dedican a organizar actividades en el parque, Peneda-Gêres es un remanso de paz por el que no ha pasado demasiado el tiempo. Los orígenes de la reserva se remontan miles y miles de años atrás y se conservan aún elementos prehistóricos como algún dolmen o una parte de la calzada romana que antiguamente conectaba Astorga con Braccara Augusta, hoy la ciudad de Braga.
Sin duda hay mucho por ver en este lugar, pero que no cunda el pánico. A continuación puedes consultar una breve recopilación de los elementos más destacados que no deberías pasar por alto a la hora de organizar tu excursión. En primer lugar, las mejores cascadas de Pena-Gêres, uno de los accidentes geográficos más impresionantes del parque; seguido de los pintorescos pueblos en medio de las montañas y diferentes rincones llenos de magia. ¡Déjate conquistar por el buque insignia de los parques naturales de Portugal!
Las mejores cascadas de Peneda-Gêres
La época idónea para poder recorrer Peneda-Gêres bajo una temperatura ideal y ver la naturaleza en plena ebullición es la primavera. Unos de los elementos de belleza más exuberante del parque son las cascadas, que se multiplican entre las montañas y cautivan a los visitantes con la fuerza de sus aguas y las agradables pozas que forman en su parte baja. De todas ellas, estas cuatro se consideran las más bonitas:
Cascada do Arado
La cascada do Arado se encuentra en el corazón de la sierra de Gêres, a unos tres kilómetros de la aldea de Ermida y a unos ocho de Vila do Gêres. Tiene una altura de unos 750 metros y en su descenso se forman varios impresionantes saltos de agua. No está recomendada para el baño por su peligrosidad, pero es una bonita zona a la que se puede acceder en coche (aunque el último kilómetro hasta la cascada debe hacerse a pie).
Cascada Portela do Homem
- Dónde: N308-1, Portugal
También conocida como cascada de San Miguel, es una de las más populares entre los bañistas durante el verano por la mágica piscina de aguas turquesas que se forma a sus pies. Está a menos de un kilómetro de la frontera con España y de hecho, se recomienda dejar el coche aparcado en la zona de la frontera (el camino hasta el punto es de unos 500 metros).
Cascada Tahití
- Dónde: PV3R+F5X, Portugal
Otra joya del parque es la cascada de Fecha de Barjas, aunque se conoce entre los turistas como la cascada Tahití. Como apunta el departamento de Turismo del municipio de Terras de Bouro, el acceso a las pozas se realiza desde la carretera entre el pueblo de Ermida y la localidad de Fafião (Montalegre), a pie por el margen izquierdo del río Arado y después de unos minutos de descenso por un camino de tierra, es necesario cruzar un segundo río, el Fafião. Aunque sí se permite el baño, el entorno es propicio para caídas y resbalones.
Cascada de Pinçaes
- Dónde: PW8R+64, Portugal
Puede que sea la menos conocida de esta selección, pero es igualmente impresionante. La cascada de Pinçaes se encuentra al lado de una aldea homónima, en el municipio de Montealegre, y desde ahí parte el sendero que deberás recorrer exclusivamente a pie para llegar a ella (puedes consultar el camino aquí). Allí te espera una piscina natural tranquila.
Tres pueblos con encanto
A lo largo de los miles de kilómetros de superficie del parque natural se pueden encontrar aldeas en lo alto de la montaña con siglos de historia. Todas ellas se conservan a la perfección y están poco pobladas y son unos de los puntos de mayor interés para los visitantes de Peneda-Gêres. Castillos, leyendas y tumbas neolíticas que se presentan en medio de unos paisajes que quitan el aliento.
Pitoes das Junias
- Dónde: Pitoes das Junias
Pitoes das Junias ostenta el puesto de ser el segundo asentamiento de Portugal situado a más altura. La aldea es una de las más visitadas por los excursionistas del Gêres, aunque su población real no llega al medio millar de personas y la vida allí, en plena meseta de Mourela, es tranquila. Según cuentan diferentes historiadores, Pitoes das Junias podría haber nacido como sustituto del pueblo de Juriz, a día de hoy completamente desaparecido y que en la Edad Media quedó deshabitado. Muy cerca está el Monasterio de Santa María de Junia, fundado en el siglo XII.
Lindoso
- Dónde: Lindoso
Si el pueblo de Lindoso es famoso por algo es por las imponentes ruinas de su castillo y la gran cantidad de hórreos que reúne. Además, está muy cerca de la aldea ourensana de Aceredo, que quedó sumergida por las aguas del embalse de Lindoso en los años 90 y que ahora sale a flote cuando aprieta la sequía. El castillo de Lindoso se construyó en torno al siglo XIII; en cuanto al conjunto histórico de hórreos portugueses, llamados espigueiros, su origen se remonta al siglo XVIII y está perfectamente conservado.
Castro Laboreiro
- Dónde: Castro Laboreiro
El tercer pueblo que no puedes perderte es Castro Laboreiro, inserido en el municipio de Melgaço entre las montañas de la Serra do Laboreiro, la zona más al oeste del parque de Peneda-Gêres. El origen de este asentamiento se remonta a la época prehistórica; así, uno de los principales atractivos de la visita es su Núcleo Museológico, donde podrás conocer todos los detalles sobre la cultura castrexa de la zona. Además, cuenta con una de las mayores necrópolis megalíticas de todo el parque y las interesantes ruinas del Castillo de Laboreiro, declaradas Monumento Nacional.
Bonus track: enclaves que no te puedes perder
Para abordar todo lo que el parque de Peneda-Gêres tiene por ofrecer se necesitarían decenas de artículos y por eso no queríamos cerrar este sin añadir algún rincón, más allá de sus cascadas y pintorescas aldeas.
Santuario Nossa Senhora da Peneda
El santuario de Nossa Senhora da Peneda es un lugar especial. Fue construido entre finales del siglo XVIII y el tercer cuarto del siglo XIX, aunque se cree que el origen de convertir este punto en un espacio de culto se remonta al siglo XIII, relacionado con la presencia de los monjes del monasterio arcuense de Ermelo hasta Fiães, en Melgaço. El templo principal asciende a una ladera de una montaña rocosa, creando uno de los paisajes más sobrecogedores del Parque de Peneda-Gêres. Además, todos los años se celebra aquí una gran fiesta popular la primera de semana de septiembre en la que se dedica una jornada a los peregrinos gallegos.
Parque Tude de Sousa
Este especial rincón (que también se denomina Parque das Termas) en la zona de Gêres es un homenaje a Tude Martins de Sousa, quien fue regente forestal de la Sierra del Gêres a comienzos del siglo XX y llevó a cabo diversos estudios sobre la etnografía del lugar. El parque solo abre entre los meses de mayo y octubre y se extiende a lo largo de dos hectáreas, en las que se esconden curiosas cuevas artificiales, un lago en el que se puede dar paseos a bordo de un bote y unas piscinas entre la naturaleza. La entrada general costaba 1,50 euros el año pasado.
Mirador de Pedra Bela
- Dónde: Mirador de Pedra Bela
Para cerrar esta lista, te proponemos uno de los miradores más espectaculares de la reserva natural, el mirador de Pedra Bela. Situado a nada más y nada menos que 829 metros de altura, permite observar una vista privilegiada del embalse de Caniçada y el río Caldo. Es un lugar al que se puede acceder en coche y tiene en sus proximidades una zona de merendero para descansar.