Toda gran urbe gallega esconde en su territorio algún que otro pulmón verde convertido en un lugar al que sus habitantes suelen escaparse para conectar con la naturaleza. En las Rías Baixas, la Boa Vila también alberga en todo su núcleo urbano varios parques y jardines que cumplen esta función de oasis en medio del desierto, y sin embargo, uno de los paraísos naturales más importantes de la capital pontevedresa se encuentra en las proximidades de la desembocadura del río Lérez, en una zona semiurbana a la que se puede acceder caminando desde el centro de la ciudad. Las marismas de Alba, también conocidas como Xunqueira do Lérez, constituyen una interesante zona húmeda (dividida en tres áreas: marisma, matorral y llanura pantanosa) donde conviven importantes colonias de especies acuáticas tales como la picapeixe, la garza real o el cuervo mariño negro.
Pero, ¿qué son exactamente estas marismas? Este tipo de ecosistema se define como una unidad que tiene como relieve principal una depresión (normalmente causado por un río) o lo que es lo mismo, un humedal frecuente o continuamente inundado de agua, caracterizado por tener una vegetación emergente de tallo suave adaptada a condiciones de suelo saturado. Además, las marismas tienen una gran importancia tanto a nivel ecológico (por su riqueza en cuanto a flora y fauna) como humano, ya que en muchos lugares son utilizadas también para el cultivo. En el caso de las marismas de Alba, su superficie abarca cerca de 70 hectáreas de terreno en un punto donde confluyen los ríos Rons y Lérez. De hecho, el área de marismas se encuentra sujeto al flujo de mareas, por lo que cada 6 horas y 15 minutos aproximadamente una zona de la misma pasa a estar cubierta de agua en su totalidad y la otra queda expuesta por la marea baja.
En las entrañas de unas marismas de ciudad
Este pequeño oasis verde en la ciudad de Pontevedra puede presumir de ser el primer Espacio Natural de Interés Local (ENIL) de Galicia, nombrado en el año 2012 debido a su gran importancia a nivel ambiental y la enorme riqueza natural y paisajística de toda la zona. Lo cierto es que las marismas de Alba acogen en todo su territorio más de 160 especies vegetales diferentes, más de 130 variedades de aves y 14 de libélulas, 40 especies de mariposas, 10 de anfibios y otras 13 especies diferentes de mamíferos. Sin lugar a dudas, todo un ejemplo de diversidad animal y vegetal en la Boa Vila. Además, es importante señalar que la característica del flujo de mareas hace posible encontrar vegetación donde se forman los islotes de esparto marino y las junqueras que conquistan el grueso de la zona y dan también nombre al lugar.
Sobre este paraíso terrenal podemos decir también que se encuentra a medio camino entre un jardín y un parque, atravesado en toda su extensión por frondosos bosques de ribera y naturaleza autóctona, pero también por pasarelas, zonas de observación de aves, paneles interpretativos y miradores que permiten observar el grueso de las marismas y sus alrededores. Todos estos nuevos elementos se instalaron en el entorno como parte de las obras de mejora y acondicionamiento de la zona, lo que permite a sus visitantes realizar rutas de senderismo o cicloturismo tanto a nivel individual como en grupo.
Un espacio protegido de gran valor
Hubo un tiempo en que las marismas de Alba se vieron enormemente afectadas por la presión urbanística de la ciudad de Pontevedra. Fue por ese preciso motivo que la Consellería de Medio Ambiente desempeñó en su momento diferentes planes de protección, conservación y avance de los espacios naturales. En la actualidad, la normativa de protección aplicada a la Xunqueira do Lérez obliga a cumplir una serie de reglas con el fin de respetar la flora y fauna local, tales como regímenes de usos y actividades permitidas, con una pequeña parte destinada a Parque de Maquinaria de la Diputación y otra a vecinos con parcelas en propiedad que desarrollan actividades tradicionales que no afectan a la zona en las parroquias de Campañó y Lérez. Desde que las marismas de Alba fueron protegidas, el lugar es de nuevo objeto de estudio para determinar las características naturales de las marismas y se ha reconocido el humedal como un ecosistema en el que existen hábitats amenazados de desaparición.