Los molinos, ya sean de viento, agua o mareas, conforman una parte importante de la cultura y etnografía de Galicia. Por esa razón hoy en día, y en prácticamente todo el territorio, existen numerosas rutas que siguen los famosos caminos de la molienda. Espacios que han sido rehabilitados para que la gente pueda conocer de cerca el patrimonio arquitectónico que representan estas singulares construcciones, y sumergirse al mismo tiempo en plena naturaleza.
En el municipio de A Estrada encontramos un itinerario repleto de encanto y magnetismo, que discurre paralelo al río entre bosques de ribeira. Hablamos de la Ruta dos Muíños de Golfariz, en la parroquia de Pardemarín. La particularidad de esta senda reside en la historia detrás de la puesta a punto del lugar, pues fue un vecino de la aldea ―canteiro de profesión― quien salvó de la maleza los viejos caminos y molinos de la zona. Además, gracias a su destreza a la hora de cortar y moldear piedras, este cantero de Golfariz pudo dejar una huella imborrable, en forma de señalizaciones, por todo el recorrido.
La idea que puso a Golfariz en el mapa
Desde la cima de Santa Baia desciende un pequeño regato hasta formar un valle natural en el entorno de A Estrada. Junto a este riachuelo, décadas atrás se levantó un importante grupo de molinos, hoy conocidos como los "Muíños de Golfariz". La belleza de esta pequeña ruta fluvial no radica únicamente en sus paisajes o la historia de sus construcciones, sino más bien en la singularidad de su acondicionamiento.
Manuel López Castiñeiros ―conocido por todos como Carballo― es un vecino de la parroquia, cantero y escultor de profesión, que una vez jubilado decidió llevar a cabo un ambicioso proyecto que llevaba tiempo rondando en su cabeza: la puesta a punto de una ruta en el lugar que tantas veces había recorrido durante su infancia. Carballo consiguió recuperar hasta seis molinos ocultos por la maleza; instaló barandillas de madera en las pendientes; construyó varias pasarelas para prolongar los senderos; y creó singulares esculturas y señalizaciones de piedra que recorren toda la Ruta dos Muíños de Golfariz. Estas últimas son en la actualidad el auténtico sello de identidad del itinerario.
En total, tres kilómetros de trayecto circular que siguen las aguas del río entre bosques, molinos y esculturas. En una de los grabados en piedra del entorno, puede leerse un pequeño texto que dice: "un canteiro que puxo a Pardemarín de moda". Razón no le falta, y es que desde el año 2020, esta senda se ha convertido en un reclamo de primera categoría para todos aquellos visitantes que llegan a la Estrada.
Molinos, naturaleza e historia
La Ruta dos Muíños de Golfariz da comienzo muy cerca de Mesadoiro, en el entorno de Os Cabarlliños. Próximo a este punto se encuentra el área recreativa de Barroblanco, acondicionada con mesas y bancos donde poder pasar el día. En todo el trayecto, varias de las obras del escultor local aparecen marcadas por las iniciales de su nombre y apellidos. Algunas de ellas incluso cuentan con mensajes grabados en las piedras, como es el caso del "homenaje a los antepasados y su esfuerzo", escrito bajo la figura de una mujer en piedra.
Una vez iniciado el recorrido como tal, este atraviesa los bosques de ribera entre grupos de molinos y pasarelas. Además, varias de estas construcciones mantienen intacta su estructura interna y pueden ser visitados por dentro. Muíño do Montoiro (en funcionamiento tras su puesta a punto) o de Vidal, Fervenza da Chousa, Muíño do Batán, de Baixo o de Sueiro… y así hasta llegar a la antigua central hidroélectrica de Salouzáns. Allí se localiza también el último de los molinos, el de Veiga Grande. Una vez en este punto, la vía avanza por O Rodo y Mesadoiro hasta volver al lugar de partida.