Existe una belleza innata que envuelve a los faros, una cualidad propia que dota a estos vigías del mar de un sutil magnetismo. La costa gallega se extiende a lo largo de cientos de kilómetros, y son los faros, en muchas ocasiones, los principales protagonistas de las panorámicas más suntuosas desde las Rías Baixas a la Costa da Morte. El Camiño dos faros del norte de Galicia es de sobra conocido, pero en la cara más meridional de la comunidad, estas singulares estructuras también suponen un emblema de la tradición marinera para toda la provincia de Pontevedra, y a día de hoy se han convertido en un auténtico reclamo para todo tipo de visitantes.
Faro de Cabo Silleiro (Baiona)
Con la mirada puesta en el océano Atlántico, e imponente sobre la punta de Cabo Silleiro, en Baiona, se encuentra uno de los faros legendarios más característicos de las Rías Baixas. Sellando la entrada a la ría de Vigo por la zona sur, el faro de Cabo Silleiro se encendió por primera vez en el año 1866. A pesar de haber sufrido alguna que otra pequeña reforma ―la más importante a principios de los años veinte― la estructura se ha mantenido prácticamente intacta después de un siglo. La torreta principal alcanza una altura de 30 metros y en días despejados, su luz blanca puede divisarse a unos 65 kilómetros de distancia.
Aunque el interior del faro no es visitable (al menos por ahora), el entorno y sus alrededores bien merecen una parada en el recorrido de cualquier viajero. En un futuro próximo, este histórico centinela albergará en su interior un hotel con encanto, al igual que el ya existente en el faro de Fisterra. Además, esta zona es historia viva de Galicia, ya que a espaldas del faro de Silleiro se ubica una Batería Militar que sirvió como defensa costera tras la Guerra Civil.
Faro de O Monte Faro (Islas Cíes)
En la bocana de la ría de Vigo presiden majestuosas las Islas Cíes, un auténtico paraíso natural en conjunto enmarcado dentro del Parque Nacional das Illas Atlánticas de Galicia. El archipiélago está formado por tres islas: la isla do Faro, Monteagudo y San Martiño. La primera de ellas se ha convertido en el principal reclamo para los miles de visitantes que recorren cada año sus senderos y arenales paradisíacos. El nombre que recibe esta isla hace justicia a los tres vigías nocturnos que se establecen entre sus límites.
El más característico de ellos se localiza a casi 180 metros de altura, tras un ascenso por varias rampas zigzagueantes. Hablamos del Faro de O Monte Faro, también conocido como la gran linterna del Atlántico. Desde allí se puede disfrutar de una panorámica de 360 grados hacia el conjunto de islas, los acantilados, la propia costa y un horizonte marino que no parece tener fin.
La estructura, hecha en piedra de granito, se construyó entre 1851 y 1853, y se mantuvo habitada hasta bien entrados los años sesenta. Los primeros pasos como guardián de la noche los dio gracias a una lámpara de aceite que años más tarde sería sustituida por otra de petróleo. Ya en 1939 se instalaría un destellador de acetileno que ha seguido en activo hasta el día de hoy, capaz de iluminar hasta los 40 kilómetros de mar en las noches más serenas del año.
Faro da Porta (Islas Cíes)
Si recorremos la costa más meridional de la principal isla de las Cíes descubriremos el singular Faro da Porta, una estructura de encanto marinero que custodia el estrecho del mismo nombre. Este peculiar faro fue construido en el año 1918 y funciona gracias a la energía solar. El edificio se sitúa junto a los restos de un antiguo poblado castrexo, que constituye uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del archipiélago. Además, en este punto empieza la zona de reserva de aves marinas y desde allí, podremos disfrutar de unas vistas privilegiadas a la vecina isla de San Martiño.
Faro de Cabo Home (Cangas do Morrazo)
En la península do Morrazo, concretamente en la sinuosa y singular Costa da Vela, la panorámica se completa gracias a la presencia del faro de Cabo Home, que debe su nombre a este trocito de tierra entre dos rías que se ubica al sur de Cangas, en Hío. Se trata de uno de los tres centinelas, junto con el de Robaleira y Punta Subrido, que conforman la famosa Ruta dos Faros de Cabo Home. Este faro en particular fue construido alrededor del año 1953, a unos 143 metros sobre el nivel del mar y con una imponente altura de unos 17 metros. Podría decirse que el de punta Subrido es el hermano pequeño, pues la torre cilíndrica de color blanco es de idéntica forma y sólo se diferencian en el número de pisos: el faro de Subrido dispone de dos alturas, una menos que el de Cabo Home.
Faro de Punta Robaleira (Cangas do Morrazo)
En el extremo de uno de los acantilados bajos entre Cabo Home y Punta Subrido se sitúa el llamativo faro rojo de Punta Robaleira. Esta torre de vigilancia no destaca por su gran envergadura sino más bien por el contraste de su forma achatada, de escasa altura y gran anchura. Este faro en la Costa da Vela se compone de una torre cilíndrica de 6 metros, construida en piedra en 1918. A tan sólo 28 metros sobre el nivel del mar, la construcción cuenta con una especie de "terraza" con unas vistas privilegiadas a la ría y las Cíes; y desde su posición, la luz que emana la linterna central puede deslumbrar a unos 12 kilómetros de distancia, una cifra que parece irrisoria en comparación al alcance de alguno de sus vecinos de las Rías Baixas.
Faro de Ons
En la entrada de la ría de Pontevedra se encuentra otro de los paraísos naturales de las Rías Baixas: el archipiélago de Ons, formado por las islas de Ons y Onza. Allí, entre los numerosos elementos paisajísticos y patrimoniales, destaca por encima del resto el faro de Ons, uno de los más grandes y de mayor alcance de toda la península. Esta obra del arquitecto Rafael de la Cerda se eleva 128 metros sobre el nivel del mar, y fue puesta en marcha por primera vez en 1865. La torre principal tiene en la actualidad un alcance de unas 24 millas. Desde su posición se puede divisar con nitidez la península de O Grove, del Barbanza y del Morrazo, con Cabo Silleiro al fondo; las islas de Cíes y Sálvora; así como la ría de Pontevedra al este y el infinito Atlántico hacia el oeste.
Faro de Tenlo Chico (Isla de Tambo)
Entre las aguas de la ría de Pontevedra emerge cual ballena varada la silueta de una de las islas con mayor encanto e historia de esta zona de las Rías Baixas, la isla de Tambo. En el año 1922, tras el balizamiento de la ría, comenzó a funcionar con total normalidad el Faro de Tenlo Chico, construido apenas unos años antes. La estructura se sitúa en un pequeño saliente de tierra, en la parte sur de la isla, que mira hacia la localidad de Marín. Esta torre de mampostería, de casi 20 metros de altura, se encuentra rodeada por una bonita escalinata en forma de hélice. Su linterna, ubicada a unos 35 metros sobre el nivel del mar, tiene un alcance de unas 11 millas náuticas.
Faro Punta Cabalo (Illa de Arousa)
La comarca do Salnés puede presumir de tener uno de los centinelas del mar más bonitos ―también de los más pequeños― de toda Galicia: el faro de Punta Cabalo, en la Illa de Arousa. Construido en 1852 sobre un conjunto rocoso en la cara noroeste de la localidad, este emblemático faro no tardaría ni un año en encenderse para iluminar toda la ría de Arousa por primera vez, en la misma fecha que lo haría su compañero nocturno de la isla de Sálvora. Ambas estructuras fueron confeccionadas por el ingeniero Celedonio de Uribe, quien quiso hacer coincidir la puesta en marcha de las dos. Desde el 2007, el interior del edificio alberga un genuino restaurante de carácter marinero, donde los platos del mar y los productos de la ría son los principales protagonistas.
Faro de Sálvora
A la pequeña isla de Sálvora, ubicada en la de la ría de Arousa, la han hecho grande sus historias y leyendas: invadida por vikingos, habitada por sirenas, refugio de piratas e incluso testigo indirecto de fatales naufragios como el del vapor Santa Isabel en 1921. En el sur de la isla, en un lugar conocido como Punta Besugueiros, empezó a fraguarse la larga historia del faro de Sálvora. En 1847 se instaló una pequeña luz local que sólo seis años más tarde se convertiría en un auténtico faro. El edificio está formado por una torre octogonal de unos 16 metros de altura, muy similar al de Cabo Silleiro. Después del naufragio del Santa Isabel, en el año 1954 se cometió la reforma más importante del edificio, para ampliar la estructura y conseguir de ese modo un mayor alcance, que a día de hoy es de algo más de 20 millas (39 kilómetros).
Faro de Corrubedo (Ribeira)
Situado en el ayuntamiento coruñés de Ribeira, aunque en un tramo de costa que geográficamente pertenece a las Rías Baixas, el faro de Cabo Corrubedo se presenta como un importante punto de referencia para navegantes y marineros de todo este litoral. El faro presta servicio desde el año 1854, aunque no exento de polémicas: a que a fin de cuentas, muchos consideraron al centinela de Corrubedo el causante del naufragio del Santa Isabel. Por ese motivo, tras el trágico suceso su linterna empezó a emitir luz roja en vez de blanca, hecho que le valió el apodo del "faro comunista". La estructura se compone de una torre troncocónica que se alza desde el interior del inmueble y que alcanza una altura de unos 14 metros sobre el terreno.