Hay dos motivos por los que los vigueses saben que han entrado, de manera oficial, en el periodo otoñal. El primero ha llegado tras un "veranillo de San Miguel" que ha dejado en la ciudad olívica sol, temperaturas de hasta 29 grados y la posibilidad de arañar las últimas horas de playa: Se trata de un cambio de tiempo que se ha notado especialmente en pleno puente del Pilar y que ha obligado a los vigueses a sacar los paraguas.
El segundo se puede ver en la calle Príncipe desde hace dos días. Y es que el tradicional tren de castañas ya ocupa su lugar, como todos los otoños, frente a la farola. Este viernes lluvioso, paseantes y turistas se hicieron con los primeros conos y dejaron una estampa de lo más tradicional. Y es que el centro de la ciudad ya huele a castañas, lo que le recuerda que se adentra en el frío invierno.
Junto al tren se encuentra Elsa, quien desde hace décadas vuelve todos los meses de octubre al mismo lugar. Cuenta que el asador tiene más de 40 años de vida y que no ha fallado una sola vez a su cita con los vigueses. "Todavía no hemos notado mucha gente por esto de la lluvia", cuenta. "En principio estaré hasta el mes de diciembre, como todos los años", anota.
A última hora de la tarde de hoy, la lluvia dio una tregua y comenzó a notarse más movimiento en este pequeño puesto que dá acceso a la calle Príncipe. Aunque la instalación de las luces invite a pensar más en la Navidad, comienza el tiempo de Magosto y Elsa da buena fe de ello.