Tras dos suspensiones y varias peticiones de aplazamientos, el juicio por el alijo de cocaína del buque MV Karar continúa marcado por las incidencias. Este miércoles, la utilización de notas por parte de un testigo y los problemas técnicos para escuchar unas grabaciones han marcado la jornada celebrada en la Ciudad de la Justicia de Vigo.
En el primer caso, las defensas han advertido durante el interrogatorio de la Fiscalía a un testigo policial que declaraba tras un biombo que éste estaba utilizando notas y apuntes. El tribunal ha suspendido la sesión para analizar su contenido y ponerlas a disposición de las defensas, que han denunciado que suponía un "fraude procesal" y generaba "indefensión" a los acusados. Finalmente, el tribunal ha acordado incorporar las notas del agente al acta de la vista y ha decidido que sean valoradas en el momento oportuno, al igual que la credibilidad del testigo.
En este mismo interrogatorio, se trató de reproducir grabaciones sobre las conversaciones entre los acusados donde supuestamente hablan de los preparativos para el alijo de droga, pero la mala calidad de los audios y la acústica de la macrosala hizo que se suspendiese la sesión para que los servicios técnicos de la Ciudad de la Justicia tratasen de mejorarlo.
El juicio se retomará mañana con la duda de si estos problemas estarán solucionados; en caso de que no lo estén, se buscará una sala alternativa, algo que viene dificultado por la cantidad de personas que intervienen en la vista, por lo que se ha apuntado la posibilidad de que alguna sesión se traslade a Pontevedra.
Una llamada de un teléfono portugués
En la jornada de este miércoles, ha comparecido el agente que realizó las labores de secretario en la investigación y ha explicado que, en el marco de los seguimientos a Juan Carlos Santórum, el constructor de barcos Fidel, F.B. y su entorno, comprobaron que el segundo recibía una llamada de un teléfono portugués, y que éste devolvía esa llamada, aunque no se produjo ninguna conversación.
La Policía comprobó que este teléfono estaba siendo objeto de investigación por parte de la Brigada Central de Estupefacientes que, a su vez, había recibido una comunicación de la DEA (la agencia antidrogas norteamericana) sobre un barco que estaba en ruta, "posiblemente con una gran cantidad de cocaína a bordo". De ese modo, pudieron vincular los movimientos de Fidel, Santórum y su entorno, con el transporte de droga del MV Karar.
Este testigo ha señalado, asimismo, que se observaron movimientos en diversas naves alquiladas que denotaban que "podrían estar preparando un operativo". Posteriormente, la DEA informó de la presencia a bordo del Karar de un hombre gallego, que los investigadores dedujeron que se trataría de "una persona de garantía", que viajaba en el barco para asegurarse de que toda la droga llegaba a su destino.
Este policía ha explicado también que la vigilancia a la que sometieron a Fidel ponía de manifiesto que se relacionaba con personas sospechosas por haber sido vinculadas o investigadas por delitos de narcotráfico. Según su testimonio, este constructor naval, vecino de Vigo, tenía contactos con varias organizaciones y les facilitaba las embarcaciones para realizar los alijos. En el caso del MV Karar, además, fue la persona que recibió esa ‘llamada perdida’ del teléfono portugués, que interpretaron como un "aviso" relacionado con la llegada de la droga.
Tras esa llamada, ha explicado el testigo que Fidel F.B. mantuvo varias reuniones con Santórum y su núcleo duro, supuestamente para darles las últimas novedades relativas a la travesía del buque.
Sobre el presunto papel en la organización de otro de los acusados, Ismael C.B., estaba desde hacía tiempo en el foco policial por sus presuntos vínculos con el narcotráfico y porque es conocida su destreza como piloto de lanchas rápidas: "Era un piloto bastante hábil, reconocido y muy solicitado".