Abel Caballero ha inaugurado este viernes la segunda fase de las rampas de Gran Vía, que recorren la distancia entre las calles Bolivia y Nicaragua y salvan una pendiente de un 9%. Tras una inversión de 4.235.000 euros (3,1 millones procedentes de fondos Next Generation) y varios retrasos en la finalización de la obra, la pasarela mecánica que une Urzáiz con Plaza de España está completamente operativa.
Con este último tramo, se completa una "obra histórica" para la ciudad de Vigo, que ha supuesto una inversión de aproximadamente 10 millones de euros y que permitirá que los vigueses recorran una de las calles más empinadas de la ciudad sin dificultad. "Es una nueva forma de entender la ciudad, los bulevares, la movilidad, de eliminar coches de las calles y utilizar un sistema eléctrico sin ruidos y respetuoso con el medio ambiente, ya que toda la energía que utiliza el Concello es renovable", explicaba Abel Caballero.
Al igual que sus homólogas de un par de calles más abajo, las rampas tienen jardín interior y bancos, además de estar protegidas por una estructura de cristal con arcos de colores. Asimismo, al final de este tramo se ha instalado el ya famoso Pezseto, que cuenta también con un estanque virtual conformado por varias pantallas en el suelo.
No obstante, el alcalde informó ya el pasado mes de febrero de que las rampas no terminarán aquí, sino que se instalarán "sistemas de transporte de este nivel entre la Plaza de América y la Plaza de España en el siguiente mandato".