La emblemática escultura del escultor Francisco Leiro, El Sireno, constituye uno de los símbolos de la ciudad y forma parte del paisaje de la Puerta del Sol de Vigo. Ahora, la figura, que no ha generado pocos debates sobre su belleza, es compañera de grúas y excavadoras en la gran obra que soterrará el tráfico en el kilómetro cero y convertirá la zona en una gran área peatonal.
El informe del mes de junio sobre el proyecto modificado de la obra viguesa hizo saltar algunas alarmas al mencionar el "riesgo de vuelco ante la elevada esbeltez del elemento escultórico".
Según confirma el Concello el informe del pasado mes de junio lo que plantea es una solución en caso de que fuera necesario mejorar la cimentación de la escultura. No obstante, los técnicos han señalado que la cimentación es buena, la obra está ya pilotada y "de ahí que, en este momento, no sea necesario darle más seguridad".
En el plan de la obra, que supondrá una inversión de casi 17 millones de euros, contempla un control periódico de la escultura por si hubiera movimiento o reacción. El riesgo de desplome, en la actualidad, no existe. La pieza, elaborada en acero inoxidable, pesa 4 toneladas y se apoya sobre dos grandes pilares de granito de 12 metros de altura. Forma parte del paisaje vigués desde que fue instalada en el año 1991.