"El arte en sí mismo es inclusivo", dice Cristina Lago, presidenta de la Fundación desde su constitución en 2002. Con la intención de ofrecer un futuro profesional en el mundo del arte a todos sus alumnos, ella y su compañero Marcos han creado una fundación en la que la música, la danza, el teatro y la pintura son la base de cualquier aprendizaje.
Comenta Cristina que, cuando conocemos a cualquier persona, "no nos fijamos en sus defectos: con la diversidad funcional ocurre igual". Sus alumnos son personas con capacidades diferentes, "lo primero que vemos en ellos es su potencial" y tratan de explotar esa virtud que los convierte en únicos.
Una profesora de educación especial y un músico empezaron hace casi veinte años un proyecto artístico pionero en la educación a personas con diversidad funcional. Dos décadas de experiencia y un equipo formado por profesionales cualificados y muy implicados avalan hoy la trayectoria de la Fundación Igualarte.
Profesionalizar el arte
Su especialización en el terreno artístico ha convertido a sus "chiquitos", como los llama la presidenta, en protagonistas de conciertos, obras de teatro y festivales. "Por suerte ya no existe el morbillo de ‘ah, vamos a ver a chicos con discapacidad’: vas a ver una pieza musical, de danza o teatral y te da igual quién la represente si te gusta cómo lo hace".
Para los fundadores y los profesores de Igualarte, lo más importante es que los chicos y chicas que aprenden con ellos puedan trabajar como artistas en el futuro. "Sabemos que es difícil vivir del arte, y más en este momento, pero nuestro programa artístico se centra en formar a actores, músicos o artistas plásticos, puedan vivir de ello en un futuro o no".
Cristina es consciente de que su fundación no otorga una titulación oficial, pero tratan de que todas las personas que pasan por sus aulas tengan conocimientos para explotar sus capacidades artísticas y estén en igualdad de condiciones con otros profesionales del sector. "Música, teatro, danza, diseño y fotografía son nuestras asignaturas troncales; también impartimos matemáticas aplicadas a la vida diaria o desarrollo del lenguaje, pero tratamos esas asignaturas como complementarias".
Por las tardes, además, ofrecen "actividades extraescolares" para personas con diversidad funcional. "Tenemos a chicos y chicas desde dos a sesenta años en nuestro programa artístico, tanto en los talleres ocupacionales de la mañana como en el espacio artístico de las tardes".
Reciben nuevos alumnos cada año y siempre tienen la misma acogida: "pido a los padres que no me condicionen, que no me den diagnósticos, quiero que cada persona que entra en Igualarte sea quien quiera ser". Dice Cristina que las familias, los padres y madres de los chicos son muy escuchados, pero la libertad que otorga la expresión artística "cambia" la vida de muchos alumnos. El arte, en esta fundación, es la enseñanza que otorga calidad de vida a las personas que acuden cada día.
Para todos los profesionales que forman parte de Igualarte, lo más importante es que los alumnos se expresen, que interactúen y desarrollen todas sus capacidades a través del arte. "No todos tenemos facilidad de palabra, muchos de nuestros ‘chiquitos’ no hablan bien, pero hacen cosas maravillosas con la música, la danza o las artes plásticas", dice Cristina.
Componer para expresar
Si todos los vigueses (y los españoles en conjunto) coincidimos en algo este año, es que el confinamiento "fue una mierda, tanto si tienes diversidad funcional como si no". La presidenta de Igualarte aqueja que en los dos meses de encierro nacional fue muy complicado que sus ‘chiquitos’ continuasen avanzando.
"Online nada funciona bien, no vamos a engañarnos: es difícil entenderse en persona, imagínate si no nos escuchamos bien". Escuchar fue todo lo que los profesores de Igualarte hicieron durante los meses que no pudieron ver a sus alumnos. "Ellos necesitaban saber que seguíamos aquí, intentamos mantenerlos entretenidos pero, sobre todo, hicimos que supieran que los escuchábamos aunque no los viésemos".
La inactividad, como a todos, desembocó en una necesidad imperiosa de que los chicos hicieran cosas nuevas. "Llegaron revueltos y estaban emocionados con componer su propia música, así que nos sentamos y compusimos varias canciones". Cristina habla de Chungo Pastel, el grupo creado en Igualarte que lleva años haciendo versiones de canciones de rock.
Tras el confinamiento, fueron un paso más allá: "hemos colaborado con músicos locales (y no tan locales) a los que entregamos las letras y han creado melodías preciosas para acompañar los sentimientos que nuestros chicos deseaban exteriorizar".
Cristina confiesa, con permiso de Jimena, la profesora de música, quiénes son esos artistas. "Silvia Superstar enseguida grabó con nosotros, no dudó ni un momento en participar cuando se lo pedimos. Además están artistas como Kaixo, High Paw, Inerttes, Sés, Dakidarría, Ganjahr Family y Antonio Orozco, que es un gran amante de Vigo".
Sherchelios, el vigués Xermán Bugallo, ha participado además en un homenaje especial para Xian, un alumno del centro que falleció a finales del pasado año. "Es una canción que va a emocionar a todos los que conocieron a Xian porque está escrita por sus compañeros y el cariño que le ha puesto Xermán a la composición es preciosa", dice Cristina.
Compartiendo aprendizajes
La música no es lo único que ha lanzado a Igualarte "a la fama" en Vigo, sino que han logrado hacerse un hueco para participar también en la próxima edición de Vigo, cidade de cor. "Nuestros Disenhatas son artistas plásticos que harán un mural gigante el próximo junio porque nos lo ha pedido el Concello".
Un muro en Bouzas será el destinatario de este mural de arte urbano, con el que los chicos y chicas de este grupo artístico expresarán su amor por la ciudad. "Están a tope, trabajando muchísimo y muy felices de que se les tenga en cuenta para iniciativas tan bonitas y tan reconocidas".
También están preparando una gira con Abanca en la que Marcos, músico y cofundador de Igualarte, llevará a sus alumnos a centros de educación especial y educación infantil tocando. "Es una gira didáctica, queremos que otros centros vean cómo disfrutan nuestros chicos y chicas de la música y puedan aplicarlo en sus talleres".
Además, están preparando un nuevo libro de relatos y fotografía en el que han participado muchos alumnos guiados por Cristina y su taller de escritura. "Ahora los del taller de fotografía tienen la tarea de leer nuestras historias e interpretarlas con una imagen. Será un libro precioso, en formato papel".
Todos los años, además, participan en la cabalgata de Reyes de Vigo, para la que ellos mismos preparan sus trajes, sus coreografías, las canciones que tocarán…
Después de estos meses difíciles, Cristina habla de felicidad, de personas con una gran capacidad de adaptación "que han sabido respetar todas las medidas de protección fenomenal". Lo único que echan de menos, confiesa, "es abrazarnos y besarnos, nosotros somos muy achuchones y estamos deseando poder volver a hacerlo".