El verano está a punto de comenzar y con él las ansiadas vacaciones, que traerán consigo el merecido descanso y, por supuesto, los viajes. Los meses de julio y agosto son por excelencia los de mayor movimiento de turismo dentro y fuera de las fronteras gallegas, lo que hace que algunos espacios se llenen de gente hasta resultar algo incómodos.
Por esta razón, muchos optan por alejarse de las playas más populares e incluso evitar las zonas en las que más turistas se concentran, como pueden ser Sanxenxo, Bueu o Aldán en la ría de Pontevedra. Aunque los arenales de Tuia, Lapamán, Montalvo o Areas son preciosas y disponen de todos los servicios necesarios para vivir una jornada sin moverse de la playa, a veces es necesario alejarse del ruido para desconectar y disfrutar de un día de paraíso en silencio.
Si se quiere conseguir esto, un lugar perfecto para hacerlo es la pequeña playa de O Santo do Mar o A Coviña, en Marín. Poco antes de entrar en la localidad de Bueu se encuentra este arenal, que une en realidad dos playas logrando 350 metros de costa enclavados en una enorme arboleda que recoge ambas calas.
Además, el mayor encanto de esta playa, junto al silencio que en ella predomina por la escasa afluencia de gente, es que en los días de marea baja se puede acceder a pie a la isla de San Clemente. En el islote se encuentra una pequeña capilla medio en ruinas que ofrece una curiosa vista del interior de la ría de Pontevedra.
Para rematar, en uno de los extremos del arenal se encuentra un columpio de madera colocado de forma anónima que se ha convertido ya en uno de los lugares más instagrammeables de la comarca pontevedresa.