Los inicios de esta firma gallega, estudiada como caso de éxito en escuelas de negocios, se remontan a 1888 cuando vio la luz como sociedad para la explotación de la primera refinería de petróleos instalada en Galicia, y una de las primeras de España.
Aquella actividad petrolera, con emplazamiento en la antigua playa de Guixar, en Vigo, estuvo en marcha hasta 1927, momento en el que la compañía perdió todas sus instalaciones a favor del Monopolio de Petróleos, representado por la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos S.A. (CAMPSA). Además, en aquellos años, la compañía tenía en propiedad un bergantín goleta llamado La Viguesa que importaba petróleo de EEUU, por aquel entonces, utilizado para las farolas y los nuevos vehículos a motor que comenzaban proliferar en Galicia.
Aquel fue el primer gran cambio de la actividad de la compañía, y lo que la convertiría en un referente del transporte de combustible, cuya actividad y legado ha llegado hasta hoy y con vistas de albergar un futuro prometedor.
Quinta generación
Existen estudios que señalan que tan solo el 15% de las empresas familiares llegan a la tercera generación. En el caso de Babé y Cía, no solo ha traspasado esa barrera sino que se encuentra en la quinta generación y el 100% del capital se halla en manos de la familia fundadora. En 2010, además, se produjo un hito empresarial, pues la compañía iniciaba su andadura bajo los mandos de una mujer por primera vez en su historia: Cristina González-Babé es su directora general desde entonces. La empresa, que nunca había tenido ninguna consejera, contó con ella en primer lugar para formar parte del consejo y posteriormente para asumir la dirección general.
"Tuvimos un consejero, Jaume Llopis, profesor emérito del IESE, que decía siempre que nuestra empresa era inmortal. Nosotros no lo creemos pero sí pensamos en lo robusto de los pilares que sostienen la compañía. Eso es perceptible y valorado también por los clientes que creen en nosotros", cuenta Cristina González-Babé respecto a las principales fortalezas de una empresa familiar.
La directora general de la longeva compañía asegura, no obstante, que ha habido momentos complicados. "Cuando falleció el que fue presidente de la compañía durante 50 años, Ramon González Babe, nuestra generación apenas éramos unos recién salidos de la universidad. Además, fue necesaria una profesionalización de la empresa y las relaciones familia- empresa no siempre son sencillas de gestionar. Todo el mundo tiene que poner su grano de arena", apunta.
Cristina llegó a la compañía en un momento complicado, la crisis de 2008 aún estaba presente y existían problemas financieros, de estructura y estrategia a los que tuvo que hacer frente.
Referente en el sector
A día de hoy, la empresa de logística especializada en el transporte de combustibles, es un referente en el sector con actividad en Galicia, en el noroeste de España y en Portugal. Entre sus puntos fuertes, desde la empresa aseguran que la flexibilidad y la capacidad de dar servicio son algunos de los aspectos más valorados por los clientes. "Nos adaptamos a cualquier entorno y tenemos un staff increíble que da siempre lo mejor para que el servicio se desarrolle con éxito. Siempre tenemos una respuesta", argumenta la directora general de Babé y Cía.
La pandemia no ha sido ajena a la actividad de la compañía gallega. Desde la empresa aseguran que el último año ha sido duro, pero que el comportamiento no ha sido tan negativo como cabría esperar, logrando mantener los niveles de facturación en 2020 y con expectativas de crecimiento de dos dígitos para este ejercicio. "Estamos realmente orgullosos de lo conseguido en estos meses tan complicados y de todos los trabajadores que forman parte de esta empresa. Todos dieron lo mejor de sí mismos", afirma Cristina González-Babé.
El reto de la descarbonización
La descarbonización es un reto que está llamando a la puerta en el sector del transporte de combustibles. Desde Babé y Cía aseguran que estar al día en todas las apuestas energéticas que haya será parte fundamental de sus retos empresariales de cara al futuro. En este sentido la compañía se enfrenta a otro cambio de paradigma, el desarrollo de las energías renovables, donde la búsqueda de la supervivencia y la adaptación a un nuevo entorno lleno de incertidumbre será, una vez más en la historia de esta empresa familiar, su gran meta.
"Es un reto que se adivina enorme pero que estamos abordando con la voluntad de estar o intentar estar al lado de todas las nuevas iniciativas que surjan. Queremos que el mundo perciba que Babé no solo es una empresa de transporte de gasolinas sino que puede hacer otras muchas cosas", subraya su directora general.
Enmarcada en su estrategia de RSC, la compañía está llevando a cabo también su propia iniciativa en el ámbito de la descarbonización. Se trata de un programa de conducción eficiente en su apuesta por reducir la huella de carbono de la compañía.
El motor, las personas
La compañía lo tiene claro. Su larga historia, sus éxitos, los grandes logros y los retos de futuro no han sido ni serán posibles sin aquello que, al final, hacen de una empresa lo que es y la lleva a buen puerto: las personas.
Para reconocer la trayectoria de los trabajadores que llevan en la compañía más de 20 años, la empresa ha realizado un logotipo especial y un muro con placas conmemorativas en las que figuran los nombres de aquellos que llevan más de 20, más de 30 y más de 40 años (en este momento hay un caso) en la compañía. En total, 26 personas a las que la empresa ha querido agradecer su compromiso con este pequeño homenaje.
Respecto a la sexta generación de esta empresa familiar, la directora general de Babé y Cía reconoce que es algo en lo que no piensa demasiado. "La familia va a buscar siempre lo mejor para que la empresa permanezca y no poner en peligro los empleos que genera", concluye la directiva.