Una mala experiencia acabó dando a Alejandro Marques la idea de construir un sistema pionero de generación de energía renovable. Este empresario, amante del buceo, casi se ahoga cuando una fortísima corriente marina lo arrastró mientras practicaba este deporte en el Estrecho de Gibraltar. Hoy, 14 años después de aquel mal día, Magallanes Renovables es una realidad por la que ya se han interesado algunos inversores.
La tecnología del ATIR, nombre que recibe la plataforma actualmente fondeada frente a la costa escocesa de Fall of Warness (Orkney Islands), es revolucionaria y única y fue creada "a medida" por la Escuela de Ingenieros de la UVigo. Tras dos años de éxitos, averías y un sinfín de contratiempos, la tecnología y el sistema de generación están listos para ser comercializados y competir con tecnologías tan ampliamente implantadas como la eólica o la solar.
Tecnología con 45 metros de eslora
La plataforma ATIR comenzó siendo un complejo estudio matemático y hoy es una embarcación de 45 metros de eslora, completamente simétrica de proa a popa y con un mástil bajo su casco de 15 metros de largo. Es al final de este mástil donde se encuentra la verdadera tecnología: las palas que aprovechan la energía de la corriente submarina para generar electricidad.
"En realidad, para construir el ATIR no hemos inventado nada: la plataforma aúna los conocimientos de la ingeniería naval con la tecnología que se utiliza para generar energía eólica". Alejandro Marques, actual director de desarrollo de Magallanes Renovables, heredó de su padre la pasión por este proyecto. "Nuestra tecnología es simple y es en esa simpleza en la que hemos encontrado el modelo de negocio ideal".
El ATIR funciona de manera muy sencilla: bajo el agua se encuentran dos sistemas eólicos que giran en direcciones opuestas (contrarrotativos), dando estabilidad a todo el sistema. "Es simétrico porque las mareas cambian de dirección a lo largo del día y está anclado por proa y por popa, así podemos aprovechar la corriente venga de uno o de otro punto", explica Alejandro.
La mayor ventaja del sistema de Magallanes Renovables es que se puede acceder a pie a todos los puntos de la plataforma, incluido el interior del mástil. "Así podemos hacer el mantenimiento desde dentro, llegando con una pequeña embarcación hasta el ATIR y accediendo a todos los equipos sin necesidad de sacar la plataforma de su anclaje".
Con este sistema, que lleva fondeado en Orkney (Escocia) desde septiembre de 2018, han podido demostrar que se generan 1,5 megavatios por hora, "podríamos abastecer a 1.500 viviendas durante todo un día".
Prueba y error
Mario Iglesias, director general de Magallanes Renovables, se unió al proyecto en 2017, "cuando la plataforma estaba a punto de meterse en el agua en la ría de Vigo". Cuenta que vivió todas las pruebas en aguas gallegas, "que eran necesarias para saber si la plataforma podría aguantar la corriente y si las palas funcionaban bien". Así, se arrastró, literalmente, el ATIR desde el puerto de Vigo hasta las islas Cíes en su primer viaje de prueba.
Más tarde llegó el remolcado hasta Escocia, lugar que se elegiría para realizar las pruebas más complejas. "Si tuviésemos una escala del uno al diez para medir malas condiciones meteorológicas, Orkney estaría en un ocho: si funciona aquí podrá funcionar en cualquier otro lugar del mundo", asegura Mario. Una vez en el Reino Unido, tardó seis meses en conectarse a la red eléctrica, por lo que no fue hasta marzo de 2019 cuando la tecnología de Magallanes empezó a funcionar.
La plataforma ATIR se encuentra en las instalaciones del Centro Europeo de Energía Marina (EMEC, por sus siglas en inglés), donde se dispone del perfecto campo de pruebas a escala real para tecnología de renovables marinas. "Nuestro objetivo, desde que fondeamos allá, es llevar al límite al ATIR para validar su funcionamiento", asegura Mario.
Por ello, han ido surgiendo daños de mayor o menor importancia, hasta que en octubre de 2019 una gran avería hizo que tuviesen que recurrir a una reparación fuera del agua. "Fue una faena porque nos coincidió con el Brexit y el confinamiento por la pandemia, pero también nos ha permitido saber que es posible llevar el ATIR hasta un astillero, repararlo y devolverlo al agua sin generar unos costes enormes", explican.
"Es otra de las pruebas que debíamos hacer: hemos probado las reparaciones en vertical, las reparaciones en horizontal y la capacidad de los astilleros europeos de realizar estos arreglos". Este último paso, que surgió de forma inesperada, ha sido el punto final necesario para la validación de la tecnología de Magallanes Renovables. "Ahora tenemos un sistema económicamente viable, al que ya sabemos hacerle un mantenimiento completo y que está listo para ser comercializado".
Un parque de plataformas
El siguiente hito de esta empresa redondelana es crear un "parque" de plataformas en el mar, similar a los parques eólicos, que pueda abastecer a grandes poblaciones. Por el momento, solo Reino Unido dispone del espacio y la legislación necesarias para llevar a cabo este ambicioso plan, aunque países como Canadá o Francia también están trabajando para poder alojar tecnologías de generación de energía de corrientes.
"Nuestra idea es quedarnos en España porque somos una empresa española y queremos seguir siéndolo, pero Reino Unido nos está apoyando muchísimo tanto a nivel económico como dando facilidades para que operemos allí: han visto una oportunidad en las renovables marinas y quieren explotarlas", reconoce Alejandro. Aunque su tecnología todavía no es comercial, sí están cerca de alcanzar este siguiente paso y en el norte de Escocia hay actualmente espacios "jurídicamente delimitados" para que pudiesen instalar hasta 1.000 plataformas como el ATIR.
De hecho, ya tienen adjudicado un lugar en Gales en el que instalar plataformas con capacidad para generar hasta 30 MWh, que se empezará a ejecutar en 2025. "Hemos mantenido conversaciones también con empresas canadienses o japonesas, estamos trabajando ya a corto plazo para que dentro de dos o tres años nuestra energía renovable abastezca a la población".
La clave, dice Alejandro Marques, es que la tecnología de Magallanes Renovables es viable: "nuestro sistema es sencillo y se apoya en ingenierías ya existentes, al no inventar nada nuevo garantizamos que es barato construirlo". Además, la instalación de la plataforma tampoco es cara, así como su mantenimiento, que puede hacerse a bordo "minimizando el coste de cada operación así como el tiempo que el ATIR debe estar parado y sin generar energía".
Renovable y respetuosa
Además de la validación de la tecnología y de la posibilidad de comercializarla, para esta empresa también había un punto muy importante que cumplir. "No tendría sentido crear un sistema renovable que fuese malo para el medioambiente", dice Alejandro. Por eso, en el EMEC también estudian las poblaciones de mamíferos marinos y otros animales que habitan en el entorno en el que está fondeado el ATIR.
"Somos también una de las empresas clave para estudiar cómo afectarían las renovables marinas al entorno, el EMEC estudia lo que ocurre a nuestro alrededor". Gracias a esta investigación, saben que la plataforma produce un ruido muy suave y las vibraciones suficientes para evitar que los mamíferos se acerquen y choquen con las palas. "También hay que contar con que, mientras el ATIR funciona, la corriente es fortísima, por lo que los animales tampoco irían a esa zona durante las horas que más energía podemos generar".
Durante las horas de calma, cuando cambian las mareas, sí hay mamíferos en la zona y a la cubierta de la plataforma han llegado a subirse focas o algún ave. "Durante las paradas de marea vemos mucha fauna, pero en cuanto empieza la corriente de nuevo tienen que irse porque no están a gusto dentro del agua", dice Alejandro.
Después de tres años de pruebas, la validación del funcionamiento de la plataforma ATIR y la comprobación de la viabilidad económica de la tecnología de Magallanes Renovables, esta empresa gallega está preparada para liderar el sector de las renovables marinas a nivel mundial. "Hemos demostrado que el recurso existe, que se puede construir la tecnología que lo aproveche y que hay países interesados en crear una tarifa y fomentar la implantación de la energía de las corrientes de marea: Magallanes Renovables ya es una realidad".