Cristian Aparicio, vigués de 31 años, es celtista de cuna. Era su padrino el que le llevaba de la mano al municipal vigués desde que era pequeño y, precisamente, a él le dedicó su primer tatuaje celeste: En éste aparece entrando, agarrado a su familiar y de espaldas, en Balaídos.
El segundo se lo ha hecho hace apenas dos días y tiene un protagonista absoluto: Iago Aspas, el corazón más celeste que ha existido y existirá. Y es que, como dice Cristian, solo los que sentimos el escudo de verdad podemos entender lo que significa el de Moaña para el club olívico.
La idea de inmortalizar a Aspas en su piel siempre le rondó la cabeza a este vigués, que esta misma semana pasó seis horas en total en Frío Norte Tattoo, un estudio del centro de Vigo, para tatuarse al Príncipe de las Bateas: "Es mi ídolo. Es algo que solo podemos entender los que solo pensamos en el club. Podría estar donde quisiera y está en Vigo por amor al Celta", explica Cristian. "Mis raíces en el celtismo vienen de cuando era pequeño, me inculcaron ese sentimiento. Aspas es un jugador que tiene un gran significado para el Celta, solo hay que ver todo lo que ha dado. Los números están ahí. Lo que hizo por el Celta no lo hizo nadie", anota. Su sueño es, además, que Aspas pueda firmarle su tatuaje e inmortalizarlo también.
Cristian, que forma parte de la Peña celtista A Tapa Celeste, está convencido de que el jugador moañés es "un hincha más" que vive el Celta "como lo podríamos vivir nosotros, pero desde dentro".