Un Celta – Córdoba de Primera: el partido más aburrido pero emocionante de la historia
El 3 de junio de 2012, Balaídos se convertía en una gran fiesta para celebrar el regreso a Primera División tras un lustro en Segunda
3 junio, 2021 07:23El Real Club Celta de Vigo suma once ascensos a Primera División. Algunos truncados por la Guerra Civil, otros con desplazamientos masivos o incluso en dos jornadas. Pero el conseguido el 3 de junio de 2012 tras empatar a ceros contra el Córdoba en Balaídos tiene un sabor especial, y no solo porque haya sido el último.
Aquel día el fútbol fue lo de menos. Club y afición se mostraban eufóricos después de un lustro negro en el pozo de la Segunda División. Durante esos años desde el traumático descenso de la 2007/08, el celtismo había caído a medias de 5.000 espectadores por partido. La Ley Concursal y la crisis marcaron un final de década de los 2000 que casi lleva al club a Segunda B.
Pero la buena gestión económica de Carlos Mouriño, vendiendo a las mejores perlas de la cantera, y un sólido proyecto de Eusebio y Paco Herrera reflotaron a la entidad a la máxima categoría del fútbol nacional, la cual no ha abandonado desde entonces.
Un trámite para la gran fiesta del celtismo
Tras el resultado de Tarragona con los goles de Natxo Insa y Aspas, las cuentas para el partido del domingo 3 de junio eran claras: al Celta le valía el empate para ser matemáticamente equipo de Primera, el mismo resultado que al Córdoba para entrar en play-off de ascenso.
Balaídos se vistió así con sus mejores galas, llegando a reabrir la grada de Fondo -tapada con una lona varios años- y superando por última vez en su historia los 30.000 espectadores, ya que con las reformas acometidas ese verano descenderían hasta las 29.000 butacas.
Lo que ocurrió durante 90 minutos a orillas del Lagares poco se pareció a un partido de fútbol profesional, ya que ningún equipo llegaría a tirar a puerta. Se trataba, como rezaba la pancarta desplegada en la grada de Río antes del encuentro, del derradeiro paso.
Con el periodista Fernando González "Gonzo" como maestro de ceremonias, por el césped de Balaídos pasaron Keltoi o A Roda para tocar sus himnos más recordados sobre el club. Sería además la última actuación de Fito Domínguez, quien fallecería meses después.
Mientras las gradas del Municipal coreaban un "con Paco Herrera, somos de Primera", Sergio Álvarez se abrazaba emocionado al técnico y le dedicaba un "vamos míster, tú más que nadie". El catalán, quien aseguró que el Celta "le había robado el corazón" le respondía con un "lo merecemos todos" antes de ser manteado por los suyos.
Las celebraciones duraron hasta bien entrada la noche en el estadio, siriviendo además para presentar las ansiadas equipaciones del regreso a Primera, que incluían el nombre de todos los socios. Como no podía ser de otra forma, con la fiesta en Plaza América tras recorrer la ciudad en un autobús descapotable.
El apogeo de A Madroa
Esa comunión vestuario-grada tenía un ingrediente clave: la cantera. Hasta 11 futbolista del primer equipo se habían forjado en A Madroa. El ascenso era además un premio para varia generaciones, que estaban acompañados por veteranos de la categoría como Mario Bermejo, Quique de Lucas o David Catalá que dieron el salto de calidad definitivo.
Capitaneándolos estaba Borja Oubiña, único canterano en el EuroCelta de la Champions. El que fuera internacional absoluto con Aragonés renació de sus cenizas aquella temporada tras cuatro años de lesiones. Junto a él aparecían otros gallegos que llevaban muchas horas de servicio como Roberto Lago y Jonathan Vila. Y por abajo, la generación de los Aspas, Mallo y Sergio que rozaría la gloria europea apenas cinco años después.
Especialmente recordado fue el encuentro del 1 de abril ante el Villarreal B. Las baja de Oier y las rotaciones permitieron que durante 30 minutos, el Celta jugara por primera vez en color con nueve canteranos en el once inicial. Formarían Sergio Álvarez, Hugo Mallo, Jonathan Vila, Andrés Túñez, Roberto Lago, Álex López, Oubiña, Iago Aspas y Toni Dovale; además de Joan Tomás y un ya queridísimo Fabián Orellana.
Aquella victoria ante el filial amarillo -con nombres como Manu Trigueros, Moi Gómez o Diego Mariño– forma parte de la espectacular racha de 564 partidos alineando al menos un canterano que tiene el equipo. Curiosamente el último partido sin gallegos en su once fue el derbi ante el Deportivo de abril de 2007.
Un Celta de récord
Aquel equipo de Paco Herrera despidió la categoría de plata a lo grande. Sus 83 goles a favor son la segunda cifra más alta de la historia de la categoría, solo por detrás de los 85 de Betis y Barcelona B un año antes. Además también batirían el récord del club de victoria, menos goles en contra y puntos. Y es que los 85 puntos alcanzados son la cifra más alta de la historia para un segundo clasificado.
El 13 de noviembre de 2013, los premios LFP reconocían a Iago Aspas y Álex López como mejores delantero y mediocentro de la categoría, en unos galardones copados por el fútbol gallego. Además, Yoel Rodríguez mantuvo su meta imbatida durante 678 minutos entre las jornadas 16 y 24, logrando el mejor registro del club en el siglo XXI.