"Este fin de semana permanecerán pechadas as nosas instalacións. Disculpen as molestias". Ese es el último mensaje que figura en el perfil de Facebook del centro juvenil Súbete ó Castro, dependiente de la Concellería de Xuventude de Vigo. La publicación data del 21 de noviembre de 2014 y cuenta con un par de comentarios. Un usuario pregunta "Se avisará por aquí cuando se vuelva a abrir, ¿no?". No recibe respuesta. Desde entonces, silencio.
Hace casi una década que las instalaciones de Súbete ó Castro permanecen cerradas y el olvido parece haberlo devorado todo. El edificio, ubicado en la parte alta del monte junto al circuito de ciclismo infantil que emula una ciudad en miniatura y las pistas de skate, conserva el mural azul de la fachada decorado con elementos marinos y la pequeña tarima en un lateral apoyada sobre unos neumáticos que un día fue el escenario de tantas bandas. La verja de la puerta se erige impenetrable.
El programa municipal Súbete ó Castro se puso en marcha en el año 2000, durante el mandato del alcalde del BNG Lois Pérez Castrillo, y fue un punto de encuentro para centenares de jóvenes vigueses. Sus objetivos claves eran dos: proporcionar a la juventud un espacio alternativo y gratuito de ocio en el que se fomentase su autonomía personal a través de la participación y la dinamización sociocultural y, al mismo tiempo, contribuir a la humanización del parque de O Castro.
Un espacio "pionero" en el centro de Vigo
Aquel mensaje en Facebook en 2014 fue el fin a más de una década de vida, cultura y comunidad en la ciudad olívica y "o primeiro paso do total desmantelamento da política xuvenil", tal y como denuncia el portavoz municipal y edil del BNG de Vigo, Xabier Pérez Igrexas. "Era un proxecto pioneiro, foi en grande medida o buque insignia dunha política municipal que por vez primeira daba respostas ás necesidades da mocidade. E facíao sen paternalismo", agrega.
Súbete ó Castro era una iniciativa gratuita dirigida a jóvenes de 14 a 30 años y se desarrollaba en un edificio que pertenecía al Eixo Atlántico. Cuando esta entidad abandonó el espacio, fue adquirido por el Concello de Vigo y se rehabilitó para dar cabida a un aula multiusos, un ciber y un local de ensayo. Allí se llevaban a cabo todo tipo de actividades, como talleres de manualidades, torneos deportivos y conciertos; además, se editaba un fanzine colaborativo(Fanzinado) y había una radio comunitaria, Radio Súbete ó Castro.
Denis Carballás, diseñador gráfico y miembro activo en el mundillo de las bandas de la ciudad olívica, era uno de los muchos usuarios de Súbete ó Castro. Según relata a este medio, hizo uso de las instalaciones desde que tenía 14 años hasta que cumplió los 20 (cuando el proyecto echó el cierre): "Ensayábamos en su local de ensayo o simplemente tocábamos por tocar. Era un buen lugar para reunirse con gente de tu edad que tenía tus mismas inquietudes y hacer un poco de ruido".
También el músico vigués Kuko Jones disfrutó de las instalaciones en su veintena: "Lo mejor de Súbete ó Castro era que los grupos locales, sobre todo los más jóvenes, tuvieran un espacio donde ensayar sin ningún coste. Eso ya era una ayuda tremenda, porque hay muchos chavalines que quieren empezar en la música y para eso, tener donde tocar y reunirse es muy necesario".
Además, los jóvenes no solo gozaban de una sala de ensayo, sino de la oportunidad de organizar conciertos en un lugar tan privilegiado como el parque del Castro. "Lo mejor sin duda era tocar en los Castroconcertos durante el verano", cuenta Denis Carballás, "Nos reuníamos casi siempre los mismos para ver lo que hacían otros grupos en directo. El sonido era profesional y, para empezar en esto de la música, era un acercamiento único". Kuko Jones coincide y alega que "la inmensa mayoría de las salas en Vigo te cobran por tocar", lo que hace que para muchas bandas sea "inviable pagar entre 200 y 300 euros por tocar cuando no sabes si ni siquiera lo vas a poder recuperar".
Más allá de la música, Súbete "era sobre todo un espazo xuvenil no que a mocidade desenvolvía tamén as súas propias actividades e que participaba directamente na definición das programacións", destaca Xabier P. Igrexas. La página de Facebook del programa, todavía visible aunque inactiva, recopila una infinidad de carteles e imágenes de las propuestas que se llevaban a cabo: talleres de redacción de guiones de radio, de serigrafía textil, quedadas ‘otaku’, juegos de rol o clases de fitness al aire libre son solo una pequeña muestra.
Un cierre sin aviso previo y sin alternativas
Las explicaciones del Concello sobre la clausura de Súbete ó Castro tardaron en llegar: según recogieron algunos medios en aquella época, se achacó la decisión a que el edificio presentaba deficiencias y humedades. Tras el anuncio a través de Facebook del cierre presuntamente temporal de las instalaciones, se creó una página en esta misma red social (Peche Súbete ó Castro) para denunciar los hechos y que a día de hoy, aunque lleva nueve años inactiva, todavía se puede consultar. Incluso se puso en marcha una recogida de firmas para forzar la vuelta del programa municipal.
"Llevamos casi ya tres meses esperando respuestas y solo tenemos silencio", escribían en el muro de Peche Súbete ó Castro el 18 de febrero de 2015, "Aún no ha habido declaraciones oficiales acerca de las razones del cierre. ¿Por qué la concelleira ni siquiera ha contestado en el pleno del lunes? Si realmente son obras, ¿por qué tanto ocultismo? ¿Por qué si cerró repentinamente por obras aún no se ha hecho nada?". Cuatro días después, una noticia en Faro de Vigo exponía la intención del Concello de trasladar la oferta de ocio juvenil al auditorio Mar de Vigo "debido al espacio disponible".
"Es cierto que el equipo estaba viejo, algún calambre caía de vez en cuando a través de esos micros, pero, si realmente en el Concello fuesen ese apoyo cultural del que tanto hablan desde 2015, serían consecuentes y renovarían equipo y concesión", lamenta Denis Carballás. Su reacción cuando se enteró del cierre fue de pena: "Siempre pienso en las siguientes generaciones y saber que no existiría esa opción para ellos me hacía sentir cierta desilusión".
Tres años después desapareció también en Vigo el Punto Xove y la continuidad del espacio Vigo Sónico, que nació en el 2011 en el polígono de Valladares, se mantuvo dos años en el aire después de que en 2020 se decretase el cierre temporal por el coronavirus, coincidiendo con el fin de la concesión de la empresa gestora. "Siempre hubo el mismo modus operandi, de la noche a la mañana se cierra y hasta luego", afea el músico Kuko Jones, "Se estropeó gran parte del equipo, había gente que guardaba sus instrumentos en salas en las que había una humedad terrible. Cuando pudieron volver se encontraron cosas como una pandereta toda azul por la humedad o amplificadores estropeados".
Así las cosas, Vigo Sónico es la única iniciativa, junto a la Casa da Xuventude ("reducida na práctica a unha conserxaría", denuncia el portavoz del BNG), que se mantiene activa y está específicamente dirigida a la juventud viguesa. Revivir proyectos como Súbete ó Castro, a ojos del nacionalista, "é perfectamente viábel e ademais, moi necesario e urxente facelo". Kuko Jones también lo defiende e incide en su importancia para los músicos de la ciudad: "Siempre se dice que Vigo está lleno de de talentos, pero no hay acceso a posibilidades reales".
En este sentido, el diseñador Denis Carballás considera que "si tienes entre 15 y 35 años, Vigo es un agujero, aunque haya excepciones muy notables". "Pasa con los locales de ensayo, pero también con las fiestas populares como los magostos. Hace falta un enfoque más democrático y abierto a sangre más joven y con ganas de hacer muchas cosas", matiza. "Para o actual Goberno municipal a cidade fica reducida a un parque temático e a cidadanía somos figurantes. O único que lle importa a Abel Caballero da xente moza é facerse selfies con eles e elas", sentencia Xabier P. Igrexas.