Ya sean de agua, viento o mareas, los molinos conforman uno de los elementos etnográficos ―junto con otros como los hórreos y cruceiros― más representativos dentro de la idiosincrasia rural en Galicia. En el interior de estas construcciones típicas no sólo se molió el grano, sino que se llegó a desarrollar toda una cultura popular de tradiciones y hasta leyendas. Es importante señalar también que los molinos de agua son probablemente los más numerosos y empleados en los últimos siglos en toda la región e incluso con muchos de ellos todavía en funcionamiento. De hecho, podría decirse que no existe un río en Galicia que no esconda uno o varios molinos de piedra a lo largo de todo su cauce.
En el caso particular del Salnés, la tradición de la molienda también se extendió a lo largo y ancho de toda la comarca, configurando a día de hoy algunas de las principales rutas de senderismo de este vasto territorio enmarcado en las Rías Baixas. Sin ir más lejos, la localidad costera de Vilanova de Arousa alberga entre sus límites una senda entre molinos que muestra el importante legado etnográfico de estas obras de la arquitectura tradicional de Galicia. Hablamos de la ruta de los Muíños de Currás, un itinerario corto de apenas un par de kilómetros que recorre varias aceñas restauradas en el entorno do Esteiro.
Naturaleza, historia y molienda
El patrimonio etnográfico de Vilanova de Arousa queda al descubierto a través de varias sendas que discurren entre viejos y rehabilitados molinos de agua, entre ellas la de los Molinos de As Aceñas de Baión y la de los Molinos de Currás en O Esteiro. Sobre esta última ruta cabe destacar que de un tiempo a esta parte los visitantes de la zona pueden disfrutar de la renovada silueta de tres construcciones restauradas y una bonita pasarela de madera. Además, todo el recorrido se encuentra dotado de alumbrado con la intención de que la gente también pueda recorrer durante las noches esta parte de la historia popular de Vilanova de Arousa.
Este rincón para la molienda en la comarca do Salnés se encuentra situado a las afueras del núcleo poblacional de Vilanova de Arousa y de hecho, por este mismo lugar atraviesa un sendero que era empleado tradicionalmente por los vecinos de Currás para acceder al centro de la localidad. El paso del tiempo, los rellenos y el auge de los coches provocó que el camino tradicional acabase desapareciendo tras varias décadas de tránsito ininterrumpido. Con todo, fue en el año 2016 cuando el entorno de Currás pudo rescatar una parte de sus raíces gracias a la recuperación de la senda peatonal y sus molinos. En el caso particular de los molinos de río de Currás, la obra de restauración corrió a cargo del Obradoiro de Emprego da Mancomunidade do Salnés.
Otras sendas en Vilanova de Arousa
Más allá de los caminos de la molienda, Vilanova de Arousa cuenta con varias rutas de senderismo interesantes para seguir descurbiendo la riqueza paisajística y natural de la localidad. Una de las más famosas es aquella que asciende hasta el entorno de los miradores de Lobeira y Faro das Lúas (PR-G 126). Se trata de un recorrido lineal de unos 4,4 kilómetros que nos dirige hacia una de las mejores panorámicas que existe de la ría de Arousa y el valle do Salnés. El inicio de esta ruta se encuentra en las inmediaciones de la iglesia parroquial de San Lorenzo de András mientras que el punto final se localiza a casi 300 metros de altura, en la cima de Monte Lobeira.
Desde las alturas hasta las orillas del río Umia para descubrir otro de los caminos homologados que atraviesa una buena parte de la localidad arousa, así como también Cambados y Ribadumia. Se trata de la Ruta del Río Umia (PR-G 173), un itineriorario que avanza por los márgenes del río, a lo largo de unos 5,5 kilómetros, desde el entorno del Pazo de Barrantes hasta el famoso puente romano de Ponte Arnelas. Esta senda apenas presenta dificultades y dispone de zonas acondicionadas para el descanso y la observación.