Vilagarcía de Arousa podría ganarse a pulso si quisiera el sobrenombre de la "ciudad de los pazos". En los límites de su territorio se conservan a día de hoy un buen número de estas construcciones, que mantienen en la mayoría de casos toda la majestuosidad y esencia de sus épocas pasadas. En conjunto, estas casas solariegas dejan patente el importante patrimonio histórico-arquitectónico de la localidad, convirtiéndolas en historia viva de la misma.
Hoy os proponemos un recorrido por algunos de los pazos más famosos y mejor conservados de Vilagarcía, desde el más que visitado Pazo de Rubiáns, reconocido por el vino y las camelias; al de A Golpelleira, reconvertido en un escenario de cuento para todo tipo de eventos; o el de O Rial, restaurado y acondicionado para acoger en su interior un bonito hotel con encanto.
Pazo de Vista Alegre
Ubicado en pleno centro urbano, El Pazo-Convento de Vista Alegre se ha convertido en una de las construcciones más significativas de la villa a nivel histórico y patrimonial, siendo la única casa solariega que cuenta con la declaración de Monumento Histórico Artístico. La historia de este singular pazo se remonta a los propios orígenes de Vilagarcía de Arousa, cuando a mediados del siglo XV, García de Caamaño― considerado el fundador de la ciudad―ordenó levantar una torre en el mismo lugar que tiempo después acogería al actual pazo. Años más tarde, en 1645, se construiría el convento de las monjas agostiñas, dando lugar a un singular arco-pasadizo que acabaría uniendo ambas edificaciones. Actualmente, la entrada al conjunto se realiza a través de un puente que atraviesa el río Con, muy próximo al antiguo Castro de Alobre. Otro de los atractivos del Pazo de Vista Alegre se encuentra al descubierto en su fachada, en ella todavía pueden distinguirse los escudos de armas y símbolos arzobispales de épocas pasadas, como el del Marqués de Vilagarcía.
Pazo de Rubiáns
Entre hectáreas y hectáreas de viñedos (con producción propia de vino), jardines con camelias y construcciones históricas de más de 600 años, el Pazo de Rubiáns se ha convertido en uno de los lugares más visitados de Vilagarcía de Arousa, y supone un plan perfecto para todos aquellos amantes del vino y la botánica. La historia del Pazo de Rubiáns hunde sus raíces en el siglo XII, en una torre-fortaleza perteneciente a la familia de los Caamaño y en la actualidad, es uno de los pocos palacetes gallegos que se encuentran todavía habitados. Los exteriores del pazo recibieron en el año 2014 el distintivo de Jardín de Excelencia Internacional de la Camelia, y se encuentran incluidos en la famosa Ruta de las Camelias. En los terrenos que abarca esta singular casa solariega pueden llegar a verse hasta 4.500 ejemplares diferentes de la flor, así como antiguas construcciones de finales del XV, como cuadras o caballerizas. A día de hoy, Rubiáns puede ser visitado de forma libre (sus exteriores) o concertando una visita guiada que permite la entrada al edificio histórico y una degustación del vino albariño de la casa, y siempre en los horarios marcados por el pazo.
Pazo da Golpelleira
A veces el tiempo hace inevitable los cambios, y en el caso del Pazo da Golpelleira, su metamorfosis deja patente este carácter cambiante de los edificios históricos: empezó como fortaleza medieval ―de la que apenas quedan rastros― para después convertirse en una fastuosa casa solariega, y desde el año 2013, en un singular espacio donde se celebran todo tipo de eventos. La finca de A Golpelleira está situada en un entorno rural de Vilagarcía de Arousa, y pertenece, desde ya unas cuantas generaciones, a la familia gallega López Ballesteros. Entre sus muros se esconde un amplio patio interior y unos exteriores, con jardín francés incluido, que rondan los 6.000 metros cuadrados. Además dispone de otros elementos arquitectónicos que hacen al lugar más único si cabe, como una capilla dedicada a la virgen mexicana de Guadalupe, un cenador, un estanque o un invernaderos acristalado de estilo inglés, entre otras piezas románticas que convierten al lugar en todo un escenario de cuento.
Pazo de O Rial
Entre los límites que separan el municipio de Vilagarcía y Vilanova de Arousa, en el entorno de Vilaxoán, se alza majestuoso el histórico Pazo de O Rial. Esta construcción fue levantada en el año 1696, por iniciativa de Juan Antonio Mariño de Lobera, perteneciente a una de las familias de mayor linaje de Galicia y último propietario de la fortaleza de Lobeira. El edificio se enmarca dentro del estilo barroco y presenta la estructura clásica, con un cuerpo central rectangular flanqueado por dos torres. El conjunto de O Rial se completa con elementos arquitectónicos típicos de estos pazos gallegos, como una antigua capilla, un cruceiro, un hórreo y el palomar.
La fachada del pazo está repleta de elementos decorativos que también ayudan a realzar este carácter señorial, con almenas, balconadas, gárgolas e imponentes chimeneas dominando la panorámica. Pero sin lugar a dudas, lo más destacado son los escudos de armas que exhibe el Pazo de O Rial, uno de los más importantes el de los Mariño de Lobera. El mayor símbolo distintivo de esta familia representa a una sirena mitológica, relacionada con la famosa leyenda de la sirena de Sálvora. Tras un largo periodo de abandono, en los años 70 la casa solariega de O Rial fue vendida, acondicionada y convertida en un espléndido hotel de cuatro estrellas.
Pazo de Sobrán
Construido con las piedras del antiguo monasterio de Cálogo de Vilanova de Arousa, el origen del Pazo de Sobrán se remonta ya al siglo XV. Su fundación se le atribuye a Suero Gómez de Soutomaior, uno de los nobles hidalgos más importantes de la comarca. La estructura principal todavía conserva sus dos torres de origen medieval, que proyectan sus dependencias hacia la parte trasera, rodeando a un patio interior y formando la clásica forma de "U" tan típica de los palacetes gallegos. A la derecha del pazo se encuentra la Iglesia parroquial de San Martín, datada del siglo XII. Otra de las singularidades de Sobrán tiene que ver con su carácter defensivo y militar, que hizo reducir la riqueza ornamental del edificio en comparación a otros pazos gallegos. Esta casa solariega fue cediendo su propiedad a diferentes e importantes familias durante décadas, como los condes de Macedo o los Castelar. Sus últimos propietarios regentaron durante muchos años un restaurante en el bajo del propio pazo conocido como El Lagar, cerrado a día de hoy.