El confinamiento logró reconciliar al gallego Pablo Ozores (O Grove, 2000) con su lado más artístico y creativo. Si bien es cierto que la pintura había sido desde la infancia una de las grandes pasiones e inquietudes de este joven meco, el paso del tiempo había logrado desterrar la paleta y los pinceles a un segundo plano a la sombra de otros quehaceres personales y profesionales. "Cuando era pequeño ―rememora― me iba para el restaurante de mis abuelos y me ponía allí detrás de la barra a pintar durante los servicios (…) De niño cuando pintaba también tenía el sueño de que la gente pudiese llevar los dibujos que yo hacía en su ropa". Un anhelo, por cierto, hecho realidad, y un recuerdo que quizás, o no, sea el culpable del mantra que ahora se repite como carta de presentación en las redes sociales de este indómito artista: Testament to Art and childhood Ambitions (testamento al arte y las ambiciones de la infancia).
"A mediados del 2021 descubrí unas becas de la Unión Europea para trabajar con un empresario en un país de acogida. Pase por un proceso de aplicación en el que que enseñé todo lo que había estado haciendo, tanto en ropa como en arte, y es entonces cuando me voy a Berlín a trabajar con una diseñadora", evoca Ozores sobre una experiencia que le valió para enriquecer su universo artístico, determinar su rumbo y dar el salto definitivo a la hora de crear su propia marca: Ozo Supply, un verdadero escaparate al mundo desde su pequeño cosmos en expansión. Del lienzo a las piezas textiles para plasmar una realidad "siempre en positivo" a través de su personaje de referencia, Rabbit. "Dentro de mi universo artístico, si te fijas, siempre aparecen unas orejas de conejo (…) Los primeros dibujos que hice y compartí durante la cuarentena fueron unos conejos y quise mantener siempre esa simbología", confiesa el artista meco sobre un sello personal que acompaña el hilo narrativo de todas sus creaciones y que encuentra su origen inspiracional en el clásico de Alicia en el país de las maravillas.
Una identidad artística siempre en positivo
"Cuando volví de Berlín tenía mucho más claro el camino que quería seguir. Me di cuenta que tenía que enfocarme al cien por cien en mi pintura, en descubrir mi estilo y cuál era la esencia de mis dibujos para poder crear poco a poco mi universo artístico", reconoce Ozores. Su curiosidad e inquietud por el mundo del arte le llevó entonces a descubrir y sumergirse en las creaciones de americanos como Alec Monopoly o Daniel Arsham. "En realidad nunca he tratado de fijarme demasiado en nadie sino más bien de ver hacía donde iba mi arte y lo que a mí me salía pintar natural o intuitivamente", explica sobre una evolución innata de la que han ido surgiendo estos personajes deformados y con orejas de conejo que hoy por hoy protagonizan una fusión de escenas clásicas, contemporáneas y anárquicas en cada uno de sus cuadros. "Me gusta ir probando cosas distintas, pues así vas construyendo el estilo y la forma de hacer. Ahora por ejemplo casi todos los cuadros que estoy pintando les superpongo primero unas telas sobre el lienzo y le doy una textura de yeso para que tenga relieve".
Más allá de la propia técnica o los personajes, en los cuadros de Pablo Ozores a menudo se repite otro elemento de uso común para su inspiración: la temática de base. Cada obra del artista meco explora cuestiones como la identidad o la búsqueda de la felicidad, con situaciones que tratan de transmitir al espectador un sentimiento y mensaje positivo. "No me gusta crear sensaciones de angustia ni negativas, sino más bien que cuando alguien vea un cuadro mío le evoque un sentimiento agradable. Por eso siempre intento también usar esa paleta de colores claros y llamativos para las pinturas", afirma el artista.
De hecho, estas características tan particulares en su manera de ver y entender el mundo se extienden del mismo modo del lienzo a los textiles, e incluso otros productos, para elevar el cosmos artístico de Pablo Ozores hasta una nueva dimensión. "Me parecía muy interesante como las marcas de moda conseguían crear mucho más valor sobre el arte del que estaban creando incluso algunos artistas con sus propios cuadros. Es por eso que quería aprender cómo hacían estas marcas para promocionar sus productos, contar la historia detrás de ellos y crear ese valor". En esa línea de sincronía con la industria de la moda y las tendencias, las ediciones cápsula de sudaderas, bolsos y hasta tablas de skate pintadas a mano conforman el catálogo más revolucionario bajo el santo y seña de Ozo Supply.
Colaboraciones, proyectos y futuro
El universo artístico de Pablo Ozores es como una rueda que nunca deja de girar: el tiempo nunca se detiene y cada nuevo proyecto se convierte en el preludio de algún otro plan que está por venir. "Las cosas se han ido sucediendo, incluso diría que llegaron más a mí de lo que yo los busqué", admite. Y es que en sus comienzos, el artista meco pasó de pintar en directo en un evento de la talla de la Ocean Racen en Alicante a exponer sus cuadros en la capital europea del arte, en Paris Expo Porte de Versailles, de la mano de la Galería Gaudí. Lo que está claro es que el talento de Ozores no para de traspasar fronteras físicas e imaginarias, llegando a conquistar incluso la industria de la moda, la gastronomía e hasta el ámbito del turismo y la restauración. Sin ir más lejos, son ya varios los restaurantes con Estrella Michelín o Soletes Repsol los que lucen en sus salones alguna de sus obras más características, entre ellos Culler de Pau o DSTAgE.
Al margen de todo este bagaje profesional acumulado, uno de los últimos proyectos de Pablo Ozores podrá disfrutarse en Madrid a partir del próximo mes de abril y a lo largo de todo un mes y medio. Una fusión entre el arte y los fogones que terminará por materializarse, precisamente, en el interior del restaurante BiBo de Dani García. Una suerte de speakeasy moderno, bautizado como El Coleccionista, acogerá entre sus paredes una serie de obras del artista meco que se acompañarán de una carta de coctelería confeccionada al compás de cada lienzo. "Cada cóctel será una representación líquida de ese cuadro", desvela Ozores. "La gente podrá observar el cuadro y después, en cierto modo, también beberlo".
Ya de cara a la temporada estival, la intención de este joven emprendedor es poder abrir de nuevo las puertas de su estudio-taller en O Grove con una imagen totalmente renovada que busca mejorar la experiencia de los visitantes al espacio, al tiempo que prepara algún que otro lanzamiento en cuanto a ropa también para los meses de verano."Por ahora sigo trabajando en varios proyectos de decoración con VP Hoteles aquí en Madrid. Para mí supone todo un reto y hasta la fecha ya llevamos hecha una colección con una veintena de obras para uno de sus hoteles", reconoce el gallego sobre un futuro donde el arte, en su sentido más amplio, parece dispuesto a llevar la firma de Pablo Ozores.