A más de 1.100 metros sobre el nivel del mar, la sierra de Faro de Avión se convierte en el punto más alto de la provincia de Pontevedra. Precisamente por esta razón, el mirador del Castelo do Faro es el que ofrece las vistas más amplias del sur de Galicia, pues desde este monte de Covelo se puede ver desde la desembocadura del Miño en A Guarda hasta la comarca del Ribeiro en Ribadavia.
No obstante, recientemente se ha descubierto que el Castelo do Faro esconde mucho más que gran riqueza paisajística y natural, pues podría haber sido el espacio elegido por algunos de los primeros moradores de Galicia para construir una fortaleza. Aunque todavía no se conoce bien el yacimiento, desde hace algunos meses el Concello ha impulsado una investigación que se centra en conocer y comprender qué y quiénes pudieron haberse asentado en esta zona, a una altitud poco habitual y con fuertes corrientes de viento que convierten al Faro de Avión en una zona fría y hostil.
Un equipo de arqueólogos, liderado por el investigador José Costa, trabaja para encontrar más hallazgos que permitan arrojar luz sobre la misteriosa fortificación que se ha encontrado en el Castelo. Por el momento, las primeras hipótesis invitan a pensar que se trataba de un asentamiento defensivo, o bien de inicios de la Edad Media o de la época Romana o la Edad de Bronce, que se construyó con el objetivo de mostrar poder político.
Los investigadores explican que únicamente se han encontrado restos de edificios, por lo que la ausencia de utensilios de cerámica u otros materiales, que habitualmente sí se han encontrado en otros asentamientos, dificulta la tarea de datación. Por ello, están esperando a que un laboratorio confirme, con métodos de datación química, la etapa de construcción del yacimiento, tras lo que se continuará con las prospecciones.
"Una fortificación inusual"
José Manuel Costa es el arqueólogo que dirige las prospecciones en el Castelo do Faro, que comenzaron tras detectar "un muro de varios metros de largo construido de forma inusual". Según cuenta el investigador, "son lajas grandes de granito hincadas en el suelo, en una zona granítica y dura: está bastante claro que se hizo un gran esfuerzo por mantenerlas en pie, calzándolas y nivelándolas a lo largo de unos cien metros".
En el yacimiento, que parece una fortificación, se observaron en un primer momento estructuras cuadrangulares, "por lo que empezamos a tirar del hilo y a mapearlas, con ayuda del GPS y muy poco a poco, para saber de qué se trataba". De este modo, descubrieron una fortificación "de forma ovoide que ciñe todo el alto, no corta la pendiente ni parece artificial, sino que intenta ceñirse al alto y obtener una visión de todo el entorno, desde el Miño hasta el mar", explica Costa.
Lo curioso de la fortificación, explica el arqueólogo, "es que se trata de un muro relativamente alto pero no muy grueso", aunque lo más llamativo es que se hizo una especie de cimentación para construirla. "Las estructuras cuadrangulares que encontramos tenían la particularidad de que se acumularon piedras para que sirviesen de cimentación, a tramos regulares, cada 40 metros aproximadamente".
"Estamos abriendo camino"
El estudio de este tipo de edificación, poco habitual y casi desconocida, supondrá mucho más para la arqueología en general que para el municipio de Covelo en sí. "Tenemos varias hipótesis pero todavía no sabemos quién podría estar ahí y por qué: no parece un hábitat continuado en el tiempo y se trata de un sitio inhóspito", explica José Costa.
Añade, además, que dentro del muro no se han encontrado restos de otras edificaciones ni de utensilios: "es un espacio de casi cinco hectáreas y dentro no hay nada, no parece medieval por su tamaño no romano por su estructura", asegura. Por esta razón, han enviado muestras para datar los restos con métodos químicos, "que nos dirán cuánto hace que la piedra no recibe radiación solar, por lo que sabremos cuándo se colocaron". En ese momento, dice el investigador, "pasaremos de hipótesis a certezas".
Las teorías que se barajan, a falta de estos resultados, convergen en una época bastante concreta, aunque amplia. "Podría ser romano o de muy inicios de la Edad Media, estamos muy seguros de lo que no es pero se trata de un yacimiento ‘mudo’ y hasta que tengamos la datación no conoceremos más: es un pequeño dato que lo cambiará todo", dice Costa.
Precisamente por esta razón, el investigador cree que el estudio de Covelo "está abriendo camino" para el estudio de otros yacimientos también hallados al sur de Galicia y que, hasta el momento, han sido ‘mudos’. "Cuanto más se conocen estos sitios más se habla de ellos, por lo que dejan de ser ‘mudos’: por ahora no encaja con un campamento romano al uso, pero puede ser una excepción", que arrojará luz sobre otros estudios.
No obstante, José Costa advierte que el resultado de la datación todavía podría tardar algunos meses, por lo que están avanzando "con mucha cautela". "Cuando tengamos ese dato decidiremos si hacer una segunda fase de prospección o cómo proceder, contamos con el apoyo constante del Concello de Covelo y al tratarse de dinero público queremos ser prudentes e ir poco a poco con la investigación", reconoce.