OURENSE, 17NOV. (EUROPA PRESS) –

Mohammad Ali Hoseini, un periodista afgano refugiado en Galicia, ha pedido que "Occidente apoye la resistencia" de su país a través del no reconocimiento del gobierno talibán, un régimen de "carácter terrorista y extremista". El periodista ha protagonizado este miércoles en Ourense un desayuno organizado por el Colexio de Xornalistas, donde ha contado su historia, reflejo también de la que ha vivido su país en los últimos meses con el regreso al poder de los talibanes.

Hoseini inició su intervención pidiendo un minuto de silencio por la gente que vive en Afganistán "bajo el terror y la pobreza". "Como reportero estoy acostumbrado a contar lo que dicen otros, pero hoy voy a hablar de mí", ha dicho antes de dar paso al relato de su vida, que comienza con sus padres exiliados en Irán.

"Queríamos estudiar para construir el futuro de nuestro país aunque combatíamos la corrupción y el terrorismo", ha apuntado en un discurso ante sus compañeros de profesión en los que ha repasado los últimos años de su país antes del regreso de los talibanes. Un país que, como ha incidido, tiene su realidad marcada por la violencia, con centenares de muertos a causa de bombas en manifestaciones, mezquitas, centros educativos e incluso en hospitales materno infantiles.

Una violencia que sacudió la vida de Hoseini cuando la agencia en la que trabaja, Ava Press, sufrió un atentado suicida. El "peor día" de la vida de este profesional de la información se produjo el año 2017, cuando tres explosiones causaron 51 muertes y 90 personas heridas. "Ese día perdí a muchos de mis amigos, muchos de mis compañeros y si estuviese yo allí hoy no estaría aquí", ha aseverado.

Los terroristas, en el poder

Así, el periodista ha explicado que hablar de la violencia de su país es "la forma de dar a entender que tipo de gente gobierna". Y es que Afganistán, continúa, está hoy bajo el control "de la gente que hizo esas cosas. "Aquellos que masacraron a los afganos quieren ahora gobernar Afganistán", ha denunciado, antes de pedir a los gobiernos occidentales que no reconozcan el gobierno talibán como mejor vía para apoyar la resistencia en el país.

"Son un grupo terrorista y extremista que no acepta las leyes internacionales", ha expuesto, antes de criticar al gobierno derrocado en la revuelta de los talibanes. Un ejecutivo que, según Hoseini, "vendió al pueblo", como demuestra que los talibanes "entraron en gran parte del país sin tener resistencia".

También ha cuestionado el papel jugado por los Estados Unidos desde su invasión a comienzos de la década de los 2000. "¿Qué hicieron ocupando el país durante 15 años? Si quisiesen luchar contra los talibanes lo estarían haciendo ahora", ha apostillado.

Alerta sobre la situación de las mujeres

Además, ha descrito que la situación es "especialmente dura" para las mujeres y, en concreto, para las más pequeñas, porque los talibanes les impiden acudir al colegio. "Tras todo lo que se ha vivido en el país no se ha avanzado nada", ha lamentado.

Asimismo, ha hecho hincapié en la situación que viven los periodistas y los activistas sociales que intentan denunciar las injusticias desde Afganistán, exponiendo entre otros casos el de el reportero Taghi Daryabi, arrestado y golpeado por cubrir una protesta femenina.

"Recibo a diario mensajes de compañeros en Afganistán pidiendo ayuda para salir de allí, no puedo ayudarlos más que siendo su voz y compartiendo su mensaje con vosotros para que vosotros lo sigáis compartiendo", ha dicho antes de proclamar que "un reportero es siempre un reportero esté donde esté" y que él quiere "seguir siendo la voz de su pueblo".

Vida en Ourense

Mohammad Ali Hoseini se encuentra refugiado en Galicia gracias a un programa de Reporteros sin Fronteras. En concreto, reside en Ourense junto a parte de su familia. Aunque reconoce que su situación es "buena", lamenta vivir refugiado fuera de su país.

"Mi vida comenzó con mi padre viviendo como refugiado y ahora yo soy refugiado", ha manifestado el periodista afgano, que acude dos veces al día a clases de español, una lengua en la que confía en mejorar para "sentirse más integrado y para poder volver a trabajar".